Vivir entre los tarahumaras - aunque sea por una semana- es una experiencia única, difícil de comparar a nivel humano.
Esta comunidad indígena de México reside, primordialmente, en la Sierra Madre Occidental, que atraviesa el estado de Chihuahua y el sureste de Durango y Sonora. Vive dispersa entre rancherías y pequeños poblados en las imponentes y adversas montañas.
La lluvia o la sequía son extremas para los tarahumaras o rarámuris, quienes luchan diariamente contra las inclemencias del tiempo. La vida entre las cumbres es escabrosa como la propia geografía que los rodea.
El problema de la hambruna en la comunidad rarámuri ha llamado la atención a nivel internacional. Los índices de depresión, incluso de suicidio, son altos debido a las difíciles condiciones de vida.
Ricardo Bon Echevarría, cofundador del Banco Diocesano de Alimentos Guadalajara A.C. (BDA), de la Asociación Mexicana de Bancos de Alimentos, lleva más de una década en una constante y difícil labor altruista que lo motiva a enviar camiones de ropa, medicinas y alimentos hasta la sierra chihuahuense.
"Nuestros esfuerzos por los problemas de desnutrición que vive el país nunca son suficientes, estamos conscientes que los indígenas mexicanos y especialmente los rarámuris están entre los grupos más vulnerables afectados por la desnutrición", explicó Bon Echevarría durante una entrevista para un programa especial del show Sábado Gigante de la cadena Univision.
Según el Informe de Desarrollo Humano de los Pueblos Indígenas de la ONU entre los 10 municipios de población indígena de menor índice de desarrollo humano (IDH) en México, los seis más bajos están localizados en la sierra chihuahuense: Batopilas, Carichí, Morelos, Balleza, Urique y Uruachi. Chihuahua ocupa la posición número 28 en cuanto al IDH de la población indígena, pero el número ocho en cuanto a la población no indígena.
Fotos de la vida rarámuri, resultado de una semana de convivencia entre esta comunidad indígena: