Ahora que los niños han regresado a clases después de unas lindas vacaciones de fin de año, es hora de retomar el aprendizaje. Muchos de los niños hoy en día no valoran la lectura como deberían. O sea, que no leen por el puro placer de hacerlo sino por obligación.
Leer les trae muchos beneficios a los niños: la lectura le ayuda al niño a ampliar, conocer y organizar su universo y el mundo a su alrededor. Tanto las imágenes como los textos, le ayudarán a expandir su conocimiento general del mundo a su alrededor y por ende su imaginación. También les ayuda a conocerse a sí mismos y a dominar su entorno.
La influencia de la familia es crucial en cuanto a estimular la lectura entre los niños ya que ellos son como esponjas. Si los padres les leen desde chicos, es más probable que ellos sigan leyendo independientemente cuando ya lo sepan hacer pues se ha ya vuelto un hábito positivo. De igual manera, si ven a sus padres leer a menudo, van a imitar ese comportamiento, y probablemente se conviertan en lectores habituales ellos también.
Leer también fortalece la relación entre padre y niño. En esta relación, los padres son los encargados de leerles libros a sus hijos y de hacerle descubrir el mundo maravilloso que les rodea. Estos momentos de lectura entre padre e hijo son muy especiales porque están involucrados en momentos afectivos y ayudan a fortalece los lazos y el tiempo que comparten padres y niños.
También les ayuda a desarrollar las capacidades del niño. Por ejemplo, la lectura le permite al niño establecer la relación entre los objetos y la representación de los mismos, o entender y manejar el concepto de la abstracción. Leer les ayuda a expandir su memoria, a ampliar su vocabulario y a mejorar su comprensión al leer y su fluencia verbal. Esto lo ayudará con su rendimiento escolar.
"Está probado que los estudiantes que leen se convierten en mejores lectores, tienen un puntaje más alto en los rendimientos escolares en todas las materias y tienen más conocimiento que los que no lo hacen". (Fuente: Krashen 1993; Cunningham and Stanovich 1991; Stanovich and Cunningham 1993).
He aquí algunas ideas sobre cómo los padres pueden motivar a los niños a que lean:
• Leerles todos los días a la hora de dormir cuando están chicos.
• Cuando ellos ya puedan leer, seguir leyéndoles hasta que te lo permitan... tal vez entonces proponer que ellos te lean también para que así sea algo en común que hacen juntos.
• Escoger libros con temas que les interesen: la clave está en la elección de los libros pues al ellos estar interesados en el tema, es más probable que lean.
• Llevarlos a la bibliotecas públicas para que sean parte del proceso y escojan ellos lo que les interesa leer.
• Intercambiarles tareas en la casa por leer. Por ejemplo, en vez de que corten la grama, o laven los platos, hacer que lean una hora todos los días. O decirles que van a poder ver una hora de televisión, después de que lean una hora. Muchas escuelas promuevan la lectura cuando los niños están chicos pero después lo discontinúan y los niños dejan de leer pues lo ven como una tarea.
• Servir de ejemplo y leer. Los niños imitan, y si te ven leer, lo más seguro es que ellos también lo hagan.
Si crees que puedes esperar a que tus hijos sepan leer para leerles, estás equivocado. Aunque resulte increíble, según la Academia Americana de Pediatría, la edad recomendada para iniciar a tu hijo en la lectura es ¡a partir de los seis meses de edad! Si eso se te hace difícil, podrías comenzar a leerle a tus niños a partir de un año aproximadamente. Hablamos de cuentos con grandes imágenes y poco texto, que se irán complicando y ampliando de acuerdo a la edad del niño. Merece la pena invertir el tiempo con los niños pequeños leyéndoles y contándoles historias porque los efectos son muy positivos y podría brindarles muchos beneficios a través de su vida.
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