Hambre vs. Sed: ¿Cómo saber?

En muchas oportunidades en las que has comido de más, ingeriste una cantidad de comida que tu cuerpo en realidad NO necesitaba y que hubieras evitado con un simple vaso de agua.
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Recordemos que hay una diferencia muy grande entre hambre y apetito, la primera de las dos es más condicionada por necesidades fisiológicas y la otra más por hábitos y emociones. También es importante entender que muchas veces creemos que tenemos hambre cuando en realidad es algo completamente distinto, por ejemplo: sed... ¡Así como lo leen! En muchas oportunidades en las que has comido de más, has picado entre comidas o has hecho una visita inesperada al drive-thru ingeriste una cantidad de comida que tu cuerpo en realidad NO necesitaba y que hubieras evitado con un simple vaso de agua.

En muchas oportunidades decimos que tenemos hambre cuando recién comimos, esto resulta muy curioso pero la realidad es que lo que tenemos es sed. Confundir la sed con el hambre es muy fácil, aunque no lo creas. Casi siempre un vaso de agua calmará esas ganas de comer que sientes en momentos en lo que no debes comer alguna de las 5 comidas diarias de tu plan de dieta. Esto sucede porque la sed es una respuesta química a un desbalance de temperatura y fluidos en el cuerpo, el problema es que la señal de que tenemos sed nos llega a través de las mismas hormonas que las del hambre (principalmente la grelina y la leptina).

Estos ataques de hambre son los que pueden llevarnos a comer cuando en realidad no debemos hacerlo y a tener libras de más. Esta confusión de sensaciones es de las más frecuentes si entre tu dieta se encuentran productos con calorías vacías como pueden ser los refrescos, las bebidas alcohólicas o la comida chatarra. Por eso decimos que beber 2 litros de agua al día te ayuda muchísimo a controlar tu apetito y a regular la cantidad de comida que consumes cada día.

La sed es un mecanismo de defensa que tiene tu cuerpo para avisarte que ya estás deshidratado, esto afecta el funcionamiento de muchos de tus órganos vitales y además te impide bajar de peso de manera eficiente. Cuando estás bien hidratado tu organismo es capaz de quemar más grasa porque los órganos funcionan a su capacidad máxima sin tener que desacelerarse para conservar energía. Al beber agua aumenta el oxígeno en el torrente sanguíneo, el oxígeno hace que se queme más grasa acumulada, lo que también hace que nuestro cuerpo tenga más energía.

Es mejor que no esperes a tener sed para beber agua. La sed es una señal de alerta y el cuerpo necesita estar hidratado constantemente. Así que te recomendamos siempre tener un vaso o una botella de agua cerca para evitar esas tentaciones fuera de comidas. Además, ¡recuerda que el hielo en el agua también te ayuda a quemar calorías extra!

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