Primera de dos partes.
Es conocido por considerarse la "Suiza de América" y por insignes personajes como los Premio Nobel de Literatura, Gabriela Mistral y Pablo Neruda, la Miss Universo Cecilia Bolocco, el futbolista Iván Zamorano y por un héroe salvador y villano asesino, a la vez, como es el fallecido ex dictador, Augusto Pinochet.
Hoy Chile atraviesa, quizás, una de las coyunturas más importantes de su historia republicana y contemporánea, desde la vuelta a la democracia en 1990 y el golpe militar de 1973 que sacó del gobierno a los socialistas "intrínsecamente antipatria y parásitos que profitan chupando la sangre ajena", como los definió alguna vez el conocido sacerdote, Raúl Hasbún.
En dos semanas, Chile se juega su futuro, desarrollo, progreso, prosperidad y el tan cacareado futuro mejor para los que vienen atrás en las generaciones, o sea los niños ariqueños, santiaguinos, puertomontinos, puntarenenses, pascuenses y, también los olvidados y, peor aún, maltratados y perseguidos mapuches.
Desde que recuperara su normalidad institucional, han pasado cuatro gobiernos sucesivos de la Concertación (conglomerado de partidos políticos cuyas banderas iban desde los socialdemócratas, hasta los socialistas, pasando por radicales y afines): Aylwin, 1990-1994, Frei, 1996-2000, Lagos, 2000-2006 y Bachelet, 2006-2010 y va terminando uno de la derecha: Sebastián Piñera y los dos partidos que lo apoyan, Renovación Nacional y UDI: 2010-2014.
Chile decidirá el 17 de noviembre entre continuar avanzando o volver al pasado reciente. Pero como dicen en ese país, el período de propaganda electoral está "fome" o aburrido. No hay mayores sorpresas. La candidata izquierdista, Michelle Bachelet quiere recuperar el poder, tras su desastroso paso por su presidencia.
Sin embargo, la Concertación, ahora autodenominada Nueva Mayoría y rebautizada como la "Nueva Pillería" por la candidata Roxana Miranda, vocifera a medio mundo lo que llama el "mal" gobierno del para nada simpático Piñera, cuya medición de popularidad lo tiene, casi increíblemente, con una evaluación de regular para abajo.
Puede pasar por un fenómeno raro, pero para todo es inexplicable. Aunque los políticos no lo digan, esto solamente confirma que la masa manipulada, engañada y comprada con productos de márquetin político, como es el caso de Bachelet, cae redondita ante las presuntas bondades de una política que ya demostró su inoperancia como jefa de una nación.
Al parecer y solo eso, la ex Presidenta está corriendo sola. La última encuesta, en este caso del Centro de Estudios Públicos (CEP), señala que va ganando en un 47% en contra de Matthei (candidata del gobierno) 13%, Parisi (el nuevo outsider) 9% y Marco Enríquez-Ominami (el outosider de las elecciones anteriores) 6%. Lo que no se considera es que Chile afronta sus primeras elecciones presidenciales con voto voluntario y los especialistas no son partidarios en definir antes a los ganadores. Es difícil. La torta se puede voltear.
Si nos ceñimos en lo que prefiere la gente, entonces no está tomando en cuenta para nada los aciertos del gobierno de Piñera: el aumento en las exportaciones, nuevos acuerdos de liberalización comercial con Turquía, Malasia, Nicaragua, creación de la Alianza del Pacífico, un acuerdo de integración comercial y económica con Perú, México y Colombia que pronto incluirá a nuevos países miembros.
El actual Primer Mandatario terminará su período con 6% o más de crecimiento económico, convirtiéndose en el país con mayor expansión anual de la OCDE. El desempleo bajó al 5,8%, cayendo desde el 9% de su antecesora y sobre todo la creación de más de 800 mil nuevos empleos.
Los salarios aumentaron un 10% en términos reales, el tamaño de la clase media se ha ensanchado y la pobreza ha caído a mínimos históricos, tanto en porcentajes absolutos como en la medición específica de "extrema pobreza". La temida inflación no ha sido problema y, mejor aún, se ha mantenido moderada y la deuda pública ha caído por debajo del 12% del PIB.
Piñera ha gobernado el país con mano firme en materia económica y financiera, pero ha caído muchas veces ante la presión y agresividad de la Concertación, sobre todo en materias del cual la derecha tiene mínimas posibilidades de gritar y menos de ganar, como son los Derechos Humanos.
Hay techo de vidrio, sobre todo por más de algún personero actual que tuvo activa participación en el Gobierno Militar. Con ello no quiere decir que los socialistas, comunistas, demócratas cristianos, radicales y demases´etc., tengan las manos limpias. No. Igualmente hay responsabilidades. Lo que pasa es que la balanza se inclina hacia los de RN y UDI. Es problema de porcentajes, pero ambas tiendas políticas cuentan en su haber varios fallecidos en su cementerio, ya sea por acción inacción u omisión.
El 17 de noviembre, en Chile, se enfrentan dos legados: el de Michele Bachelet con una mediocre a pésima gestión y con dos hechos sangrientos en cuenta: muerte de dos mapuches a manos de agentes del estado durante los años 2008 y 2009 y 172 ciudadanos durante el tsnuami del 27 de febrero del 2010 y Sebastián Piñera, sin fallecidos en su haber, con un efectivo gobierno, pero con una baja popularidad.
Pero cuidado con las cartas bajo la manga. Los jóvenes pueden decir otra cosa.