La esperanza de Preston Gómez

Pedrito Gómez fue para el mundo beisbolero "Preston Gómez". Como pelotero adoptó el nombre del central azucarero en la Bahía de Nipe que lo vio nacer. Jugó en las ligas mayores como torpedero con solo 21 años para los Senadores de Washington
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Pedro Gómez fue siempre para mi familia "Pedrito". De niño cuando pase varias vacaciones en Guaro, Oriente, mi tía-abuela "Chicha" me llevaba a Preston, también llamado central Guatemala a ver al padre de "Pedrito", el viejo Pedro, quien fue el esposo de Elia, su prima. Chicha había pasado un año con Elia en Oriente, para ayudarla con sus cinco hijos al nacer el menor, Rafael. De regreso a Guaro, a la casa del tío Evis, hermano de Elia, escuchaba otra conversación sobre los éxitos de Pedrito en el beisbol estadounidense.

Pedrito Gómez fue para el mundo beisbolero "Preston Gómez". Como pelotero adoptó el nombre del central azucarero en la Bahía de Nipe que lo vio nacer. Jugó en las ligas mayores como torpedero con solo 21 años para los Senadores de Washington, y después en las menores para retornar como coach de tercera y manager en las grandes Ligas. Sin tener un record brillante como manager (Con los Astros, los Padres, y los Cachorros), Preston Gómez ganó como coach cuatro títulos en series mundiales, con los Dodgers. Desde 1981, sirvió como ejecutivo y coach para los Angels, donde trabajo hasta morir con 85 años en 2009.

Tony Reagins, manager general de los Angels, lo llamó "uno de los grandes embajadores del beisbol". Como cubano que hizo su vida en EE.UU, Gómez apoyo siempre los contactos deportivos entre los dos pueblos, particularmente los beisboleros. Me consta su sueño de ver regresar a los cubanos de la isla a las Grandes ligas, sin restricciones de Cuba ni de EE.UU. Ya desde la Administración del Presidente Gerald Ford, Gómez participó en varias gestiones para abrir los contactos beisboleros con Cuba.

En Diciembre de 1974, Bowie Kuhn, entonces comisionado estadounidense de beisbol, discutió con Henry Kissinger la posibilidad de celebrar varios juegos entre equipos profesionales y la selección nacional de Cuba, "al estilo de lo que pasaba con la diplomacia del ping pong con China". Unos días más tarde, Preston Gómez, entonces manager de los Astros de Texas viajó a Cuba, "donde es una especie de héroe deportivo"-escribía Kuhn- para explorar la actitud cubana. Gómez recibió una respuesta afirmativa del presidente del Instituto Nacional de deportes (INDER) Jorge García Bango. Para entonces, el hermano menor de Preston, Rafael, sufría prisión por su oposición armada al gobierno de Fidel Castro. Preston que hacia gestiones por su libertad, no permitió que su dolor familiar le impidiera contribuir al acercamiento entre sus dos patrias mediante el beisbol.

A continuación del viaje de Gómez a la Habana a finales de 1974, se produjo en México un encuentro entre Kuhn y el vicepresidente del INDER Fabio Ruiz Vinajeras. En el encuentro la delegación cubana expresó interés en buscar formas de participación en las grandes ligas pues "aunque Cuba se había organizado para mantener su talento, su desarrollo se había limitado por la separación". Kuhn reportó su encuentro al Secretario de Estado adjunto para asuntos hemisféricos William Rogers. Rogers discutió la propuesta con Larry Eagleburger, una de las leyendas diplomáticas en Washington, quien llegara luego a Secretario de Estado, famoso por predecir el fracaso de la invasión de Bahía de Cochinos desde su mismo primer día y sin saber que la había organizado la CIA. El ser un joven analista diplomático en 1961, con claras tendencias republicanas, no le impidió ver que "Fidel Castro era inmensamente popular y tendría el discurso nacionalista de su parte".

Rogers y Eagleburger recomendaron a Kissinger que de producirse el juego en marzo de 1975, el presidente Ford formulara una declaración programática estableciendo que "el deporte es diferente de la política", y que EE.UU se regocija de que los cubanos puedan ver el mejor beisbol del mundo, refiriéndose obviamente a las grandes ligas. El Secretario de Estado Kissinger no aprobó el juego "en este momento" pero pidió conocer los argumentos a favor del mismo.

