Por segunda vez en una semana, centenares de personas se congregaron en Sinaloa para pedir la liberación del notorio narcotraficante Joaquín "El Chapo" Guzmán, pese a los intentos del gobierno mexicano de prevenirlo. La policía local había arrestado a una cincuentena de manifestantes previo a la demostración con el intento de evitar la concentración de los fieles al "Chapo".
Los manifestantes desafiaron las medidas de seguridad y la detención de un centenar de ellos para volver a salir a las calles del centro de Culiacán, capital del estado mexicano, en apoyo de quien consideran un benefactor, defensor de los pobres y enemigo de un gobierno del que desconfían profundamente.
La marcha de los sinaloenses comenzó en la capilla de Jesús Malverde, al que algunos consideran el protector de los narcos, y culminó media hora más tarde en el templo de La Lomita, por la avenida Emiliano Zapata, según informa Associated Press.
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Apoyan al Chapo Guzmán
Su reportero Martín Durán agrega que la mayoría de los manifestantes procedían "de Badiraguato, la tierra natal de Guzmán, y del valle de Culiacán".
Unas 100 personas más fueron arrestadas.
Sin embargo, agrega AP que personas entrevistadas por el reportero "que no quisieron dar su nombre por temor a represalias, indicaron que a los que se anotaran les darían 700 pesos. Además, durante la marcha se pudo constatar la distribución de agua y comestibles.
En la primera manifestación, fuentes denunciaron que los participantes recibieron 500 pesos, además de tamales, agua y cerveza. Las autoridades aún investigan quién organizó ambas medidas de apoyo.
La manifestación, al igual que la del miércoles pasado que incluyó a alrededor de un millar de personas, fue en parte convocada a través de mensajes de texto y avisos en los medios sociales. Otra marcha similar se dio en Guamúchil, Sinaloa. Durante las demostraciones los presentes bailaban al son de narcocorridos.
Joaquín Guzmán fue arrestado el sábado 22 de febrero en Mazatlán al cabo de 13 años de búsqueda intensa por parte de las autoridades mexicanas y estadounidenses, ya que penden contra éste acusaciones en ambos países. En Chicago, especialmente, fue bautizado como "enemigo público número uno", apodo que hasta ahora se reservaba al no menos legendario jefe de la mafia Al Capone.
Los manifestantes enarbolaron pancartas en las que decía "No queremos otra Guerra" y "Amamos al Chapo".