¿Recuerdan aquella promesa fresca de Barack Obama? ¿Qué pasó con aquel muchacho?

¿Qué pasó con aquel muchacho? ¿Qué pasó con sus promesas?
President Barack Obama walk son Pennsylvania Avenue near the White House in Washington, Tuesday, Jan. 20, 2009, during his inaugural parade.(AP Photo/Charlie Neibergall)
President Barack Obama walk son Pennsylvania Avenue near the White House in Washington, Tuesday, Jan. 20, 2009, during his inaugural parade.(AP Photo/Charlie Neibergall)

WASHINGTON -- En viajes recientes me han hecho la misma pregunta en Beijing, Auckland y Roma: ¿Qué le ocurrió a Barack Obama?

Pero en realidad son varias preguntas: ¿Qué ocurrió con aquel muchacho fresco, idealista? ¿Qué pasó con su poder y su popularidad en Estados Unidos? ¿Por qué no domina el escenario político como lo hizo una vez? ¿Por qué no es tan eficaz como debía serlo?

Algunas respuestas:

Medio Oriente: La región que inicialmente lo hizo lucir como un hombre sabio, ahora lo hace ver confundido. Su promesa de poner fin a la guerra de nueve años en Iraq lo ayudó a ganar la presidencia y mientras Osama Bin Laden no está, el Estado Islámico aterroriza a la gente en ese lugar. El presidente que ganó el Premio Nobel por sus objetivos idealistas ahora hace llover bombas en territorio sirio y se resiste a desplegar "botas sobre el terreno".

Problemas mundiales: Para ser un abogado, Obama debía estar mejor entrenado en el uso de la ambigüedad. Sin embargo hace declaraciones tan radicales que dañan su credibilidad. Le aseguró a todos los estadounidenses que su plan de salud permitiría que todos podrían "mantener su doctor". Eso no es del todo cierto. Declaró que si el presidente sirio Bashar Assad cruzaba la "línea roja" y usaba armas químicas, Estados Unidos respondería severamente. Assad lo hizo y nosotros no. Obama dijo que "era muy poco probable" que el ébola llegara a Estados Unidos y dos semanas después un hombre moría en Dallas.

Expectativas por las nubes: Obama llegó a la escena con la frescura de Kennedy, el optimismo juvenil, las credenciales de la Ivy League y una prueba evidente de que Estados Unidos podía superar su "pecado original". Su historia de vida era en sí misma un triunfo multirracial, internacional. Por su propia iniciativa pondría fin a la guerra, haría la paz con el Islam, ayudaría a los oprimidos, salvaría la economía de Estados Unidos. Todas esas expectativas (que hizo todo lo posible por avivarlas) eran imposibles de cumplir. Él no las ha cumplido. Nadie puede.

El Internet: El ascenso de Obama fue meteórico aún para los patrones norteamericanos. Parte de las razones se deben a la era digital. Es la primera "marca personal" viral en la Casa Blanca. La política es más voluble en la época de Facebook, Twitter, Instagram, pero también más fragmentada. Obama consiguió abrir nuevos caminos alrededor de la "centralización" de los medios de comunicación, pero ahora le resulta más difícil llamar la atención en medio de la cacofonía digital. El Internet ha pasado a otras marcas y tendencias.

La economía: El historial de Obama en este aspecto es más sólido que crítico. Su apoyo a los "rescates financieros" ayudaron a prevenir una catástrofe. Su estímulo funcionó para algunos. Su equipo ha mantenido la economía estadounidense mejor posicionada para competir y cooperar con China. El plan de salud del Obamacare- aún implementado a pedazos- ayudó a millones y puso control sobre las aseguradoras.

¿Por qué si su reelección en el 2012 fue por estos récords no se ha mantenido el apoyo? ¿Por qué?

Porque los ricos son cada vez más ricos y la clase media se ha estancado. La productividad crece, pero los salarios no. El mensaje tácito de Obama es: "Sin mí hubiera sido peor". Tiene razón, pero tampoco es un lema que inspira.

Washington: Obama prometió terminar con la disfuncionalidad del gobierno. No lo hizo. Una de las razones es estructural. Aunque el presidente de Estados Unidos es carismático, no es el jefe de la fiesta, no es el primer ministro ni es el rey. Nuestros fundadores dividieron el poder y todavía permanece dividido.

Los republicanos también se la han hecho más difícil a Obama. Los nuevos presidentes suelen tener un período de "luna de miel". Él no lo tuvo. El primer día que llegó a su oficina en el 2009, los republicanos se reunieron para planear su muerte política y surgió una especie de voto colectivo para que fuera presidente de un solo término.

Raza: Los estadounidenses debaten, en mayor o menor medida, si el tema racial es un factor en las dificultades que enfrenta Obama. Una cualidad que inspiró a muchos -el primer afroamericano en la Casa Blanca- también lo hizo una figura peligrosa para muchos. Quienes niegan que la raza sea un factor, no conocen a Estados Unidos; pero quienes afirman que es por la raza, tampoco conocen a Estados Unidos.

Competencia: Obama ha evitado una catástrofe administrativa tipo Katrina. Su mandato se ha mantenido relativamente libre de corrupción, pero la gestión cotidiana es otra cosa. El lanzamiento de su proclamada ley de salud fue un desastre, el cumplimiento de la seguridad fronteriza ha sido irregular y la respuesta inicial al brote de ébola ha sido lento y de bajo perfil. La amenaza de la metástasis del ébola podría dominar los dos últimos años de su gobierno.

El propio Obama: A pesar de su orgullo feroz y de mostrarse seguro de sí mismo en público, Obama también es cauto y precavido. Está a favor de la complejidad sobre la simplicidad. Ha sido alabado toda su vida por sus propios dones y por abrirse camino solo. Está acostumbrado a ser observado, a ser respetado aún cuando no sea querido. A él le gusta que otros se sientan a gusto y por eso evita la confrontación. Ha subido por el tubo engrasado con encanto y en el momento oportuno más que exponiendo su propio pecho en combate.

Por su naturaleza suave, reflexiva, esperanzadora consiguió la reelección, pero también el menosprecio ante el Congreso y ante otras realidades políticas no muy agradables. Trajo su propia camarilla política de Chicago y su equipo de campaña en el 2008. Todavía permanece acurrucado con ellos. No ha hecho muchos amigos en Washington, más bien ha ganado enemigos, pero a él parece no importarle.

El mundo está hoy bajo asedio. Es fácil llegar a la conclusión de que la ferocidad y la confrontación son obligatorias. Su liderazgo se pondrá a prueba más que nunca en estos dos últimos años. Ya Estados Unidos no se dirige como lo hizo una vez, pero su rol aún es indispensable y central. Lo que le pasó a Obama en el pasado importa menos que lo que le pasa ahora.

La versión original de este artículo fue publicada en Howard Fineman Political Read. La traducción es de Hirania Luzardo.


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