El 19 de Febrero de 1975, Rogers y Eagleburger adujeron que el inicio de un espacio de interacción beisbolera serviría a los intereses de EE.UU al mostrar una postura sensible ante los intercambios con Cuba, con impactos positivos en las relaciones con América Latina, la población norteamericana y el pueblo cubano. En su estimación, un equipo estadounidense de estrellas de las grandes ligas saldría como favorito en una serie de juegos contra los cubanos.

El 24 de febrero de 1975, Rogers reportó a Kissinger su conversación con Bowie Kuhn y el entendimiento del comisionado beisbolero a la posición de Kissinger contra el juego "en ese momento". Terminaba así la primera gestión de Preston Gómez, que no cejó en su empeño reconciliador y junto al comisionado Kuhn continuaron gestiones para alentar el soñado juego, particularmente después que el primer ministro Fidel Castro hiciera una invitación pública a celebrar los juegos de exhibición. Para facilitar la comprensión de las autoridades cubanas, Gómez explicó a funcionarios del INDER que Kuhn seguía interesado en los juegos, y que si no se progresaba mas era por posturas políticas, mas allá del beisbol, ajenas a su voluntad. El vicepresidente del INDER Ruiz Vinajeras escribió a Kuhn agradeciendo sus gestiones.

Otras gestiones ocurrirían mas tarde a favor de encuentros de beisbol entre Cuba y EE.UU. Durante el gobierno del presidente James Carter comenzaron los topes bilaterales, y aunque nunca se dieron los topes con una selección de estrellas de las grandes ligas, Cuba celebró par de juegos con el equipo "los Orioles" de Baltimore.

Si una arena parece propicia hoy para pasos normalizadores entre los pueblos de Cuba y EE.UU es el beisbol. La disposición de Cuba a participar en la serie del Caribe, de beisbol profesional, es un paso aperturista positivo hacia la normalización de su participación internacional. Con la reforma migratoria ha empezado el retorno a la isla de atletas, no solo del beisbol, que fueron castigados con el destierro por haber abandonado los equipos nacionales cubanos en competencias en el exterior. Es sintomático que en la Florida, por iniciativa de sectores dentro de la propia comunidad cubano-americana se está celebrando dos juegos por el 50 aniversario de la creación del equipo Industriales, el team beisbolero insignia de la capital cubana en el deporte post-revolucionario. En la celebración se ha visto ya imágenes de abrazo fraternal entre los veteranos de ese equipo que viven en Cuba y aquellos que optaron por probar suerte en el beisbol estadounidense.

El congresista José Serrano, Demócrata por el Bronx, donde está enclavado el estadio de los Yankees ha escrito una propuesta de ley de la diplomacia beisbolera. Siguiendo la recomendación de Rogers y Eagleburger a Kissinger, Serrano propone separar la política de hostilidad del beisbol, que es la pasión nacional de Cuba y los EE.UU. Según la propuesta de Serrano, los peloteros cubanos podrían jugar en grandes ligas sin perder su residencia en la isla ni el derecho a repatriar sus ganancias. Otra variante seria que el presidente Obama usando sus prerrogativas para crear licencias dentro de la ley Helms-Burton cree otra excepción a la aplicación de una política condenada por ilegal, inmoral y contraproducente. Si el gobierno comunista impone barreras a la realización individual de los jugadores, que arrastre con esa responsabilidad. EE.UU. debe comportarse con la dignidad del país donde se juega el mejor beisbol del mundo.

La normalización de los vínculos beisboleros entre Cuba y EE.UU es posible. En una de sus últimas entrevistas al Chicago Sun-Times en 1999, Preston Gómez declaró: "Tengo la esperanza antes de morirme de que se pueda viajar con normalidad entre Cuba y EE.UU". Lamentablemente no pudo ser pero esa esperanza, la de Preston "Pedrito" Gómez, un cubano-americano que desde el inicio optó por la reconciliación y el contacto, la del congresista Serrano, la de los miles de compatriotas que le han dado la bienvenida en Cuba a los peloteros desterrados que regresan a su patria gracias a la reforma migratoria, y a los industrialistas veteranos en Miami y Tampa, está superviva.

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