Escribir sobre México duele

Desde la frontera norte de México, colindante con los "gringos", desde este lugar de "opulencia y privilegio", comparto a los hermanos del sur que somos un solo país y mexicanos todos por igual.
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Escribir sobre México duele... porque entre más pasa el tiempo, más tarde llegamos a la cita de las oportunidades que representa una democracia estable.

Pero cómo dar el siguiente paso, cómo aprender a decidir, si no hay educación de calidad, cómo esperar que una sociedad participe y tome decisiones, sino sabe qué hacer con su libertad.

En México se lucha por detener el tiempo, para que nuestro presente siempre sea en pasado. Que el estado de las cosas no cambie, que el pobre siga siendo objeto de necesidad y que el rico sea rico por aplastar a los demás, mientras una y otra vez la misma historia de telenovela mantiene a millones pegados a un televisor.

De verdad que tenemos un país hermoso, lleno de riqueza y nobleza entre la gente, pero programado mentalmente para actuar siempre de la misma manera, para cometer los mismos errores, para responder al estímulo de la fantasía que dice que siempre el más guapo, es el bueno de la película.

Bajo ese concepto de acción sin razonamiento, el pasado 1 de julio de 2012, millones de mexicanos votaron por un candidato galán y copetón, un candidato que prometió demasiado y hasta lo incumplible, al estilo de esas campañas de siempre del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Durante 12 años de administraciones emanadas del Partido Acción Nacional, ni Vicente Fox, ni Felipe Calderón, fueron capaces de que la gente los viera diferentes a sus antecesores.

Cometieron errores que ellos mismos habían criticado del pasado, y una buena parte de los mexicanos siguieron esperando el gobierno paternalista e impositivo al que estaban acostumbrados.

La ceguera de una colectividad tiene cura, porque no es un mal crónico, porque basta tan solo levantar un parpado y luego el otro, para ver que existe otra realidad cuando se conecta la visión con el cerebro.

Si en alguna época de la historia el descubrimiento de la imprenta y el movimiento de ilustración generaron un cambio a través del conocimiento, hoy el internet y las redes sociales se han convertido en un mecanismo para advertir, aunque sea de manera simple, que no todo es lo que parece y que es necesario cambiar.

El error del ahora Presidente galán ha sido pensar que como en el pasado, sedar a la gente con distractores, le permitiría actuar sin sobresaltos, la mala noticia es que el tamaño de las promesas de campaña y el atraso arrastrado por décadas, hacen insostenible esa obra teatral del "México en el que no pasa nada".

Ahora desde el poder, con el apoyo del PRI, del Partido Verde y del PRD, el Presidente galán castiga al México productivo, al que convive y compite con la economía más poderosa del mundo, al México que recibe inversiones y que genera empleos, no solo para los suyos, sino también para los que huyen de la pobreza del régimen, que en cada elección les promete que ahora si vivirán mejor.

El viejo esquema de secuestrar y asfixiar fiscalmente a los mismos de siempre, sin la garantía de una justa redistribución de la riqueza, el viejo esquema de aumentar e inventar impuestos para despilfarrar el dinero en una estructura burocrática que ni en situaciones de desastre como en el caso de los huracanes, logra que llegue la ayuda a quienes más lo necesitan.

Y es que en México pareciera delito saber inglés, estudiar en escuelas privadas, trabajar en maquiladoras, tener una carrera universitaria, acudir al cine, comprarse un auto o una computadora, porque entonces te califican como "rico", como "mexicano de primera", como un privilegiado por vivir en la frontera con Estados Unidos, y como "rico" que eres debes aportar para "rescatar" a los que menos tienen.

Hasta hoy el PRI, el PRD, el Partido verde y el Presidente galán se dieron cuenta que en México hay desigualdad y pobreza, pero en vez de resolverla, suben impuestos que ahondan más esa inequidad y enfrentan a un México de por si dividido por la historia, por sus errores, por sus temores y desconfianza.

El México del norte contra el México del sur, mexicanos de "primera" contra mexicanos de "segunda" es la novela que hoy promueven, historias presentes con el mismo guión de "Nosotros los pobres" y "Ustedes los ricos", historias del pasado, de opresores y oprimidos, que pretenden hacer olvidar a los verdaderos promotores de su pobreza.

Desde la frontera norte de México, colindante con los "gringos", desde este lugar de "opulencia y privilegio", comparto a los hermanos del sur que somos un solo país y mexicanos todos por igual.

Dividirnos no vale la pena, porque un político que no sabe gobernar con justa autoridad, prefiere enfrentar a los suyos que ser enfrentado por su incapacidad.

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