Una lección de generosidad o lo que es lo mismo, mi hijo "el gigante"

Estábamos disfrutando de un fin de semana en familia: calor, piscina, buena compañía, una que otra bebida embriagante... Mi hijo salió de la piscina para pedirme algo de comer: un. Le respondí que con todo gusto y me preguntó si le podía llevar a sus amigos en la piscina.
This post was published on the now-closed HuffPost Contributor platform. Contributors control their own work and posted freely to our site. If you need to flag this entry as abusive, send us an email.
cute little boy holding flakes
cute little boy holding flakes

generosidadhijos

Un hombre sabio hace casi 2,000 años dijo "dejad que los niños vengan a mí... porque de ellos es el reino de los cielos". (Mateo 19:14). Si existe el reino de los cielos, o no es "arena de otro costal" y no intento dar clases de religión. Pero lo que sí es cierto es que esas palabras resonaron en mi mente cuando mi hijo hizo algo que me dejó con la boca abierta.

Estábamos disfrutando de un fin de semana en familia: calor, piscina, buena compañía, una que otra bebida embriagante... Mi hijo salió de la alberca para pedirme algo de comer: un snack. Le respondí que con todo gusto y me preguntó si le podía llevar a sus amigos ahí mismo. En ese momento me detuve un poco y pensé en las fechorías que esos niños le hacen a mi pequeño... bueno, ¿fechorías?

Creo que exageré, pero siendo mi hijo, el simple hecho de que le arrojen agua jugando es como si me arrojaran aceite hirviendo. Después de un ligero exabrupto mental, le contesté:

"Sí mi amor, sólo que no les des a esos niños que no te prestan sus juguetes de piscina. Ellos no son compartidos".

Después de esas "sabias palabras", según mi retorcida visión de la justicia, pensé, "qué buena lección para esos niños y qué buena enseñanza para mi hijo". Su respuesta me dejó helado.

Cabe aclarar que siempre les hemos inculcado a nuestros hijos el respeto a los demás. Y aunque no tenemos animales en casa, saben que deben respetarlos. En una ocasión alguien le regaló a mi hijo una resortera o tirachinas para matar lagartijas, le expliqué las razones por las cuales no debía hacerlo y él mismo regresó el juguete.

Bueno, regresando a su respuesta. Después de sentirme como el orgulloso patriarca que educa y dirige a sus discípulos sabiamente, mi hijo de cuatro años me respondió:

"Papá, yo les voy a demostrar que no soy como ellos, ¿me das muchos snacks?".

Me quedé mudo, impresionado por sus palabras, creo que nadie me había dado tal lección de generosidad y sabiduría en mucho tiempo. Lo único que recuerdo haberle dicho fue:

"Sí hijo, tienes razón, te voy a dar muchos y les llevas a todos. Nada más no coman cerca de la piscina".

Mi hijo me dio una gran lección ese día que no olvidaré, me hizo recordar lo que dice un proverbio suizo:

"Las palabras son enanos, los ejemplos gigantes".

Lo que pasó después de los snacks en la piscina es otra historia...

¿QUÉ TE PARECIÓ ESTE HISTORIA? ¿QUÉ LECCIONES SIMILARES TE HAN DADO TUS HIJOS?

TAMBIÉN MIRA:

Errores que cometemos con los preescolares

ADEMÁS:

Popular in the Community

Close

What's Hot