Aprobemos la ley DREAM por nuestra economía

Cuando inmigré a Florida a los 10 años, fueron los estudiantes inmigrantes que me dieron la bienvenida y se hicieron mis amigos en la escuela South Seminole. Carlos, Isabel, y algunos otros tomaron clases de inglés como segundo idioma conmigo, mientras que otros cuyas familias habían inmigrado años antes y ya estaban en camino a la fluidez nos mostraron las normas apropiadas en la cafetería, enseñándonos a ordenar "papas fritas" por ejemplo. Años más tarde, algunos de estos amigos míos se enteraron que eran parte de los aproximadamente 151,000 jóvenes residentes de Florida que carecen de estatus legal-- pero no de un sueño.
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MIAMI - MARCH 12: A sign with the words, ' We have dreams too!', lays on a chair after a press conference to announce The American Dream Act March 12, 2007 at Florida International University in Miami, Florida. The bill, if passed in the United States Congress, would allow for undocumented immigrant students to obtain in-state tuition as well as permit those students, along with those serving in the military, to obtain a green card and legally remain in the United States. (Photo by Joe Raedle/Getty Images)
MIAMI - MARCH 12: A sign with the words, ' We have dreams too!', lays on a chair after a press conference to announce The American Dream Act March 12, 2007 at Florida International University in Miami, Florida. The bill, if passed in the United States Congress, would allow for undocumented immigrant students to obtain in-state tuition as well as permit those students, along with those serving in the military, to obtain a green card and legally remain in the United States. (Photo by Joe Raedle/Getty Images)

dream act

Cuando inmigré a Florida a los 10 años, fueron los estudiantes inmigrantes que me dieron la bienvenida y se hicieron mis amigos en la escuela South Seminole. Carlos, Isabel, y algunos otros tomaron clases de inglés como segundo idioma conmigo, mientras que otros cuyas familias habían inmigrado años antes y ya estaban en camino a la fluidez nos mostraron las normas apropiadas en la cafetería, enseñándonos a ordenar "papas fritas" por ejemplo. Años más tarde, algunos de estos amigos míos se enteraron que eran parte de los aproximadamente 151,000 jóvenes residentes de Florida que carecen de estatus legal-- pero no de un sueño.

Esta población comenzó a llamarse a sí mismos DREAMers en el año 2001, cuando el DREAM Act, un proyecto de ley que proporcionaría una vía para el estatus legal permanente para aproximadamente 2,1 millones de jóvenes indocumentados que actualmente viven en Estados Unidos, fue presentado por primera vez en el Congreso. Desde entonces, mis valientes compañeros han luchado por la oportunidad de ir a la universidad y de que se les paguen salarios justos por un día de trabajo honesto.

Estuvieron muy cerca de ganar esa oportunidad en diciembre de 2010, cuando el DREAM Act fue aprobado en la Cámara, pero su sueño se derrumbo cuando los senadores republicanos obstruyeron el Acta días después.

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Hemos sabido desde el principio que la habilidad para Carlos, Isabel, y los 2,1 millones de jóvenes indocumentados de alcanzar su máximo potencial en la fuerza laboral sería beneficiosa para la economía. Pero hoy sabemos cuan grande sería el impulso a la economía si el DREAM Act fuese promulgado.

Para la nación entera, la aprobación del Acta DREAM aumentaría $ 329 millones a la economía para el 2030, crearía 1,4 millones de nuevos puestos de trabajo, y generaría por lo menos $ 10,2 mil millones en ingresos para el gobierno federal.

La concesión de estatus migratorio legal a este grupo de jóvenes - muchos de los cuales han crecido en Estados Unidos y están dispuestos a construir su propio sueño americano - reforzaría nuestra economía de dos maneras.

En primer lugar, el DREAM Act proporcionaría un fuerte incentivo para que puedan continuar su educación ya que exige a los solicitantes que completen la escuela secundaria y la universidad o algún servicio militar. El recibir más educación le abriría las puertas a empleos mejor remunerados para los
DREAMers, lo cual les permitirian a convertirse en miembros más productivos de la sociedad.

En segundo lugar, el solo tener estatus legal le permitiría a estos jóvenes estadounidenses solicitar mejores puestos de trabajo, en lugar de los trabajos mal remunerados que están a menudo disponibles para los inmigrantes indocumentados.

Para el año 2030 se estima que los DREAMers elegibles ganarían 148,000 millones de dólares en salarios si el DREAM Act se promulgaría, un aumento de 19 por ciento en sus ingresos potenciales. Como los DREAMers utilizarían estos salarios en coches, casas, iPhones, y cosas similares, este gasto impulsaría a la economía con 181,000 millones de dólares adicionales en crecimiento económico, crearia 1,4 millones de nuevos puestos de trabajo, añadiría más de 10,000 millones dólares en aumento de ingresos, ampliaría las oportunidades para todos los estadounidenses, incluso los nacidos aquí.

Mejor aún, estos beneficios se desarrollarían conforme pase el tiempo, a medida que más DREAMers terminarian sus estudios y entrarían a la fuerza laboral, asegurando a el crecimiento económico sostenido en el futuro.

Mientras que todos los 50 estados y el Distrito de Columbia se beneficiarían del DREAM Act, los estados con un gran número de soñadores vería un fuerte impulso a sus economías. California, con sus aproximadamente 550.000 DREAMers elegibles, ganaría 97,700 millones de dólares en actividad económica y vería la creación de más de 380,000 nuevos puestos de trabajo y un aumento de 3,400 millones de dólares en ingresos fiscales. Los 151,000 jóvenes DREAMers de Florida podrían añadirle al estado 21,000 millones de dólares en impacto económico total para 2030 y apoyaría la creación de 100,921 nuevos empleos.

Incluso estados con una menor cantidad de DREAMers se beneficiarían. Maryland, por ejemplo, con sus 36,000 DREAMers, ganaría 4,8000 de dólares millones en actividad económica, lo cual apoyaría la creación de más de 19,000 nuevos empleos.

Promulgar el DREAM Act no es sólo lo correcto y moral que hacer por estos jóvenes que no conocen ningún otro hogar que no sea Estados Unidos, sino que también es una buena decisión económica para el país. En lugar de mantener a los DREAMers marginalizados, el Congreso debe aprobar el DREAM Act para que estos jóvenes puedan desarrollar su potencial al maximo, y agregar cientos de miles de millones de dólares para la prosperidad futura de la nación.

Ana García es una asociada de Investigación y Política para el equipo de Política de Inmigración en el Center for American Progress.

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