Sin dolor no hay alegría

Ver el trabajo como una cruz sobre nuestras espaldas es una de las rutas más directas al autosabotaje. Me da pena y coraje esa frase. Imagino que proviene de una inmensa frustración. Para todos nosotros el trabajo llega a convertirse en rutina, seamos editores, cantantes, taxistas, profesores de yoga... Pero en la vida debemos hallar la felicidad en lo que hacemos y tenemos o, de lo contrario, hundirnos.
This post was published on the now-closed HuffPost Contributor platform. Contributors control their own work and posted freely to our site. If you need to flag this entry as abusive, send us an email.

taxi driver
Este sería un mundo mucho más feliz para mí si al abordar un taxi, el chofer tuviera un tema de conversación preparado para sorprenderme. Mi ideal sería algo como:

-Buenos días, joven.
-Buenos días. ¿Me puede llevar a Insurgentes y Periférico?
-Claro, jovenazo. Usté namás abróchese el cinturón que llegamos ahí en menos de lo que usted se toma su café.
-Muchas gracias.
-Y, por cierto, joven... ¿le gustó la nueva de Spider-Man?

Pero el mundo real no funciona de esa manera y la charla casual del taxista se reduce a tres cosas:

  • Política.
  • "La calor"/"El frío".
  • El trabajo.

Y es aquí donde yo tengo un gran problema con una de las frases más recurrentes a la hora de la charla trivial entre el chofer y el pasajero. Algo como...

-Buenos días, joven-
-Buenos días. ¿Me puede llevar a Insurgentes y Periférico?
-Sí. ¿Ya a tabajar?
-Sí, ya es hora.

Aquí es donde todo se viene abajo, porque el chofer casi siempre contesta...

-Pues. Ya. Qué. Nos. Queda. ¿No?

¡BANG!

Ver el trabajo como una cruz sobre nuestras espaldas es una de las rutas más directas al autosabotaje. Me da pena y coraje esa frase. Imagino que proviene de una inmensa frustración. Para todos nosotros el trabajo llega a convertirse en rutina, seamos editores, cantantes, taxistas, profesores de yoga... Pero no imagino hacer una vida de hurgar en nuestro ombligo y descargar series televisivas en Cuevana.

Después de una semana de no hacer nada, comienzo a sentir culpa, náusea, tristeza... Es deprimente sentirse un total inútil. Para mí, quedarme un fin de semana entero frente al televisor me trae una sensación de suciedad. Y sí, de vez en cuando es delicioso. Pero no puedo evitar pensar en cosas como "el Sol debe sentirse delicioso sobre el cuerpo en este momento" o "podría ir a un café a escribir un texto" o "invitar a mis amigos a una parrillada".

El trabajo idealmente debería ser una extensión de nuestra personalidad. Claro, esto viene de alguien que pudo elegir el giro que buscó desde el inicio. Millones de personas alrededor del mundo tienen un trabajo que tomaron como única opción y que, de plano, no significa un éxito personal.

Pero en la vida debemos hallar la felicidad en lo que hacemos y tenemos o, de lo contrario, hundirnos. Es contagioso. El "pues ya qué nos queda" me lleva a pensar en una sociedad cansada de todo. Dormida.

Mi respuesta casi siempre es: "Si no tuviéramos trabajo, sería admitirnos derrotados".

Popular in the Community

Close

What's Hot