No todos los años se divulgan tantas fotos, a nivel internacional, del "entierro de Pachencho" en Cuba.
Pero cada año la celebración adquiere mayor interés, especialmente para los turistas, quienes deciden desplazarse hasta el pequeño poblado de Santiago de Las Vegas, a unas 12 millas de La Habana, con el fin de presenciar el "final" del popular personaje.
El hombre tiene un nombre en la vida real: Divaldo Aguiar y así se le identifica el resto del año, pero el 5 de febrero asume la personalidad de Pachencho.
La tradición nació en 1984 y el "supuesto funeral" se convierte en una fiesta callejera, donde el principal atractivo es llegar hasta el cementerio local con el ataúd de Pachencho, depositarlo en la tumba, ayudado por una cuerda, que baja el cajón a unos seis pies de profundidad.
Tal vez, la mejor parte es cuando desde arriba le echan ron cubano a Pachencho y éste abre los ojos y sale de la tumba.
"Volver a nacer es lo más bonito que te puede pasar en la vida", dijo a la agencia AP Pachencho, quien lleva caracterizando al personaje hace algunos años.