Inmigrante se refugia en iglesia para evitar deportación

Inmigrante se refugia en iglesia para evitar deportación

La situación del salvadoreño Francisco Aguirre se complica en la medida que se le acorta el tiempo. La amenaza de una deportación es latente a pesar de su refugio en una iglesia de Portland, Oregon.

Es la primera vez que un caso como éste ocurre en una iglesia de esa localidad. En el pasado han existido otros similares como el de Elvira Arellano, que en el 2006 se parapetó por un año en una iglesia metodista de Chicago para evitar la deportación. A las iglesias o a cualquier sitio de oración no deben llegar las autoridades migratorias, y menos con el fin de arrestar o deportar.

Aguirre tiene 35 años y llegó a Estados Unidos procedente de El Salvador hace 20 años. Es también coordinador del proyecto Voz Workers' Right Education, una organización sin fines de lucro que tiene un centro de orientación laboral. Es un activista conocido en su comunidad. Es además músico.

Sin embargo, la situación de Aguirre no es la de un simple inmigrante indocumentado que trata de evitar la deportación a su país natal y la separación de sus dos hijos, quienes son ciudadanos estadounidenses.

Aguirre tiene un historial complejo, entre lo más notable es una anterior deportación después de haber sido encontrado culpable por tráfico de drogas hace 15 años. Todo indica que el salvadoreño vendió drogas a policías encubiertos. Él siempre ha sostenido su inocencia ante los cargos que se le imputaron en 1999.

Aparentemente, estuvo mal asesorado por un abogado -según cuenta Aguirre- y por eso fue deportado.

Pero el caso no termina ahí. Francisco Aguirre volvió a entrar a Estados Unidos de manera indocumentada y el pasado agosto fue arrestado por conducir bajo la influencia de bebidas alcohólicas.

El historial criminal de Aguirre - según las autoridades de inmigración- con una deportación previa y el DUI determinaron que ahora sea considerado como "una amenaza a la seguridad pública y sea necesaria su remoción del país", explicó Andrew Muñoz, vocero de inmigración.

Aguirre sostiene su inocencia. Líderes comunitarios en Oregon argumentan que él es un ejemplo a seguir por lo que han lanzado una campaña a favor del inmigrante y con el fin de evitar el regreso a su país y la separación de sus hijos.

Aguirre sigue en su refugio en la Iglesia Luterana Augustana, que cuenta con 900 miembros, y que junto a otras congregaciones del país forman parte de un movimiento para dar protección a inmigrantes en peligro de deportación.

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