Este preescolar dentro de un asilo demuestra que la verdadera amistad no conoce de edades

Preescolar dentro de asilo ayuda a niños y alegra a los ancianos

Los jóvenes y los viejos se conectan y aprenden unos de los otros en este lugar único.

De muchas maneras, Providence Mount St. Vincent en Seattle es una típica comunidad para personas mayores. Es hogar de unos 400 residentes ancianos y les proporciona distintos tipos de asistencia. Sin embargo, dentro de sus instalaciones también se encuentra el Intergenerational Learning Center –un preescolar en donde los niños y ancianos tienen la oportunidad de formar lazos entre sí.

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Dos niños con una residente en el ILC.

Establecido en 1991, el ILC tiene el propósito de permitirles a los niños aprender sobre la aceptación mientras también son criados, de acuerdo con el sitio web del lugar. También ayuda a los ancianos a desarrollar un mayor sentido de valor propio y fomenta las interacciones sociales.

Esta peculiar misión es el tema principal del documental "Present Perfect", que fue filmado entre 2012 y 2013 en el ILC. Actualmente se encuentra en post-producción y se ha creado una iniciativa en Kickstarter para recaudar fondos para el proyecto.

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Una residente con una niña de preescolar en el ILC.

Los niños en edad preescolar son ubicados en seis distintas clases en el ILC, según le dijo Susan Clark, encargada de relaciones públicas, a The Huffington Post. Los niños asisten a clases de arte y música, y tienen momentos de lectura y ejercicio junto a los ancianos.

Marie Hoover, directora del ILC, le dijo a HuffPost que interaccionar con los ancianos tiene beneficios comprobados en los jóvenes, haciendo que tengan mente más abierta.

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Un niño con un residente del ILC en la fiesta de Halloween del año pasado.

"Para los niños del ILC, interactuar con los residentes es sencillamente parte de su vida diaria aquí y pienso que la manera en la que el envejecimiento es 'normalizado' para ellos podría ser el beneficio más importante que reciban de este programa", dijo Hoover. "Ha habido padres que me llaman años después de que sus niños se graduaron de nuestro programa para dejarme saber sobre algún incidente en el que sus niños fueron los primeros en saludar cálidamente a alguien que estuviera en una silla de ruedas".

Y en cuanto a los ancianos, la administradora Charlene Boyd dice que están felices con la compañía de los niños.

"Los niños traen mucha energía y alegría a nuestros residentes. Muchos de nuestros residentes son viudos o viudas y pueden sentirse solos. Sus hijos adultos pueden seguir trabajando, así que podrían no verlos tan seguido como ellos quisieran", dice Boyd. "Tener a los niños cerca parece hacer que nuestros residentes sientan como si siguieran siendo parte de la comunidad".

--Esta nota fue publicada originalmente en inglés por Kimberly Yam en HuffPosts Good News. La traducción es de Sonia Ramírez.

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