Papa Francisco: Una familia argentina hizo un vino en su honor y ¡Se lo dieron en la mano!

Familia argentina le hizo un vino especial y el Papa lo tomó (FOTOS)

Ellos son la familia argentina Banfi-Fernández. Diego, empresario, Flavia, periodista y sus tres hijos: Bruno, Cristiano y Allegra. Son dueños de la bodega Piccolo Banfi y elaboraron un vino, que sin imaginarlo, terminaría siendo en honor de su compatriota: el Papa Francisco. Y si la historia hasta ahí suena mágica espera conocer el momento en que el Santo Pontífice lo recibió en sus manos.

En exclusiva, HuffPost Voces entrevistó a Flavia Fernández Banfi quien compartió la maravillosa historia que nació desde que se creó este vino hasta el momento en que el papa Francisco lo tomó.

¿Cómo nace la idea de hacerle un vino al papa Francisco?
La familia de mi marido, Banfi, está en el mundo vitivinícola mendocino [Estado de Argentina] hace más de una década. Tienen una bodega boutique, lograron vinos de excelente reputación. Pero nosotros tuvimos ganas de hacer nuestro propio camino y hace dos años creamos Piccolo Banfi. La bodega y finca quedan en Agrelo, Mendoza. Recién el año pasado estuvo listo nuestro primer vino. Los enólogos nos hablaron de uno muy especial, un blend que había salido estupendo. Bueno, había que buscarle nombre. Lo primero que se me ocurrió fue "Cónclave", un nombre que habíamos registrado hacía años. A mi marido le encanta registrar nombres y recuerdo que se lo sugerí cuando se realizó el cónclave que eligió a Benedicto. Pensé: "cónclave es encuentro, gran decisión. El color obispo… ¡qué lindo para un vino!".

¿Una premonición?
Sí, lo que jamás hubiéramos imaginado es que esa semana renunciaría Benedicto y comenzaba un nuevo cónclave. Recuerdo que sacamos el aviso en nuestra revista de vinos y buena vida, Cuisine & Vins. Aún no teníamos etiqueta. Busqué una tipografía romana, y le agregamos el CCLXVI, ya que se trataba del cónclave 266. Me preguntaron el por qué de la aclaración. Y yo bromeaba: "¡va a ser un cónclave especial!". A los pocos días se conoció la gran decisión y la emoción fue inexplicable. Estábamos impresionados. Decidimos poner en la etiqueta: "En conmemoración a Su Santidad Francisco". Fue un acto de amor, de orgullo.

¿Entonces no tenían planeado hacer este vino para el papa Francisco?
Todo nos condujo. Yo no sé si existen las casualidades. Que tus enólogos te hablen de un vino muy especial, que tengas registrado la palabra "Cónclave", que el papa sea argentino y que encima haya elegido el nombre Francisco... Nosotros amamos a San Francisco de Asís; hemos viajado varias veces, llevamos a nuestros hijos. "Hermano sol, hermana luna" es una de las primeras películas que vieron, y los marcaron. Todo era un gran cuento de coincidencias, de extrema dulzura.

¿Viajaron especialmente a entregarle el vino?
Y sí. Antes viajé yo. Fui el 19 de marzo, para la asunción. Sin el vino, por supuesto. Aún no teníamos etiqueta. Sentí la necesidad de estar ahí (además tengo familia en Roma). Y quería inspirarme para la etiqueta. Finalmente di con lo que quería en una santería cercana a San Pedro. Una postal con una moneda antigua, del Imperio Romano. Y de nuevo las coincidencias. Decía BRV (mi hijo mayor se llama Bruno); había un delfín (los colecciona mi hijo Cristiano) y un angelito que relacioné con la niña más chica. Luego averigüé y ese angelito es un serafín, el serafín de la alegría. Mi hija se llama Allegra. Y el apellido de mi madre es Serafino.

¿El Papa sabía de la existencia del vino?
No, para nada. Fue toda una locura nuestra. Aclaro, porque no viene mal, que parte de lo recaudado será donado al Obispado de Merlo-Morón [en Argentina], que conduce el obispo Fernando Maletti. Nosotros no hicimos esto como negocio. Fue un gusto personal.

¿Cómo fue el momento en que se lo dieron y qué les dijo?
Increíble. Estábamos en la audiencia general de los miércoles, el 19 de febrero, el día de mi cumpleaños. El casi saluda uno por uno. Habíamos llevado tímidamente una botella, con la intención de dejarla en la Santa Sede. Pero nos dijeron que no, que lo lleváramos nosotros, que él agarraba presentes. De todas formas, yo estaba concentrada en la Medalla Milagrosa de mi madre y mi estampita de Santo Pío. El vino era anécdota, y lo tenía mi marido. Pero se acercó sonriente cuando vio a mi niña con un corazón tejido, que tomó en sus manos. La acarició. Luego le dio la bendición a Cristiano y repitió su nombre. Lo mismo con Bruno. Era tanto el nivel de intimidad y tranquilidad que le dije que tenía en mis manos la medalla de mi madre. La bendijo y me tomó de las manos. Después lo miró a mi marido, que tenía la botella. "¿Y esto?", dijo. "Para usted, Su Santidad". Y ahí acotó la frase que hizo reír a todo el mundo: "¡Van a creer que soy un curda!". Y se lo llevó a su asistente.

¿Qué sintieron en el momento en que lo tuvieron de frente?
Dulzura extrema. La sonrisa no me la olvidaré en mi vida. Él está feliz. Creo que lo nutre el contacto con la gente. Lo necesita y entra en una especie de éxtasis. Noté que si no lo sacan, él es capaz de quedarse seis horas abrazando gente.

¿Puede servir para el vino de la misa? ¿es un vino bendito?
La verdad no conozco las características del vino de misa. Mi tío sacerdote, Don Vincenzo, en su parroquia del sur de Italia, utilizaba el que le gustaba.

¿Qué recuerdo te queda de esa experiencia?
Magia.

¿Qué dijeron tus hijos?
Quedaron fascinados por lo real que es Francisco. Messi pasó a segundo puesto. Y la chiquita lo lleva en su pecho. Me pidió dos medallas iguales por si una se le pierde en el colegio.

Así se preparaban para esperarlos
Cortesía Familia Banfi
El papa bendijo a los nenes: Bruno, Cristiano y Allegra
Cortesía familia Banfi
El papa se detiene a hablar con ellos
Cortesía Familia Banfi
De la mano de Flavia, el papa descubre el vino
Cortesía Familia Banfi
El papa Francisco recibe el vino de la familia Banfi
Cortesía familia Banfi
También Allegra le entregó un corazón
Cortesía familia Banfi
Este es el vino elaborado en honor al papa Francisco
Cortesía familia Banfi
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