Durante una hora, los telespectadores vieron dos caras detrás de un presidente que gesticulaba, hacía amplios gestos, tornaba ora a la derecha, ora a la izquierda, para pronunciar su discurso del Estado de la Unión 2014.
Eran el vicepresidente de Estados Unidos Joe Biden y el presidente de la Cámara de Representantes John Boehner.
Biden, claro, es demócrata, y Boehner, líder de los republicanos. Se suponía que la solemnidad del momento, el respeto por la institución de la Presidencia de Estados Unidos y la propia darían lugar al boato y la gravedad.
Pero Boehner ha entrado a los libros de historia como el primer líder parlamentario en anunciar que su tarea era anular leyes y no legislar nuevas. Todo en aras de la oposición feroz y total a Barack Obama, principal fenómeno de la política estadounidense en los últimos años.
Por eso, Boehner estaba en un aprieto. ¿Cómo mantenerse respetuoso sin aparecer como simpatizante de Obama?
Con los gestos, las muecas y, ay, las miradas que como otros tantos dardos atravesaban la espalda del primer mandatario. Y también con un apretón de manos en el que Boehner pegó su brazo al cuerpo y obligó a Obama casi a una genuflexión, como si lo reverenciara.
Y si no, míresen las siguientes imágenes en este video de HuffPost Live. Boehner en todo su esplendor. Ah, y un vicepresidente que tampoco puede, a veces, reprimir una mueca o sonrisa. Después de todo, dicen que será candidato presidencial en 2016.
No se pierda la reacción: en el minuto 00:14, Obama tiene su propia mirada de sarcasmo, Véase si no.