11 cosas que sólo entenderá quien tenga tres hijos

11 cosas que sólo entiende quien tiene tres hijos

Con tres niños, los padres no sólo se ven superados en número, sino además seriamente estresados. De hecho, un estudio de 2013 realizado entre más de 7,000 madres estadounidenses reveló que tres es la cifra de hijos con la que una mujer puede estresarse más. Incluso más que con cuatro o cinco.

Según el estudio de TODAYMoms.com, el paso del primer al segundo hijo resulta llevadero, pero del segundo al tercero es una transición de más peso. Por sorprendente que parezca, los niveles de estrés caen cuando el número de hijos aumenta a partir de los cuatro niños, por lo que las madres de tres lo pasan peor. Aparentemente, cuando superas un nivel crítico —cuando la masa de niños ya actúa como un grupo—, te relajas más.

Como madre de tres hijos orgullosa (pero a veces exhausta), esta editora de Huff/Post50 conoce bien esa sensación. Hay muchos momentos en los que los niños son totalmente encantadores, pero hay otros en los que no sabes cómo podrás sobrevivir hasta la hora de acostarte. Esta lista, recopilada con ayuda de los lectores, va dedicada a todos los estresados padres de tres hijos. Estas son las 11 cosas que sólo ustedes entenderán de verdad.

1. La dificultad de encontrar una habitación de hotel barata. La mayoría de hoteles no admiten a cinco personas en una habitación, lo que significa que o escondes a un niño o pagas por dos habitaciones. Encontrar una mesa para cinco en un restaurante tampoco es tan fácil como conseguir una para cuatro… Lo mismo que con los taxis.

2. La necesidad de un auto familiar grande. ¿Te gusta tu Honda Civic? A nosotros también nos gustaba el nuestro. Ahora sólo nos apañamos con una minivan o una SUV, sobre todo si además nos toca llevar a los amigos de los niños.

3. La lucha por un asiento con ventanilla EXISTE. Ningún niño quiere quedarse con el asiento del medio, lo que significa que pelearán por ello. Mucho. Aunque hay buenas noticias para el que se lleve la peor parte: una reciente investigación señala que los niños que se sientan en el centro suelen tener más éxito en la vida, especialmente en los negocios.

4. Los retos de ser chofer. Dos padres que conducen dos autos sólo pueden llevar a dos niños a la misma vez, lo cual quiere decir que siempre hay alguien a quien no pueden prestar atención. Dicho de otra manera, si el pequeño tiene entrenamiento de fútbol y otra tiene piano, ¿quién recoge a Sara de natación?

5. Las necesidades de algunos niños medianos. Con tres hijos, siempre cabe la posibilidad de que tiendas a centrarte en el mayor —y a mimar al pequeño— a costa del mediano. Como consecuencia, algunos hijos medianos necesitan más que sus hermanos que les infundan confianza. Pero ser el mediano también tiene sus ventajas: hay estudios que muestran que son más sociales, creativos y exitosos en los negocios.

6. Las alianzas cambiantes que se producen entre ellos. Hacen que la diplomacia mundial parezca un juego de niños.

7. Menos preocupaciones. Cuando tienes tu primer hijo, te inquietas por todo. Cuando ya vas por el tercero, el nivel de nerviosismo desciende bastante. ¿Que te quieres comer algo del suelo? ¡Pues adelante!

8. La creencia de que eres muy buen padre. La gente piensa que ese es el claro motivo por el que sigues teniendo hijos. Esperan que, con tres niños, sepas lo que estás haciendo. Qué equivocados están...

9. La necesidad de una lavadora tamaño industrial. Añadir un cuerpo más al lote significa un aumento exponencial en el lavado de ropa (y en todo lo demás). La lavadora no dejará de girar, día y noche. Aprenderás a cuadrar tus horarios con el tiempo de cada carga: pones una justo antes de salir corriendo al supermercado y doblas la ropa mientras ves Netflix.

10. La dificultad de encontrar una niñera. Puede que la vecina de 15 años sea perfectamente capaz de cuidar a dos niños. Pero quizá un niñero menos experimentado sienta demasiada presión ante la idea de cuidar de tres o más, sobre todo si son proclives a pelearse entre ellos.

11. Nunca se da la circunstancia de que todo el mundo tiene justo lo que necesita. Nunca, nunca jamás.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés por Shelley Emling en HuffPost 50. La traducción es de El Huffington Post.

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