Como adicto a Twitter debo confesar que los lunes procuro evitar mi TL. ¿La razón? Los Haters Del Lunes. La red social de los 140 caracteres es un caldo de opiniones que uno decide o no callar, dependiendo del nivel de simpatía o hartazgo que nos produzcan los posts.
Pero eso de odiar el lunes 'just for the lulz' es demasiado para mí. Es un día que, al contrario de lo que todo mundo parece entender, con una oferta de oportunidades inigualable. Tuvimos el fin de semana para pensar y descansar de todo aquello que nos ocupa el resto de la semana. Es posible llegar al trabajo con un "¡Buenos días Mundo!" que el miércoles nos ha arrebatado y el jueves ya es prácticamente cínico.
El lunes es un nuevo comienzo, cargado de ideas, tráfico (sí), café (o té), posibilidad de conocer gente nueva que, a su vez, nos vea por vez primera con una sonrisa pícara en la cara. ¿Cómo nos fue el fin de semana? Si nos fue bien, ¿por qué no inyectar esa energía a nuestro entorno laboral y, de paso, cosechar la envidia --de la que sea, da igual-- de los que nos rodean.
"Miren al 'licenciado' André, seguro se fue de fiesta y viene a presumirlo".
No... La verdad es que no me fui de fiesta, pero amo los lunes y el que sean una puerta a los siguiente cinco días donde pondré a prueba todo lo que pensé el viernes, sábado y domingo.
Otra razón por la que amo los lunes es que me dedico a buscar música nueva, como esto, que es la unión entre dos grandes productores de música electrónica (Skrillex y Boys Noize). Este dúo, que responden al nombre de Dog Blood, ha liberado un EP cósmico, galáctico, brutal, capaz de retumbar los segundos de este lunes ansioso y hambriento.