Recientemente visite el maravilloso destino de Atenas la capital griega, allí me encontré con un sitio fantástico que atrajo este verano a más de 26 millones de turistas de todo el mundo.
Atenas evoca el pasado desde los orígenes de la civilización. La ciudad, sus calles, museos y monumentos, sumergen al turista en un viaje en el tiempo, en un vaivén en el que se trenzan historia, mitología y religión.
Se puede asistir a una peregrinación en el pasado al cruzar el arco del emperador Adriano localizado en la avenida Leoforos Vasilissis Amalias y que conecta con el mítico Templo de Zeus. Luego caminar hasta las imponentes columnas que quedan como evidencia de lo que fue algún día un edificio construido para la eternidad y desde allí desplazarse entre las ruinas que llevan a los baños romanos y en donde se observan las tinas que se preservan en perfecto estado y que fueron hechas en mármol hace 20 siglos.
Desde el santuario de Zeus se observa en la distancia como la imponente Acrópolis de casi 6 mil años se levanta en una roca sagrada que domina la ciudad. Nos dispusimos a subir aquella colina rocosa que nos llevaría al sitio más visitado del mundo y que ondea orgulloso la bandera griega.
En la ruta hacia la cúspide nos extraviamos en los laberintos del pintoresco barrio de Anafiotika un pequeño caserío construido en la ladera de la Acrópolis, explorar Anafiotika es internarse en un pesebre multicolor con casas y calles miniatura disfrutando de una imponente vista.
En la búsqueda de la Acrópolis encontramos el teatro de Dionisio y el Odeón, escenarios de 25 siglos de antigüedad en donde nacieron las artes escénicas con Esquilo quien le dio vida a la tragedia, allí estrenaron sus obras, Sófocles creador de Antígona y Edipo Rey, Eurípides creador de Medea y Aristófanes padre de la comedia.
Recorriendo las increíbles estructuras de la Acrópolis visitadas en el 2014 por 200.000 personas, se entiende la magnitud y la grandeza de lo que fue este imperio, pues este lugar destruido a través de los siglos por persas, cristianos, romanos, otomanos y venecianos, siempre se levantó victorioso de las cenizas.
Los actuales trabajos de restauración de las estructuras de la Acrópolis compuesta por el Partenón, la Propylaia, el templo de Atenea y el Erecteión de 2.500 años de antigüedad, podrían interpretarse como un mensaje a la humanidad de que el pueblo griego no se rinde a pesar de los reveses. Restaurar los monumentos y preservarlos para que la humanidad los disfrute por muchos siglos más, es un poderoso acto simbólico que demuestra el tesón de esta cultura.
Es necesario un recorrido por el Museo Arqueológico Nacional para entender como la cuna de la civilización comenzó a dar sus primeros pasos desde el año 7 mil antes de cristo. Irene Pavlov experta guía del museo que nos adentró en sus narraciones históricas y míticas en 5 idiomas y que son patrimonio inmaterial de la humanidad, estas narraciones escuchadas allí adquieren un valor especial al confrontar los detalles de las vidas de estos heroicos personajes con los testimonios escultóricos, arquitectónicos que han soportado el embate de las guerras y que conservan allí el esplendor de Grecia y las huellas de las naciones y los imperios que hicieron presencia a lo largo de los siglos.
El museo de la Acrópolis es una visita obligada, pues allí se encuentran los tesoros más preciados de la historia del mundo, como por ejemplo las esculturas originales de las Cariátides del Erecteión, estas esculturas son columnas que representan la figura de 5 jóvenes griegas que danzan con gracia. El Erecteión fue el lugar en el que según la mitología griega, la diosa Atenea le ganó a Poseidón la batalla con la que se convirtió en patrona de la ciudad. Producto de la pelea, Atenea estrelló su lanza contra el suelo del que brotó un árbol, considerado el olivo sagrado y el cual se puede apreciar en la Acrópolis.
El Ágora Griega, otro de los tesoros de Atenas, fue la plaza central en la antigüedad, ese lugar era un cruce de caminos en el que confluían filósofos, políticos, sacerdotes y vendedores ambulantes. Recorrimos en principio la Estoa de Átalo museo que conserva una amplia colección de esculturas y artefactos en donde es posible apreciar los escudos usados por los soldados espartanos y una pequeña escultura que según el museo parece corresponde al gran filósofo Sócrates, además de una colección de diminutas copas de cerámica que eran usadas para darle a beber cicuta a los condenados a muerte.
Nos desplazamos por las ruinas del Ágora griega comenzando por la plataforma destinada a los oradores y al internarnos entre las ruinas encontramos la prisión estatal, lugar en el que Sócrates estuvo preso y fue ejecutado; permanecimos en aquel lugar por un largo rato, haciendo conciencia y entendiendo que estábamos pisando el mismo suelo que pisaron los pioneros de la democracia, la filosofía, las ciencias y el arte.
Continúanos la peregrinación hacia el Cabo Sounion, localizado al sur de Grecia, en donde se levanta el Templo de Poseidón, estando allí, contemplamos el Mar Egeo, parados en el acantilado desde el cual y según la leyenda, el Rey Egeo se suicidó al creer que su hijo Teseo había fallado al tratar de matar al Minotauro.
En Delphi al norte de Grecia, llegamos hasta el templo de Apolo, localizado en las montañas rocosas del Parnaso. Allí vimos el Oráculo, consultado por reyes y aristócratas, Alejandro Magno estuvo allí, tan pronto ascendió al trono, preguntándole al oráculo sobre el futuro de su imperio y antes de emprender la campaña con la que conquistó el mundo.
Observando la ciudad desde el Hotel Boutique Coco-Mat Nafsika, localizado al norte de la ciudad en Kiffisia, propiedad de los empresarios Mike y Vicky Evmorfidis, se tiene la impresión de que este gran conjunto arquitectónico dedicado a la memoria posee otros encantos; pequeñas calles empedradas donde músicos y vendedores ambulantes llenan con su voz musical estos sitios que pudiera uno imaginarse solitarios.
Casas decoradas con hermosos jardines, gente amable que te aborda en la calle invitándote a conocer sus almacenes y un trato especial que te hace sentir como si pertenecieras a este lugar. Al caminar por la ciudad vimos entre las rocas llenas del poder de los siglos, decenas de gatos que saltan y juegan llenos de magia como unos habitantes silenciosos y solemnes.
Desde Atenas a tres horas en bote visitamos las islas de Hydra, Egina y Poros. En la isla de Hydra el turista puede recorrer en burro sus estrechos caminos donde encontrará tiendas de artesanías diversas entre las que sobresalen sus hermosas cerámicas con incrustaciones de oro. El paisaje montañoso de la isla de Poros alberga una imponente torre desde donde se observan edificaciones antiguas totalmente blancas que contrastan con el azul del Mediterráneo. En Egina encontramos el templo de Afaya, que complementa el triángulo sagrado de los antiguos griegos, compuesto por los templos de Zeus en Atenas, Poseidón en Cabo Sounion y Afaya.
Este viaje místico concluyó en las islas griegas navegando el mediterráneo, explorando la región de Gálatas, Corintios y el Peloponeso, donde el apóstol Pablo divulgó la doctrina de Jesús entre los primeros cristianos.
Realicé este viaje con mi esposo celebrando nuestro aniversario y aseguro que fue un viaje inolvidable, Grecia está viva y es una responsabilidad de los ciudadanos del mundo conocerla, hablar de sus maravillas, visitarla, atraer el turismo y disfrutar su gracia, reconocer el poder de esta gran nación para que no colapse, para que no muera. ¡Visite Grecia!