Una ciudad para comérsela: ruta gastronómica por Huelva

Sibaritas del mundo, si lo que buscan es una ciudad alegre, con encanto y sobre todo, excelente comida pero sin las pretensiones de las grandes capitales del mundo, Huelva los espera.
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Sibaritas del mundo, si lo que buscan es una ciudad alegre, con encanto y sobre todo, excelente comida pero sin las pretensiones de las grandes capitales del mundo y, eso sí, con lo mejor de la gastronomía local, entonces, Huelva los espera.

Imposible no sucumbir ante sus exquisitos jamones y embutidos ibéricos, probar el famoso pescadito frito, comprobar por qué la fama de sus gambas, disfrutar de la contundencia de sus vinos. Si algo tiene Huelva, en España, es un amor por la gastronomía capaz de conquistar cualquier estómago.

En Huffington Post te damos las claves de adónde ir para hacer de la experiencia culinaria, un arte.

Para empezar: La taberna del condado. Pequeñita y acogedora. En esta taberna se prepara uno de los mejores solomillos de buey y de cerdo ibérico de la ciudad. Familiar, desenfadada e ideal para empezar a entrenar el paladar onubense (Calle Garci Fernández).

De manteles largos: Portichuelo. Un bar y restaurante famoso por su revuelto de jamón, pimientos y patatas. El jamón ibérico de bellota es sublime al igual que sus otras muchas especialidades. Tampoco falta el pescadito frito en todas sus variantes. Todo de suprema calidad (Calle Vázquez López, 15).

El capricho: Machá. ¿Quién puede resistirse a un hojaldre de setas, choco, gambas y verduras perfectamente logrado? Revuelto de gurumelos, el tradicional pescadito frito y otras exquisiteces dignas de probar como el solomillo de cerdo ibérico en su punto con patatas (Calle Vázquez López, 22)

Para pecar: Guatiné. Croquetas de jamón y queso parmesano, gambas, atún a la plancha, langostinos rebozados en fideos chinos. En Guatiné todo está diseñado para olvidarse del tiempo y dejar espacio al disfrute (Calle Miguel Redondo, 4).

El que no puede faltar: Abacería la abundancia. El restaurante familiar al que todo mundo tiene que ir para un buen potaje de garbanzos preparado a fuego lento con verduras y carne, entre otras especialidades de toda la vida en un ambiente cálido y perfecto para pasarse horas y horas deleitándose con la gastronomía más tradicional y sabrosa (Calle Vázquez López, 48).

¿Y de postre? Un Pedro Ximénez, Mons Urium. El colmo de la exquisitez con el encanto de lo familiar. Mons Urium proviene de una bodega familiar que se encuentra en el casco antiguo de Jerez. Una sacristía de soleras muy viejas de toda la gama de Jerez en el que se persigue la calidad, cuidando hasta el último de los detalles. Vinos diferentes con una interminable paleta de colores, sabores y texturas. Nada como un Pedro Ximénez, Mons Urium, dulce y magnífico para cerrar con broche de oro cualquier banquete.

Para reponer energías. Después de tantas emociones hace falta un hotel al nivel de las circunstancias. Hotel Hacienda Montija es una antigua hacienda reconvertida en hotel boutique en la que además de su bella arquitectura puedes darte un respiro entre comida y comida disfrutando de su Spa. Por si fuera poco, la calidez y cercanía de su servicio completan la experiencia haciendo del encuentro con Huelva algo exquisito, en todos aspectos. (Crta Huelva-San Juan del Puerto, km. 2,5)

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