Consejos y lecciones de vida para tus hijos: Causa y efecto

Una de las primeras lecciones que hay que enseñarles a nuestros hijos es que cada una de sus acciones tiene una reacción en el mundo...
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¿Si tuvieras que darle una sola lección de vida a tu hijo, cual sería? Una de las primeras lecciones que hay que enseñarles a nuestros hijos es que cada una de sus acciones tiene una reacción en el mundo, o sea que ¡lo que hacen sí cuenta!

Para el final de los 3 años, cuando los niños ya adquieren conciencia de sí mismos y empiezan a aceptar reglas de comportamiento que ustedes les enseñan, ya son capaces de sentir emociones como culpa, vergüenza y orgullo. Y este es el momento preciso de inculcarles la gran lección de causa y efecto que dice que cada acción tiene una reacción. En otras palabras, si te paras ahí, te vas a caer, o si le pegas a tu hermanita, vas a recibir un castigo. Desafortunadamente, muchos de los adolescentes y jóvenes adultos hoy en día nunca aprendieron esta crucial lección, y ésta puede ser la causa del caos que viven en sus vidas y que causan a su alrededor. Y es básicamente por su falta de reconocimiento y responsabilidad de sus acciones en el mundo.

Enseñamos causa y el efecto cada vez que ayudamos a un niño a reconocer una relación entre dos cosas, o cuando demostramos que un evento es el resultado de otro. Para tus hijos, te recomiendo que busques ejemplos muy, pero muy concretos ya que ellos no entienden a esta temprana edad, cosas complicadas. Por ejemplo, sácalos al sol. Y les dices, "si estás en el sol, te da calor". "Si estás mucho tiempo, te quemas". Llévalos a correr. Y les dices, "si corres mucho, te cansas". Otro ejemplo concreto es que beban un vaso de agua. Y les dices, "si tomas agua, se te quita la sed".

Hay muchos juegos que se pueden hacer en casa para enseñarles causa y efecto. Por ejemplo, puedes empezar preguntándoles a tus hijos cosas sencillas como: "¿Qué crees que sucederá si dejamos un helado bajo el sol?" o "Las plantas necesitan agua y luz. Si no se riega una planta, ¿qué pasa?".

Otro juego puede consistir en hacer oraciones que ellos puedan terminar. "Si yo corro 1 milla, entonces, ¿qué pasa?... "Sudo". "Si ella no come, ¿que pasa?... "Tendrá hambre".

De ahí puedes pasar a las consecuencias de su comportamiento. Y después, a la aceptación de reglas naturales derivadas de su comportamiento; así lo ven como consecuencias, no como castigo. Si juego en el salón, ya no juego en el recreo (y no sale a jugar). Si como a la hora de comer, no puedo comer a la hora de trabajar.

Una vez que entiendan bien lo de causa y efecto se les puede explicar causa y efecto que no sea tan obvio. O sea, causa y efecto que sea más orientado a hacer el bien que a explicarlo. Por ejemplo, "si tú le das comidita a un pajarito, estás haciendo un bien y ¿adivina que te va llegar? ¡Más bien!". Por eso es que todas las religiones del mundo enseñan a hacer el bien. La única manera de vivir bien es generando buenas acciones para uno mismo pero también hacia el prójimo. Pues, después de todo, al final del día lo que más queremos es que, al crecer, nuestros hijos se conviertan en buenas personas y aprendan a hacer el bien.

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