Obama es peor que Bush con los migrantes: NYT; bajo el disfraz de la 'tolerancia', deporta y criminaliza a más

Obama es peor que Bush con los migrantes: NYT
President Barack Obama pauses while speaking at Bladensburg High School in Bladensburg, Md., Monday, April 7, 2014, about the economy and to announce the winners of a competition he launched last fall to bring together educators and employers to redesign the high school experience to give students access to real-world career skills and college-level courses. (AP Photo/Pablo Martinez Monsivais)
President Barack Obama pauses while speaking at Bladensburg High School in Bladensburg, Md., Monday, April 7, 2014, about the economy and to announce the winners of a competition he launched last fall to bring together educators and employers to redesign the high school experience to give students access to real-world career skills and college-level courses. (AP Photo/Pablo Martinez Monsivais)

Una investigación realizada por el diario estadounidense The New York Times con datos oficiales muestra que la administración federal a cargo de Barack Obama endureció sus políticas migratorias, mientras que el discurso decía otra cosa. Los indocumentados mexicanos son deportados en mayores números hoy que en el pasado, y por causas menores; además, ahora se les fincan cargos criminales que los inhabilitan para volver a Estados Unidos.

La investigación es una sorpresa; Obama ha hablado de aligerar la presión contra los migrantes y su discurso, de orientación demócrata, se inclina por la tolerancia para quienes llegan desde otros países.

Pero los datos duros muestran que Obama ha sido peor con los inmigrantes que George W. Bush, un republicano con imagen de intolerante y conservador.

El Times dice que durante la administración Obama las deportaciones tomaron un ritmo récord.

El Presidente estadounidense ha dicho que el gobierno va por “criminales, pandilleros, personas que están haciendo sufrir a la comunidad; no estudiantes, no gente que está aquí sólo porque están tratando de encontrar la manera de alimentar a sus familias”.

“Pero un análisis de The New York Times sobre los registros internos del gobierno muestra que desde que el Presidente Obama asumió el cargo, dos tercios de los casi dos millones de casos de deportación involucran a personas que habían cometido infracciones menores, incluyendo violaciones de tráfico, o no tenía antecedentes penales en absoluto. El veinte por ciento –o aproximadamente 394,000– de los casos se trató de personas condenadas por delitos graves, incluidos los delitos relacionados con las drogas”.

Las deportaciones se han convertido en uno de los temas nacionales más polémicos de la presidencia de Obama, y un examen de los antecedentes de la administración muestra cómo hubo una desconexión entre la meta del Presidente y la realidad, señala el diario.

Diversos estudios de registros en la Corte Federal de Estados Unidos, así como los informes anecdóticos de los últimos años, han suscitado preguntas acerca de quiénes están siendo deportados por las autoridades de inmigración, dice el trabajo realizado por Ginger Thompson y Sarah Cohen. El análisis se basa en datos del gobierno que cubren más de 3.2 millones de deportaciones en cerca de 10 años; fueron obtenidos bajo el Freedom of Information Act (solicitud de información directa a una dependencia), y proporcionan un retrato más detallado de las deportaciones llevadas a cabo por la administración Obama.

“Los datos demográficos de los que están siendo deportados hoy no son tan diferentes de los que fueron deportados en los últimos años. La mayoría fueron mexicanos menores de 35”, dice el Times.

“Los registros muestran que los mayores aumentos en deportaciones se registraron en aquellos inmigrantes ilegales cuyo delito más grave fue catalogado como una ‘violación de tráfico’, incluyendo conducir bajo la influencia [de alcohol o droga]. Los casos se cuadruplicaron a 43,000 durante los últimos cinco años de la administración del Presidente George W. Bush, a 193,000 durante los cinco años de Obama en el cargo”.

Los datos también reflejan la decisión de la administración Obama de imputar delitos a inmigrantes, que antes eran deportados sin cargos formales. En el último año de la administración de Bush, más de una cuarta parte de las personas capturadas en los Estados Unidos sin antecedentes penales fueron devueltas a sus países de origen sin cargos. En 2013, se presentaron cargos en más de un 90 por ciento de esos tipos de casos, lo que prohíbe a los inmigrantes que regresen durante al menos cinco años, señala el diario.

El Times dice que las deportaciones comenzaron a aumentar de forma pronunciada en los últimos años de la administración Bush. “Al no haber podido ganar una reforma integral, en parte porque los opositores argumentaron que no se había avanzado lo suficiente en seguridad de las fronteras, la administración emprendió una ofensiva contra los migrantes. Se intensificaron las incursiones de tipo militar en fábricas y granjas, y se ha concedido a la policía local la autoridad para verificar el estatus migratorio de los extranjeros que sospechaban de estan en el país ilegalmente. Las deportaciones alcanzaron 383,000 en 2008”.

El Congreso apoyó estos movimientos, dice, duplicando el presupuesto de la agencia de inmigración a $ 5.5 mil millones en 2008, e impuso un mandato que requiere a la agencia de inmigración detener a un promedio diario de 34,000 inmigrantes.

Obama atacó a esas políticas durante su campaña de 2008. “Cuando las comunidades son aterrorizadas por las redadas de inmigración; cuando madres amamantando son separadas de sus bebés; cuando los niños llegan de la escuela para encontrar que sus padres han desaparecido; cuando las personas son detenidas sin acceso a una asistencia legal, el sistema no está funcionando”, dijo. Criticó a su oponente republicano, el Senador John McCain, de Arizona, por haber abandonado la reforma de inmigración cuando se convirtió en “políticamente impopular”, y se comprometió a hacerla una prioridad en su primer año en el cargo.

Obama, sin embargo, desistió a esa reforma y se concentró en la de salud; se dio cuenta que cumplir su promesa, dice el Times, requería un trabajo más arduo.

La versión original de este artículo se publicó en SinEmbargo.mx.

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