En un acto sin precedentes dentro de la milenaria historia de la Iglesia católica, dos papas vivos presidieron la ceremonia de santificación de dos pontífices fallecidos.
Este domingo en El Vaticano, el papa Francisco declaró santos a Juan XXIII y Juan Pablo II ante más de 800 mil personas congregadas en la Plaza de San Pedro y sus alrededores. En la ceremonia también se encontraba el papa emérito Benedicto XVI.
Juan Pablo II recibió la canonización más rápida de la era moderna. Benedicto lo puso en la vía de la canonización rápida luego de su muerte "santo súbito" ("santo ya") y Francisco modificó las reglas de canonización al decidir que no era necesaria la evidencia de un segundo milagro que establecen las normas para declarar santo a alguien.
Con información de AP