En los Estados Unidos, se celebra esta semana el Día de Acción de Gracias. Se trata de una fecha de orígenes religiosos, una celebración que hoy ha alcanzado una difusión que va más allá incluso de las fronteras de este país. La nueva religión, la del consumo, tiene en esta fecha uno de sus rituales mayores: el llamado Viernes Negro. Durante años dicha fecha ha representado el inicio oficial de la temporada navideña; las personas salen a comprar regalos y a activar la economía norteamericana. Sin embargo, durante los últimos años este evento ha alcanzado niveles de exacerbación y locura que no tenían precedente alguno. Durante los dos últimos años los medios de comunicación han consignado incluso eventos trágicos, personas que han perdido la vida al ser aplastadas por las estampidas de clientes desesperados. Todo esto es muy lamentable.
This post was published on the now-closed HuffPost Contributor platform. Contributors control their own work and posted freely to our site. If you need to flag this entry as abusive, send us an email.
Hakkius Smith, 16, tries to catch wind and fly a kite in front of a Best Buy store where his family is camped out in Cockrell Hill, Texas, Monday, Nov. 19, 2012. Smith and his family have come early to line up for the shopping deals available the day after Thanksgiving. (AP Photo/LM Otero)
Hakkius Smith, 16, tries to catch wind and fly a kite in front of a Best Buy store where his family is camped out in Cockrell Hill, Texas, Monday, Nov. 19, 2012. Smith and his family have come early to line up for the shopping deals available the day after Thanksgiving. (AP Photo/LM Otero)

viernes negro

Nuevo tiempo
Como un tiempo nuevo, un país nuevo, un partido nuevo; así ven los priistas los años que tienen frente a sí. Como ciudadano, es difícil compartir esta visión de las cosas. La verdad es que no necesitamos recordar los legados del priismo: corrupción, ineficacia, cinismo; poco hay que celebrar en un país en el que la historia parece habernos jugados una mala pasada: al despertar nos dimos cuenta que la pesadilla era menos horrible que la realidad que nos esperaba.

El PRI es un instituto de personas movilizadas por una ambición feroz y que tienen como un denominador común -hay excepciones, me consta- la falta de vergüenza. Ahí está la historia reciente para hablarnos de la complicidad mafiosa, de las tantas culpas, de la absoluta ausencia de conciencia moral y amor a la patria. ¿Qué podría hacernos pensar con un mínimo de sensatez que un partido político manchado por sus acciones, algunas de ellas terribles, aparezca hoy en el escenario nacional para ejercer una política honorable?

En el 2012 la historia nacional parece confirmar aquella vieja idea de que en México el tiempo es circular: lo que fue volverá a ser. Los intelectuales defensores del llamado "México profundo" insistieron hasta el cansancio en este tipo de ideas; parecía que existía una obsesión por convencernos de que en el país todo estaba empapado por una sustancia trágica que volvía vano cada intento de transformación. Ante el avance democratizador de expresiones populares, como la del sesenta y ocho, por ejemplo, el poder reaccionaba a manotazos desesperados e implacables. Yo no creo ese cuento chino -o maya- de calendarios circulares y obsesivos; nuestro compromiso ciudadano es conducir la práctica política cotidiana hacia un ideal de participación y tolerancia. Que la moral civil sea real, próxima, invisible y necesaria, como el aire: no es demasiado pedir, a pesar de que nos digan y nos repitan lo contrario.

Estado de México, la voz de Peña Nieto

El consumo desmedido
En los Estados Unidos, se celebra esta semana el Día de Acción de Gracias. Se trata de una fecha de orígenes religiosos, una celebración que hoy ha alcanzado una difusión que va más allá incluso de las fronteras de este país. La nueva religión, la del consumo, tiene en esta fecha uno de sus rituales mayores: el llamado Viernes Negro. Durante años dicha fecha ha representado el inicio oficial de la temporada navideña; las personas salen a comprar regalos y a activar la economía norteamericana. Sin embargo, durante los últimos años este evento ha alcanzado niveles de exacerbación y locura que no tenían precedente alguno. Durante los dos últimos años los medios de comunicación han consignado incluso eventos trágicos, personas que han perdido la vida al ser aplastadas por las estampidas de clientes desesperados. Todo esto es muy lamentable.

En un mundo regido por un sistema de mercado, es natural que los comerciantes promuevan fechas que induzcan al consumo; sin embargo, lo que año tras año -a pesar de la crisis- observo en los Estados Unidos va un poco más allá: no vacilo en llamar a todo esto una locura. La verdad es que el consumo se ha convertido en el sucedáneo natural de la trascendencia; ahora que todos o casi todos viven para el aquí, el ahora y el cuerpo, pocos o muy pocos se atreven a creer en lo que no se ve, en lo que no es placentero.

Me resisto a sumarme a la algazara de las cajas con largas colas y las tarjetas de crédito humeantes. No renuncio a comprar, pero me pliego a un principio rector: solo compraré aquello que verdaderamente me haga falta. Estoy convencido de que al decir no -un no enfático y maduro- a la inercia cultural de mi momento estoy ganando en libertad lo que pierdo en deudas: ¿buen negocio, no?

Llega temprano

Consejos viernes negro

Periodistas y narradores
El viernes pasado tuve la oportunidad de dialogar largamente con Diego Enrique Osorno, escritor mexicano, norteño y amante del periodismo. La conversación giró en torno a su libro más reciente, La guerra de los Zetas (Grijalbo Mondadori 2012), un libro que recorre el noreste de México para retratar el drama de quienes se han visto inmersos en una realidad violenta, absurda y por momentos incomprensible. Osorno habla sin complejos de sus exploraciones periodística, tratando en todo momento de consignar historias y humanizar a los personajes que van poblando sus páginas. Tiene una finalidad ética: preservar del olvido a aquellos que más han sufrido; creo con él que además de la marginación, la indiferencia es un lastre que deben sufrir las víctimas de los violentos.

El llamado periodismo narrativo es profundamente atractivo y necesario. Se trata de un estilo periodístico que abandona el prejuicio de la objetividad y que entiende que los recursos literarios pueden y deben ser utilizados para mostrar a los lectores un versión más completa y por tanto más contradictoria de aquello que ha sucedido. Se trata de un ejercicio vivo de la información, uno que va más allá de la mera transmisión de hechos y que vuelve al lector partícipe de lo sucedido. Si el periodista narrador no tiene la capacidad de sacudir a sus lectores, poco o muy poco tiene que hacer en dicho oficio. Ciertamente tal no es el caso de Osorno. Recomiendo la lectura de este libro que, a pesar del tema que aborda, es un documento lleno de esperanza.

Postdata
El miedo es mal consejero, es un lastre que nos oprime y que nos impide vivir en libertad. Miedo al futuro, al qué dirán, a la burla, al fracaso, etcétera, etcétera. Todos son demonios que nos apartan de la plenitud a la que estamos llamado; no se trata de una ilusión, no, sino de una certeza que arde en el corazón de todos nosotros. ¿No ha sentido usted el deseo de eternidad en la contemplación del cielo que amanece, de los ojos infinitos de un niño? La persona vive hoy, quizás más que nunca, amordazada por un miedo que la paraliza y la vuelve una auténtica nulidad en medio de tantas necesidades. Yo lucho día a día por recuperar la confianza, por mantenerme positivo, despierto, en medio de tanta locura. Me gustaría que caminaras conmigo.

¿Te pareció interesante este blog?

Mira qué opinan otros y deja tu comentario aquí

Twitter: @alexramamx
Email: alexramamx@gmail.com

Popular in the Community

Close

What's Hot