Entre la espalda y la política

Entre Crist y Scott para gobernador de Florida francamente no sabría decirles a cuál de los dos votar o botar.
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Florida Democratic gubernatorial candidate Charlie Crist waves after addressing senior citizens while campaigning at Century Village, Thursday, Oct. 23, 2014, in Deerfield Beach, Fla. Crist is running against Republican Gov. Rick Scott in the Nov. 4 election. (AP Photo/Lynne Sladky)
Florida Democratic gubernatorial candidate Charlie Crist waves after addressing senior citizens while campaigning at Century Village, Thursday, Oct. 23, 2014, in Deerfield Beach, Fla. Crist is running against Republican Gov. Rick Scott in the Nov. 4 election. (AP Photo/Lynne Sladky)

Decía Bonaparte (Napoleón, por supuesto) que "nada es más difícil, y por lo tanto más preciado, que ser capaz de decidir". Sin quitarle razón al Emperador francés, que tal vez se refería al proceso completo y no solo al acto de escoger entre opciones, ser capaz de decidir es fácil. Lo difícil es que la decisión tomada sea la correcta.

Si a usted le gusta el chocolate tanto como a mí, seguro se come un trozo todos los días, convencido -como yo- de que hace bien porque el chocolate, sobre todo el negro y amargo -mi preferido- es rico en flavonoides y antioxidantes. Muy bueno para la salud.

Pero... ja ja ja... permítame que me ría porque aunque esa sea una verdad científicamente probada, usted sabe tan bien como yo que no es por eso que usted come chocolate todos los días. Es simplemente un razonamiento lógico para no sentirse culpable por engullir con tanta frecuencia una golosina azucarada, con grasa y quién sabe cuántas calorías.

Las personas, todas, tenemos preferencias, pero ninguna escoge cualquier cosa que le guste, sin encontrar primero una justificación racional que valide su elección y comportamiento.

En 1920, Sigmund Freud desarrolló en su ensayo "Más allá del principio del placer", el concepto de los mecanismos de defensa a los que todos, sin excepción, apelamos cuando no podemos hacer lo que queremos de un modo racionalmente aceptable. Muy recomendable su estudio para entendernos.

Algo que siempre he hecho en mi vida, además de leer, informarme, preguntar, es buscar la compañía de los mayores. Mayores no en edad, estatura ni poder, sino en conocimientos. Nunca he temido acercarme a gente que sabe más que yo, que es más inteligente, brillante.

Otra cosa que intento es no conformarme con dos alternativas. Sabemos que una de ellas ha de atraer más que la otra, pero no siempre la que hale más fuerte es la mejor. ¡Y en política menos! Rehúso escoger entre dos opciones si ninguna es realmente mejor que otra. Siempre busco una tercera y hasta una cuarta. Tiene que haberla.

Les pongo ejemplos de elecciones personales. Entre Marx y Engels, mejor Groucho. Entre Dios y el diablo, indiscutiblemente Christopher Hitchens. Entre Myrka Dellanos y María Celeste, sin duda Mercedes Soler. Entre los tres tenores, prefiero uno a la vez. Entre Rick Scott y Charlie Crist, eh... a ver, a ver... Entre Crist y Scott... ummm... ¡Uy! No sé.

Ahora que lo pienso, no he faltado a una elección política, sin embargo nunca he votado por nadie. Es decir, mi voto no ha sido realmente "por" alguien sino "en contra de" alguien.

Generalmente ese "alguien" milita en el Partido Republicano, cuya involución me parece en extremo vergonzosa.

Uno revisa la lista de líderes republicanos comenzando por Abraham Lincoln y cuando llega a los Bush no lo puede creer. Y no diré ni una palabra de Palin y etcétera, etcétera, etcétera, porque no invierto tiempo ni puntos de IQ en esa subespecie.

Cabe cuestionarse de dónde salen esos políticos y por qué los elegimos. Merece una pausada reflexión y autocrítica la respuesta de George Carlin: "Vinieron de padres americanos, hogares americanos, escuelas americanas, iglesias americanas, empresas americanas. Fueron electos por ciudadanos americanos. Esto es lo que tenemos para ofrecer. Lo que nuestro sistema produce".

Como para meditar también la postura de Carlin que en vez de instar a votar proponía lo contrario. En su opinión, quienes votamos somos los que no tenemos derecho a quejarnos: "Si tú votas y eliges a gente deshonesta e incompetente, bueno, tú eres responsable por lo que ellos han hecho. Tú causaste el problema. Tú los votaste. No tienes ningún derecho a quejarte".

En cambio, según él, quienes no votan tienen todo el derecho del mundo a quejarse, y decía que el día de las elecciones se quedaba en casa... "haciendo básicamente lo que hacen ustedes. La única diferencia es que cuando termine de masturbarme voy a tener entre las manos algo que mostrarles".

Soy fan número uno del humor irreverente de Carlin y comparto y aplaudo la mayoría de sus opiniones sobre política, religión y otros temas. Pero al parecer también soy eso que Timothy Feddersen y Álvaro Sandroni, describen como el "votante ético" en su "Teoría de la participación en elecciones".

Ambos profesores universitarios estudiaron porqué la gente sigue acudiendo a las urnas. A grandes rasgos puedo resumirles que hay individuos que se sienten validados con el simple hecho de votar. Votan siempre, aunque sea por "el menos malo", porque ser un ciudadano responsable les hace sentir una especie de satisfacción interior.

Pues sí, aunque un solo voto tenga poco impacto en los resultados y en cada período de mandato venga otra camada (o a veces la misma) de políticos egoístas e ignorantes, sigo creyendo que es mejor ir a votar. Especialmente porque en elecciones como las de este 4 de Noviembre hay en juego varias enmiendas que sería un crimen ignorar.

Entre Crist y Scott para gobernador de Florida francamente no sabría decirles a cuál de los dos votar o botar.

De acuerdo con una encuesta de la Universidad Quinnipiac, el actual gobernador Rick Scott y el exgobernador Charlie Crist tienen un empate en estimación de voto, con un 42 por ciento cada uno. Otras encuestas sugieren que ambos superan en más del 40 por ciento la percepción negativa entre los votantes.

Desconozco las diferencias ideológicas entre ambos candidatos, pues ni siquiera sé cual será la verdadera afiliación política de Crist, quien abandonó el Partido Republicano al ver menguada su popularidad entre los conservadores. Emprendió entonces una candidatura independiente y ante el fracaso decidió pasarse a las filas del Partido Demócrata.

En cuanto a Scott, todavía me pregunto cómo se puede confiar en su honradez. Aunque no haya sido condenado nunca por ningún delito, haber sido presidente de una cadena de hospitales (Columbia/HCA), que en 1997 fue multada con 1700 millones de dólares por fraude al Medicare, lo convierte para mí, de por vida, en un candidato impresentable.

¿Cuál de los dos es el menos malo? Veremos que deciden los floridanos. Yo apenas me atrevo a sugerir que ejercer el derecho al voto no impide seguir al mismo tiempo el ejemplo de George Carlin. Después de votar, vaya a casa y con la mano que más le plazca, desahóguese.

Al final, usted tendrá algo que mostrar y la democracia seguirá siendo solo un sistema de convivencia. El menos malo.

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