Chile Perú en La Haya: El cholito resentido vs el matón del barrio (II)

Era inevitable llevar el caso a instancias de justicia internacionales La otra alternativa era agarrarse a balazos. En un mundo globalizado como es el de ahora y donde Perú y Chile tienen millonarios negocios que les dejan pingües ganancias, jugar a la guerrita iba a ser desastrozo.
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A woman, donning a heart-shaped sticker with a map of Peru on her cheek, attends a ceremony in front of government palace celebrating the World Court decision on the Peru-Chile maritime border, in Lima, Peru, Monday, Jan. 27, 2014. The United Nations' highest court set a maritime boundary between Chile and Peru on Monday, granting the latter a bigger piece of the Pacific Ocean but keeping rich coastal fishing grounds in Chilean hands. (AP Photo/Martin Mejia)
A woman, donning a heart-shaped sticker with a map of Peru on her cheek, attends a ceremony in front of government palace celebrating the World Court decision on the Peru-Chile maritime border, in Lima, Peru, Monday, Jan. 27, 2014. The United Nations' highest court set a maritime boundary between Chile and Peru on Monday, granting the latter a bigger piece of the Pacific Ocean but keeping rich coastal fishing grounds in Chilean hands. (AP Photo/Martin Mejia)

Segunda parte. Esta es la primera.

Era inevitable llevar el caso a instancias de justicia internacionales La otra alternativa era agarrarse a balazos. En un mundo globalizado como es el de ahora y donde Perú y Chile tienen millonarios negocios que les dejan pingües ganancias, jugar a la guerrita iba a ser desastrozo.

Esta historia tiene larga data. A través de los canales diplomáticos correspondientes, Perú le solicitó a Chile, una y mil veces, desde 1985, solucionar el desaguizado. Sabiéndose fuerte y todopoderoso, echó al tacho de la basura los pedidos de la cancillería de Torre Tagle.

Eran otros tiempos. 30 años atrás. Dicen algunas lenguas que, Perú, al saberse inferior en armas y queriendo recuperar, aunque sea en mínima parte, el mar que tanto le costó a su héroe más preclaro, como es Miguel Grau Seminario, puso en acción una estrategia diplomática que surgió de una conversación de café entre algunos intelectuales.

Sea como fuese, al final, los del Rímac construyeron un caso. Todo se inicia en 1982. Perú con otras naciones (también Chile), suscribió la III Conferencia sobre Derechos del Mar, realizada en Jamaica, mediante la cual se reconoce la zona económica exclusiva de las naciones hasta las 200 millas marítimas.

Los apuntes históricos validados por diversas fuentes y que aquí resumimos señalan que la delegación peruana fue encabezada por el embajador Max Arias-Schreiber Pezet. Uno de sus asesores era Juan Miguel Bákula, casi el nuevo héroe para los peruanos.

Uno de los artículos del documento final de este evento diplomático precisa que la delimitación marítima de los estados o países que tengan costas adyacentes o situadas frente a frente se realizará por acuerdo entre éstos sobre la base del derecho internacional.

TORRE TAGLE
La declaración, igualmente, sostiene que la delimitación puede estar sujeta a las consideraciones de los acuerdos que, previamente, los dos países hayan suscrito. Chile ratificó su posición que los acuerdos pesqueros de los '50 son tratados limítrofes y firmó el convenio el 25 de agosto de 1997, mientras que Ecuador hizo lo propio el 22 de julio de 2012. El Perú todavía no lo ha suscrito.

En 1985 y tras considerar que a la fecha no existe un acuerdo de delimitación marítima, el entonces canciller Allan Wagner manifiesta la necesidad de que Perú y Chile inicien negociaciones. Para tal efecto, se acuerda y escoge a Bákula Patiño que a la sazón era embajador en Chile.

El 23 de mayo de 1986, este diplomático fue recibido por su par, Jaime del Valle, a quien le señaló la posición peruana. El chileno solicitó formalmente que tal pedido lo haga por escrito a través de un memorándum. Este hecho es clave e histórico. Chile había pisado el palito y comenzaba la batalla legal.

Lo que pasó después fue una larga espera, sin preocupaciones mayores en la parte chilena, mientras que en la peruana un destacado equipo de juristas nacionales e internacionales cocinaba la voluminosa presentación ante La Haya.

Pasó el desastroso gobierno de Alan García Pérez y llegó la otra perla del "Chino", Alberto Fujimori, quien no prestó mucha atención que digamos al caso.

El 2000 el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile publicó una carta de navegación de nombre 'Rada y Puerto de Arica'. Pintaba el trazo de una línea base marítima a partir del Hito N° 1, señalando a éste como el límite. El documento fue enviado a las Naciones Unidas y reproducido por la División de Asuntos Oceánicos.

El 20 de octubre del 2000, el canciller Fernando de Trazegnies, se quejó. Nuevamente dejó en claro que no existían tratados de delimitación marítima. El 22 de noviembre, cuando asumía de manera transitoria el presidente, Valentín Paniagua Corazao, Chile contestó diciendo majaderamente que "todo se había hecho conforme al derecho internacional y en estricto respeto a los acuerdos suscritos con el Perú, anteriormente".

EL EFECTO BÁKULA
El nuevo canciller era el exsecretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuellar, quien respondió a Palacio de La Moneda, precisando no compartir la posición chilena, al tiempo de recordar el "Memorándum Bákula'.

En diciembre del mismo año, el Perú le presenta al secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, una declaración en la que aclara que no ha celebrado ni reconoce algún tipo de acuerdo de delimitación marítima, al tiempo que expresa su disconformidad con el documento que Chile presentó en septiembre del 2000.

Cuatro años después. 19 de julio del 2004. El canciller Manuel Rodríguez Cuadros envia una nota al Gobierno de Chile. Señalaba la intención de dialogar pacíficamente y daba un plazo de 60 días para la contestación.

El 10 de septiembre, el embajador de Perú en Santiago, Juan Antonio Meier recibía respuesta de la canciller chilena Soledad Alvear: "No hay negociaciones porque los límites marítimos ya habían sido fijados en "tratados" de 1952 y 1954". Chile confundía, una vez más, convenios pesqueros con tratados limítrofes.

El gobierno peruano de Alejandro Toledo emitió un comunicado diplomático en el que hacía alusión a la negativa chilena y anunciaba que "se había agotado la posibilidad de la búsqueda de una solución a través de negociaciones directas y que, por lo tanto, se recurriá a los medios de solución pacífica de controversias, previstos en el derecho internacional".

Ese día los dos taimados países iniciaron su caminata a la Corte Internacional de Justicia.

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