Pasaron menos, mucho menos de 24 horas desde lo que consideran su pecado capital y sectores radicales en el partido Republicano piden destituir a John Boehner, el presidente de la Cámara de Representantes.
Su falta: haber llevado a votación una propuesta de ley que no contaba con el visto bueno de los del movimiento intransigente Tea Party. Y no cualquier propuesta, sino la que autoriza al gobierno a pagar sus deudas.
Se trata de una medida que hasta 2010 era aprobada automáticamente por el Congreso para permitir que el Tesoro pague sus deudas, y que fue politizada a partir de entonces por una férrea y obstinada oposición al gobierno de Barack Obama. El secretario del Tesoro Jack Lew había anunciado la semana pasada que sin el permiso para tomar préstamos, el país podría entrar en un imprecedente "default" de pagos a partir del 27 de febrero.
Algunos de los republicanos radicales se oponen a aprobar cualquier ley que sea considerada como favorable para el presidente Obama. Otros se resisten a toda resolución que suba la deuda fiscal de Estados Unidos. Otros finalmente esperaban que a cambio de su visto bueno el gobierno suspendería la ley de salud Obamacare o al menos reduciría sus gastos.
Pero nada de ello sucedió. Después de 30 horas de debates internos en los que la bancada republicana no logró ponerse de acuerdo respecto a las condiciones para aprobar el margen de la deuda fiscal, Boehner sometió a votación una medida propia, en la que pedía, a cambio de la extensión del techo de la deuda, que el gobierno reinstale beneficios a familias de miembros de las fuerzas armadas, que fueron recortados el año pasado en negociaciones similares.
Como la administración Obama había demandado que se apruebe el límite fiscal sin condiciones, la idea de Boehner era poner al ejecutivo en un dilema: si aceptaba la condición, quebraba su posición; si la rechazaba, quedaba como opuesto a las familias de militares.
Pero los radicales en la bancada republicana no quisieron restituir el beneficio y la propuesta del mismo Boehner naufragó, llevándolo a finalmente y cuando el tiempo apremiaba someter a votación una propuesta sin condiciones.
Tal como lo había pedido Obama. De ahí, el furor que levantó Boehner - que en los últimos tres años había acatado sumisamente los dictados del Tea Party - entre los radicales.
Uno de los grupos más poderososo y militantes, el Senate Conservatives Fund, cuenta el Washington Post, llamó a reemplazar a Boehner.
"Los republicanos se rinden porque saben que la victoria es imposible cuando sus líderes están decididos a perder. Esos líderes transmitieron debilidad a los demócratas y saboteado los esfuerzos conservadores tantas veces que los republicanos no tienen ahora ninguna influencia. Hay una sola solución: John Boehner debe ser reemplazado como presidente de la Cámara de Representantes.
Los conservadores ayudaron a los republicanos a ganar la mayoría en la Cámara de Representantes, lo que hizo posible que Boehner fuese su presidente. Desafortunadamente, ha decidido ignorarnos y ayudar al presidente Obama a poner en práctica su agenda liberal".
El grupo lanzó un petitorio público por internet este miércoles, juntando decenas de miles de firmas para destituir a Boehner de su cargo. El petitorio comienza "Dear John, it´s over".
Pero según el Washington Post, el grupo no tiene suficiente poder para llevar por sí solo a la destitución de Boehner. Y muchos republicanos lo consideran demasiado extremista, luego de que también llamó a reemplazar al líder del partido en el Senado, Mitch McConnell.
Es más, según el New York Times la acción de Boehner incluso fortaleció su posición dentro del partido en su conjunto, ya que con su rápida decisión evitó más debates internos en el seno de la agrupación. Al mismo tiempo, al permitir el voto, hizo que la mayor parte de los 227 congresistas republicanos - con excepción de unos 35 - votaran en contra de subir el límite de la deuda fiscal.
Y nadie puede decir que no intentó llegar a una resolución interna y una muestra de unidad, escribió Johathan Weisman desde la colina del Capitolio.
Y culminó el análisis el senador Saxby Chambliss, republicano de Georgia y amigo personal de Boehner: "John ya había dicho que iba a asegurar que se aumentara el límite de la deuda fiscal para que podamos pagar nuestra deudas".
Y así lo hizo.
Before You Go
