Hora de replantear la política estadounidense de inmigración

Según el Pew Hispanic Center, menos de 100,000 indocumentados provenientes de México se quedaron a radicar en Estados Unidos; esta cifra se redujo de unos 525,000 anuales de 2000 a 2004.
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CHICAGO, Illinois. La inmigración ilegal --en mayor parte proveniente de México-- es actualmente un chorrito de lo que fuera hace una década. Esta nueva realidad exige que el Congreso estadounidense, los partidos políticos y el presidente Barack Obama replanteen la política de inmigración a favor de una reforma completa y sensata a un sistema obsoleto.

Un reciente estudio del Pew Hispanic Center señala que, por primera vez en décadas, el flujo de migrantes mexicanos que ingresan y salen de Estados Unidos ha llegado a un punto neutro. De hecho, el estudio indica que la tendencia en los últimos dos años ha sido que más mexicanos regresen a su país que aquellos que hacen el viaje a Estados Unidos.

"La mayor ola migratoria en la historia proveniente de un solo país hacia Estados Unidos se ha detenido", plantea el estudio del Pew Hispanic Center.

Contrariamente a la percepción pública --alentada por la derecha y sus voceros-- de que la frontera sur está siendo invadida, los cruces ilegales diminuyeron en 80 por ciento entre 2000 y 2010. Esto explica por qué los arrestos en la frontera en el suroeste descendieron a sus niveles más bajos desde 1972.

Según el Pew Hispanic Center, menos de 100,000 indocumentados provenientes de México se quedaron a radicar en Estados Unidos; esta cifra se redujo de unos 525,000 anuales de 2000 a 2004. La nueva realidad es que los mexicanos se están regresando a su país y menos optan por migrar.

La población indocumentada alcanzó su más alto nivel en 2007 --13 millones--, con el 58 por ciento proveniente de México. Disminuyó con la crisis económica y se ha mantenido en unos 11 millones en los últimos años.

Estos datos confirman lo que vienen diciendo expertos como Douglas S. Massey, codirector del Proyecto de Migración Mexicana de la Universidad de Princeton. El trabajo del profesor Massey corrobora que la inmigración indocumentada se encuentra a su más bajo nivel en 50 años.

Massey llevó a cabo una extensa encuesta que mostró el más bajo interés de parte de los mexicanos en emigrar Estados Unidos. La crisis económica, mayor seguridad en la frontera y un número récord de deportaciones han provocado que muchos mexicano lo piensen dos veces antes de emigrar al norte.

El índice de nacimientos en México ha descendido a 2 hijos por mujer en lugar de 6.8 en 1970. Esto significa que hay menos competencia por empleos y menor presión para emigrar. Esto ha provocado que sea menos atractivo el peligroso y costoso viaje a Estados Unidos; sobre todo tendiendo en cuenta que los cárteles de droga controlan la franja fronteriza.

Massey no anticipa un impacto mayor a corto plazo en la economía estadounidense.

"Por dos razones. La demanda laboral permanece baja", señaló Massey. "Sobre todo en el campo de la construcción, que ha sido clave en la inmigración de mexicanos, y también porque Estados Unidos ha expedido un número récord de visas de trabajo temporales, lo que cubre por ahora la demanda en la agricultura y el procesamiento de alimentos".

Según Massey, se otorgaron más de 500,000 permisos temporales de trabajo el año pasado, el mayor número en la historia.

Todos esto significa que, con la inmigración indocumentada virtualmente detenida, el presidente Obama y el Congreso tienen la oportunidad de legalizar a millones de indocumentados. Deben deportar a los criminales e integrar a la mayoría que trabaja y es gente de bien.

"Sugiero una amnistía para aquellos que ingresaron como niños y un programa de legalización condicional para quienes emigraron de adultos", dijo Massey.

Tanto Obama como los republicanos han exigido asegurar la frontera y controlar el flujo migratorio antes de ni siquiera hablar de una reforma migratoria. Esas condiciones ya se han cumplido. Al mismo tiempo, la administración de Obama ha impuesto récord en el número de deportaciones.

Es hora ya de reconsiderar la política inmigratoria a base de esta nueva realidad antes de que Estados Unidos tenga que pedir por favor a México que envíe trabajadores para recoger las cosechas, construir casas y edificios, cocinar en los restaurantes, asear las habitaciones de hotel... es decir continuar siendo eje importante del desarrollo económico estadounidense.

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Alejandro Escalona es columnista del diario Chicago Sun-Times.

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