No somos este cuerpo

El cuerpo es el conjunto de órganos, huesos y fluidos cubierto de piel y dentro del cual se encuentra usted, el Alma. El cuerpo no es su verdadera identidad, más aún si tenemos en cuenta que ahora se pueden conseguir reemplazos para casi todas las partes del cuerpo humano, incluido el corazón. Entonces, ¿qué le hace pensar que usted es el cuerpo, o los tejidos del cerebro o cualquier otra parte del cuerpo? ¿Qué es lo que realmente somos?
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"Así como una persona se pone ropa nueva, desechando la vieja, de la misma manera, el alma acepta nuevos cuerpos materiales, desechando los viejos e inservibles": Bhagavad Gita 2.22

El cuerpo es el conjunto de órganos, huesos y fluidos cubierto de piel y dentro del cual se encuentra usted, el Alma. El cuerpo no es su verdadera identidad, más aún si tenemos en cuenta que ahora se pueden conseguir reemplazos para casi todas las partes del cuerpo humano, incluido el corazón. Entonces, ¿qué le hace pensar que usted es el cuerpo, o los tejidos del cerebro o cualquier otra parte del cuerpo? ¿Qué es lo que realmente somos?

Tenemos que concluir y aceptar que más allá del cuerpo existe la conciencia o yiva que es el Alma eterna y que es parte o porción de nuestro Padre Eterno. Esa Conciencia individual es nuestro tesoro y es nuestra conexión con Él; porque sólo a través de la Conciencia podemos comunicarnos con Él.

Usted es el ocupante de este cuerpo de carne y huesos cubierto con piel que se conecta con el exterior a través de varios huecos: dos para ver, dos para escuchar, dos más para respirar, uno multiuso para hablar y comer; también otro multiuso que es el genital y otro que es para eliminar desechos. Por eso este cuerpo también es llamado la ciudad de las nueve puertas, sin las cuales no tendría comunicación con el exterior. Nosotros, las almas espirituales que damos vida a estos cuerpos, somos eternas, y a través de estos huecos podemos aprender cómo salir de este mundo material, de este condicionamiento.

El cuerpo y el alma no están siempre juntos, la prueba es que tarde o temprano todos tenemos que salir de este cuerpo, nadie puede quedarse para siempre dentro de él.

Necesitamos aprovechar este conocimiento para comprender que nuestro cuerpo no es nuestro propio yo, y para entenderlo mejor necesitamos de un Maestro Espiritual y de las Sagradas Escrituras. Sólo a través de ellos podemos descubrir nuestra Identidad Espiritual, que se haya más allá del cuerpo material burdo hecho de carne y huesos; y también más allá del cuerpo material sutil compuesto de mente, inteligencia y ego falso, a menudo confundido con nuestra verdadera identidad.

Cuando una persona muere el alma viaja a través de la Conciencia llevando consigo toda la información guardada, todos los recuerdos y el karma (reacciones) que generó; por esa razón nos quedan recuerdos de las vidas pasadas, por ejemplo, algunos paisajes en nuestra subconciencia provienen de nuestra vida pasada.

Así, para avanzar espiritualmente debemos entender que somos almas dependientes de Dios, que por naturaleza somos amantes de la Verdad. Todo desvío en este sendero no puede ser de nuestro interés, estamos endeudados con la Verdad, somos por naturaleza adoradores de la Verdad y esa es la forma correcta de vivir.

Una vez que descubramos nuestra identidad eterna, necesitaremos poner en práctica toda esta enseñanza para que cuando llegue el momento de abandonar este cuerpo, cuando llegue el momento de la muerte, podamos aceptarlo con madurez espiritual. Esto es: dispuestos a aceptar la Voluntad Divina, dispuestos a entregar el cuerpo y así recuperar en nuestra existencia la relación eterna que tenemos con Dios, servirlo y servir a todas las personas que nos rodean. Esto es lo único que realmente vale la pena.

En el momento de la muerte el alma pasa a otro cuerpo material junto con sus identificaciones mentales e intelectuales. El individuo adquiere diferentes tipos de cuerpo, pero el alma es la misma.

Por ejemplo: al crecer, el niño se vuelve un muchacho, el muchacho se vuelve un joven, el joven se vuelve un adulto y el adulto se vuelve un anciano. Durante todo ese tiempo, aunque su cuerpo de niño se está transformando en el de anciano, él siente que es la misma persona, con la misma identidad. El cuerpo está cambiando, pero el ocupante del cuerpo, el alma, es la misma. Así que, por lógica, deberíamos concluir que cuando muera nuestro cuerpo actual, recibiremos otro. A todo esto se le llama Transmigración del Alma.
Pacto Mundial Consciente
Swami BA Paramadvaiti

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