Los peligros de la cirugía estética

Todos estamos destinados a envejecer, y la vejez de ninguna manera significa belleza, a menos que consideremos como bellas la experiencia, el conocimiento y la dulzura que una persona pueda ofrecer en la edad madura.
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Colombian plastic surgeon Lina Triana holds one ob the prothesis to be implanted to Angie Astudillo in Cali, Valle del Cauca department, Colombia, on October 24, 2013. The city of Cali has become one of the favorite destinations for men and women from different countries who seek low cost cosmetic surgery performed with professionalism and experience. AFP PHOTO / Luis ROBAYO (Photo credit should read LUIS ROBAYO/AFP/Getty Images)
Colombian plastic surgeon Lina Triana holds one ob the prothesis to be implanted to Angie Astudillo in Cali, Valle del Cauca department, Colombia, on October 24, 2013. The city of Cali has become one of the favorite destinations for men and women from different countries who seek low cost cosmetic surgery performed with professionalism and experience. AFP PHOTO / Luis ROBAYO (Photo credit should read LUIS ROBAYO/AFP/Getty Images)

La cirugía plástica moderna comenzó luego de la Segunda Guerra Mundial, a raíz de las graves quemaduras sufridas por los soldados tras accidentes aéreos. En aquel entonces, para practicarle una cirugía plástica a una persona, debía presentar un problema congénito o tener alguna deformación por accidentes, infecciones o enfermedades. Ese fue el comienzo de la cirugía plástica reconstructiva.

Pero con el tiempo empezó a ser desarrollada por otros intereses, es decir, los estéticos. Uno de los peligros más grandes es la obsesión con el atractivo del cuerpo material. Uno puede llegar a pensar que la belleza del cuerpo es lo más importante, y con tal mentalidad dar cabida a la añoranza de una apariencia física distinta a la que tenemos. Esto es lo que nutre el impresionante negocio de la cirugía estética. En realidad, los cirujanos plásticos ayudan a las personas a explotar la ignorancia, la vanidad y la ilusión de verse distintas, y acentúan la confusión y el sufrimiento de la humanidad.

Todo tipo de cirugía estética es una intervención quirúrgica innecesaria. Muchas mujeres, por ejemplo, se dejan inyectar venenos en sus caras para que sus músculos faciales se paralicen, y así no se arrugue la piel al sonreír para dar la impresión de ser jóvenes. Creen que la vejez, la cual es un proceso natural, se detendrá. Sin embargo, este tipo de inyecciones son muy peligrosas, son sustancias extrañas para el cuerpo y tienen efectos secundarios negativos.

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Cirugías cosméticas que salieron mal

Muchas mujeres se hacen implantes de silicona en el busto para adquirir una apariencia que encaje en el concepto actual de belleza. La silicona causa cáncer, pues tales implantes son interpretados por el organismo como una cosa ajena y extraña. Con el tiempo deberán ser extraídos.

Los hombres que participan de ciertas actividades como las deportivas, suelen consumir esteroides para aumentar su masa muscular o su rendimiento, y causan una alteración hormonal en el organismo. El doping no es más que un producto de la ilusión de creer que se puede controlar el cuerpo y disfrutar de él ilimitadamente.

Cualquier tipo de cirugía trae riesgos, ya que los pacientes difieren en su anatomía y capacidad para mejorar. Son comunes las complicaciones al momento de la cirugía, así como las infecciones, las hemorragias, los problemas con la anestesia, entre otros. Pero algunos cirujanos ni siquiera dan a conocer esto.

Es un hecho que los riesgos pueden aumentar si el paciente fuma, si tiene daños en el tejido conectivo o en la piel (producidos por la radioterapia), si presenta mala circulación en la zona de la cirugía, si ha adquirido VIH, si tiene un sistema inmunológico deteriorado o si no está bien nutrido.

Hombres y mujeres creen erradamente que su verdadera naturaleza es la corporal y olvidan que la mayor belleza es la interior. Todos estamos destinados a envejecer, y la vejez de ninguna manera significa belleza, a menos que consideremos como bellas la experiencia, el conocimiento y la dulzura que una persona pueda ofrecer en la edad madura.

La realidad es que no debemos dar tanta importancia a la apariencia del cuerpo material, no somos ni blancos ni negros, ni jóvenes ni viejos, tampoco hombres ni mujeres: somos almas eternas. Sin embargo, en nuestro papel de seres humanos, debemos entender que la vida es un hermoso regalo que Dios nos dio para que evolucione la conciencia.

La cirugía estética aumenta la insatisfacción ante la vida, pues no complace realmente al alma. Seremos felices cuando logremos avanzar espiritualmente, y más aún cuando estemos en capacidad de conocer a Dios y de llegar a sentir Su amor universal, que nos une a todos los habitantes del planeta. Este mismo amor lo podemos compartir incluso en la enfermedad o en la vejez. Se trata de algo muy importante: es una bendición divina el utilizar la vida, el cuerpo, la mente y la inteligencia para el bien de los demás y así experimentar la perfección del alma, que se encuentra en el ámbito del amor puro y sin condición.

Es vital que las personas vean que la felicidad no se logra tras la explotación del cuerpo. La felicidad se encuentra en el servicio amoroso, que se realiza desinteresadamente, hacia todos los seres. Esa es la invitación que nos hacen las Escrituras Sagradas de la humanidad, en especial los Vedas. Si practicamos una vida consagrada a la voluntad de Dios, tendremos suficiente alegría para vivir, sin importar si nuestro físico es o no el más atractivo para quienes sólo se fijan en el cuerpo.

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