DREAM Act: La batalla de los soñadores

Estos niños crecieron en Estados Unidos y no conocen ningún otro país. Es común que no sepan hablar o escribir en su lengua natal, porque aunque sus padres les hablan en su idioma natal, estos jóvenes contestan en inglés. Culturalmente, son más estadounidenses que británicos, italianos, franceses, hindúes, chinos o mexicanos.
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La Ley de Desarrollo, Alivio y Educación para Menores Extranjeros (DREAM Act) se introdujo por primera vez en congreso en 2001. Desafortunadamente, se le dio carpetazo junto con otras propuestas legislativas debido a los eventos terroristas del 11 de septiembre de aquel mismo año; el Congreso y el Presidente George W. Bush se tenían que enfocar en temas de seguridad nacional, incluyendo la creación del Departamento de Seguridad Interna (Homeland Security) y la Ley Patriota (Patriot Act). Desde entonces, el Dream Act ha sido un tema legislativo en varias sesiones del congreso, pero nunca se promulgado.

El DREAM Act, de interés bi-partidista, se enfoca en los estudiantes que fueron llevados a Estados Unidos por sus padres cuando eran niños, algunos incluso cuando eran sólo infantes, y que ingresaron sin ser inspeccionados o que permanecieron aquí de manera ilegal después de que su periodo de permanencia legal hubiera expirado. Estos niños crecieron en Estados Unidos y no conocen ningún otro país. Es común que no sepan hablar o escribir en su lengua natal, porque aunque sus padres les hablan en ese idioma, estos jóvenes contestan en inglés. Culturalmente, son más estadounidenses que británicos, italianos, franceses, hindúes, chinos o mexicanos. Porque, de hecho, hay un número infinito de nacionalidades, a las que aplica el Dream Act. No es un tema que atañe sólo a los mexicanos o latinos. Recuerdo bien que cuando la Ley de Reforma y Control de la Inmigración (IRCA, considerada como una amnistía) entró en efecto en 1986, me llegaron clientes de cada continente y de una gran variedad de países.

Los niños, ahora jóvenes adultos ("Soñadores", se llaman a sí mismos los activistas), se toparon con dos obstáculos para continuar su educación de estudios superiores. En primer lugar, bajo la Ley de Educación Superior (HEA) de 1965, tal y como está enmendada actualmente, no son elegibles para recibir ayuda financiera federal. La ayuda o becas son otorgadas "sin consideración de edad, sexo, estatus marital, raza, credo, color, religión, origen nacional o discapacidad."

La descripción, destinada a evitar la discriminación, no menciona la residencia o estatus migratorio como una condición protegida. En segundo lugar, la Seccion 505 de la Ley de Reforma Migratoria y Responsabilidad del Inmigrante (IIRAIRA) establece que cualquier persona que tenga presencia en Los Estados Unidos sin autorización no puede recibir ningún beneficio de educación superior, a menos de que ese mismo beneficio se otorgue a estudiantes que viven fuera del estado o son ciudadanos estadounidenses. Este lenguaje se ha utilizado para que los Soñadores no sean elegibles para la colegiatura estatal.

California ha evadido las prohibiciones antes mencionada al calificar a los Soñadores no con base en su residencia, sino utilizando otros criterios:
(1) el candidato debe haber asistido una escuela preparatoria dentro del estado durante al menos tres años.
(2) Debe graduarse con un diploma de preparatoria o su equivalente, y
(3) debe presentar una declaración jurada o affidavit que indique que se ha solicitado el estatus legal o que se solicitará en el futuro. Mientras que la "residencia" no es un requisito para la elegibilidad propiamente dicha, desde un punto práctico sería difícil satisfacer los requerimientos sin haber vivido en California. La pregunta entonces es: ¿Estos requerimientos violan la Sección 505 al discriminar a estudiantes de Estados Unidos que viven en otros estados?

Tanto los demócratas como los republicanos se quejan de que estos futuros estudiantes de educación superior no deberían de estar aquí, que deberían regresar a sus países de origen, y que únicamente podrán ingresar al país con estatus migratorio legal. Esta solución ignora temas humanitarios y legales. Es una visión draconiana que no toma bajo consideración las dificultades, en muchos casos extremas, que se deben a que bajo la ley actual los Soñadores sencillamente no califican para ningún tipo de visa que les permitiría regresar. Y aún si fueran elegibles para una visa, seria declarados como inadmisibles, es decir, no se les permitiría entrar al país, por 10 años, debido a que han vivieron aquí en un estatus ilegal por más de un año. Vea la sección 212(a)(9) del INA (Ley de Inmigración y Legalidad).

Una perspectiva que los críticos del DREAM ACT ignoran es que estos Soñadores, como niños, probablemente no tenían idea de que estaban violando ley alguna cuando sus padres los trajeron a Estados Unidos. De la misma manera, la sección 212 (a)(9) perdona a los jóvenes menores a 18 años la penalidad de inadmisibilidad de diez años debido al estatus inmigratorio ilegal. El DREAM Act, si es aprobado y desde que entre en efecto, extendería el perdón del estatus ilegal a aquellos que llegaron a Estados Unidos hasta la edad de 16 años y permanecieron aquí hasta los 35.

Después de esto, el DREAM Act impondría muchos requerimientos de elegibilidad incluyendo:
(1) ausencia de antecedentes criminales
(2) la obligación de concluir la preparatoria,
(3) demostrar presencia en Estados Unidos durante al menos 5 años,
(4) y haber sido aceptado a una universidad.

El primer paso al estatus legal es probable que sea la residencia condicional durante seis años; seguida por una solicitud de estatus legal permanente condicionada a que el solicitante termine la universidad o se enliste en las Fuerzas Armadas. Asimismo debe demostrar conocimiento del inglés y de la historia y estructura de gobierno de Estados Unidos. El proceso completo puede durar hasta diez años.

La batalla de los Soñadores se ha debatido tanto en el Congreso como en el ámbito público desde 2001, en legislaturas democráticas y republicanas controladas. La versión más reciente se introdujo y fue aprobada por la Cámara de Representantes en diciembre de 2010 pero nunca llegó a un voto en el senado; ambas Cámaras estaban controladas en aquel entonces por el partido demócrata. De hecho, los demócratas tuvieron control del congreso desde el 3 de enero del 2007.

El presidente Obama ahora promete promulgar el DREAM Act, al igual que lo hizo durante su campaña del 2008. Pero el resultado aún está por verse.

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