Para triunfar en la vida

En algunos momentos nos preguntamos: ¿qué podemos hacer para ser exitosos, para triunfar en la vida? Muchos suponen que el triunfo se encuentra en los logros materiales y buscan entonces la manera de conseguir un buen trabajo, un esposo guapo o una esposa bella, y demás bienes que les puedan facilitar las cosas en este mundo.
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En algunos momentos nos preguntamos: ¿qué podemos hacer para ser exitosos, para triunfar en la vida? Muchos suponen que el triunfo se encuentra en los logros materiales y buscan entonces la manera de conseguir un buen trabajo, un esposo guapo o una esposa bella, y demás bienes que les puedan facilitar las cosas en este mundo. También hay quienes se mentalizan para triunfar por las buenas o por las malas, y cuando no les salen las cosas, recurren a un brujo que les diga qué hacer, o depositan su fe en sortilegios para atrapar lo deseado.

El triunfo no se alcanza con el dinero. Y aunque no hay nada de malo en conseguir fortuna, a veces la experiencia de la pobreza puede ser productiva, pues hace recapacitar a las personas para no volver a cometer ciertos errores.

También hay personas que consideran la belleza como una señal de triunfo. Si esto fuera cierto, entonces la gente bella no estaría propensa a caer en profundos vacíos existenciales, y al mismo tiempo no existirían individuos que son estandartes de la sociedad, pero no "gozan" de un lindo rostro.

Ahora bien, el triunfo de la vida tampoco se consigue con los títulos universitarios. Cuánta gente ha obtenido su título con esfuerzo y se frustra porque tuvo que dedicarse a algo que no le llena o que no esperaba. ¿Será que el poder sí es una señal de triunfo? No. Nada de esto es suficiente.

Así como el triunfo personal es natural que anhelemos lo mejor para los nuestros (nos preocupamos cuando se enferman, por ejemplo), pero no conocemos los valores que debemos cultivar para ayudarlos sustancialmente. Por extraño que parezca, los seres humanos somos expertos en buscar los triunfos y el bienestar sin la verdad, en la mentira, en el engaño, en la promiscuidad y a costa del sufrimiento de otros. Este proceder sólo nos depara el fracaso: lo que uno siembra es lo que cosecha, reza la Escritura cristiana.

El valor más importante que debemos tener para triunfar en la vida es la noción de que la verdad y el amor no pueden estar separados. No hay mayor triunfo que convertirse en una persona veraz y amorosa, pues la verdad sin amor es pura especulación, y el amor sin la verdad es sentimentalismo o lujuria.

Para entender correctamente cómo se vinculan la verdad y el amor, se requiere la misericordia de la pareja divina, Radha y Krishna: el amor y la verdad en su máxima expresión. Su unión y entrega nos enseñan que debemos ser bienquerientes incondicionales de todas las entidades vivientes, pues hacen parte de la verdad absoluta, de Dios. En realidad todo hace parte de Dios: cada minuto, cada planeta, cada átomo del aire, cada pensamiento. En esto consiste el amor universal, en servir a la Creación. Esta verdad es demasiado grande para ser ignorada.

La conjunción de la verdad y el amor es lo que realmente reclama nuestro corazón. No se puede triunfar sin esto. El amor es la condición, el ingrediente básico y fundamental para cualquier unión productiva, pura y bondadosa. Amar es servir, preocuparse, atender, sacrificarse y proteger al otro.

El amor es el triunfo que debe ser alcanzado por toda entidad viviente. En ocasiones hasta tenemos que pasar por adversidades para darnos cuenta de que el amor lo es todo y que sin éste no podemos vivir. El sentimiento de amor adquiere consistencia y se vuelve trascendental cuando nos esforzamos en convertirnos en instrumentos de Dios, cuyo amor por nosotros es ilimitado. Dios enseña la calidad del amor genuino y en esa medida dicha verdad debe nutrir los sentimientos.

Fuimos creados por el amor de Dios y por eso debemos ser instrumentos de la divinidad para distribuir su amor y bondad a los demás. Este servicio garantizará nuestro triunfo, así nos asalte la enfermedad, la vejez o la muerte. Todos somos partes y porciones de la verdad absoluta, y como el Señor Supremo es el más amoroso, todos necesitamos este afecto que el Señor ofrece generosamente. En cambio, si pisoteamos los derechos de los demás con maltratos o abusos, así sea en nombre del amor, vendrán a nosotros lecciones ejemplarizantes.

Como hemos visto, el triunfo es algo muy elevado que depende de la formación de la conciencia y la acción, al amparo del amor y la verdad. Se triunfa en la vida cuando triunfa el amor universal, es decir, cuando nos sacrificamos por los demás. Dar el corazón, la vida y el alma para que los demás puedan estar más cerca del amor de Dios, es la meta.

Uno de los grandes errores de los seres humanos es sustituir el amor a Dios por el amor a la esposa, los hijos o alguien más. Y peor aún es tratar de apropiarse del amor de los demás, diciendo por ejemplo: "tu amor me pertenece; tú eres mi esposa, tú eres mi hijo; si tú no haces todo lo que yo digo, te despojaré de mis bendiciones", etc. Esta grave equivocación nos impide ser amorosos y nos quita el derecho a ser amados realmente. Quien asume la posición divina daña a los demás.

Nadie puede entregar tanto amor como Dios. La tarea consiste entonces en buscar la manera de poner a Dios en el centro de nuestras vidas y aprender a vivir en su amor. Esto es lo que tanto anhelamos. El triunfo de la vida y del amor empieza cuando nos refugiamos de todo corazón bajo la protección de un maestro espiritual para acoger sus instrucciones y realizar actividades con la asociación de devotos interesados en servir a Dios y a todos.

Deseo que tú, mi lector, te realices en la vida, y que dicho triunfo te acompañe siempre. Que el triunfo, la alegría y el amor estén contigo. Verás que Krishna está en el corazón de todos y que espera a que tú te vuelvas amoroso y veraz. Canta por favor:

Hare Krishna Hare Krishna
Krishna Krishna Hare Hare
Hare Rama Hare Rama
Rama Rama Hare Hare

(¡Oh mi Señor! Déjame ser un instrumento de tu amor)

Pacto Mundial Consciente
Swami BA Paramadvaiti

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