Lo que aprendí de Gabriel García Márquez

Florentino Ariza personificó durante mi adolescencia el prototipo de amor que quería conocer en un futuro. Me enseñó la importancia de la perseverancia de un amor, de que no hay mayor gloria que morir por amor y que la sabiduría nos llega cuando ya no sirve para nada.
This post was published on the now-closed HuffPost Contributor platform. Contributors control their own work and posted freely to our site. If you need to flag this entry as abusive, send us an email.

"Aunque se sufra como un perro, no hay mejor oficio que el periodismo", así comienzo mis oratorias en universidades que me invitan a hablar del oficio, dejando en claro que mucho de este arte lo aprendí entre las letras del "Gabo".

Mi primer encuentro con el realismo mágico de Garcia Márquez fue con "Amor en los tiempos de cólera", un libro que en cinco minutos me convirtió de por vida en una "Gabo- Adicta". Florentino Ariza personificó durante mi adolescencia el prototipo de amor que quería conocer en un futuro.

Me enseñó la importancia de la perseverancia de un amor, de que no hay mayor gloria que morir por amor y que la sabiduría nos llega cuando ya no sirve para nada. Desde el segundo que cerré el libro, dedique mi tiempo a conocer un poco más sobre la vida detrás del creador de Florentino porque en todo personaje, se refleja algo de la vida del escritor.

Lo que llega como sorpresa es conocer que detrás de esta magistral narración, me encuentro a un poeta que vive acompañado de un instinto periodístico y que a través de sus obras nos mostraba que la crónica es la novela de la realidad.

Desde 1948, García Márquez buscaba una comunión entre el periodismo y la literatura, desde sus pasos en el Espectador hasta en mi natal Venezuela para las revistas "Momento", "Elite" y "Venezuela Gráfica".

Según el mismo Márquez, lo que más le llamaba la atención del periodismo era la movilización detrás de la noticia y como un reportero debe encontrarla o simplemente crearla, siempre y cuando el periodista se una a la verdad y no caiga en la tentación de mentir ("En el oficio de reportero se puede decir lo que se quiera con dos condiciones: que se haga de forma creíble y que el periodista sepa en su conciencia que lo que escribe es verdad").

En 1996 García Márquez pronunció un discurso llamado "El mejor oficio del mundo" convirtiéndose en un manual de estilo para millones de periodistas y llenando de entusiasmo a la prensa latinoamericana.

En el discurso, el escritor pide que el reportaje se considere como un género literario y habla sobre los "atentados éticos" que muchos periodistas cometen por prestar más atención a la tecnología que a las personas y a las palabras (habló en específico de la importancia de entablar una conversación y olvidarse de la grabadora o las preguntas planeadas).

"La ética no es una condición ocasional, sino que debe acompañar siempre al periodismo como el zumbido al moscardón" Así explica la importancia de esta rama de la filosofía dentro de nuestro gremio al mismo tiempo que nos recuerda que el gran protagonista de la noticia es la noticia y no el reportero.

Gabo me enseñó que la mejor noticia no es siempre la que se da primero sino muchas veces la que se da mejor y que en nuestra carrera debe haber un minuto de silencio para reflexionar sobre la enorme responsabilidad que tenemos en nuestros hombros. En "Textos costeños", Gabo reflexionaba sobre las similitudes entre el periodismo y un deporte "El periodismo es la profesión que más se parece al boxeo, con la ventaja de que siempre gana la máquina y la desventaja de que no se permite tirar la toalla" y al igual que él, nosotros nunca tiramos la toalla.

Gabo me quedo con tu sabiduría, con tu realismo mágico, con tu amor a un buen relato, a una buena compañía y con la valentía de seguir trabajando en "El mejor oficio del mundo". Y para usted que lee este artículo, que le dejó Garcia Marquez?

La primera portada de Cien años de Soledad

Portadas de 'Cien años de soledad'

Popular in the Community

Close

What's Hot