Fraude masivo en 9/11: más de 100 arrestos

Fraude masivo en 9/11: más de 100 arrestos

Durante más de una década, la imagen de los socorristas corriendo a salvar a las víctimas del atentado terrorista de 9/11 - el 11 de septiembre de 2001 - fue el símbolo de la entrega, el sacrificio, la dedicación de bomberos y policías.

Calles, monumentos, placas conmemorativas y una cultura de adoración y gratitud se desarrollaron en torno a la acción de quienes estuvieron en el Centro Mundial del Comercio de Manhattan, cuando cayeron las Torres Gemelas, ayudando a quienes no se podían ayudar.

300 bomberos y 23 policías murieron en el intento de salvar a algunas de las víctimas. Centenares de ellos resultaron heridos. Casi tres mil personas murieron en el ataque más letal contra la población estadounidense en la historia, el ataque terrorista más sangriento de todo.

Ahora, esta imagen podría corroerse, mancillarse, perder su identidad.

Sí, porque unos cien policías y algunos bomberos retirados fueron arrestados por órdenes del fiscal general de distrito de Manhattan Cyrus Vance, acusados de defraudar al fisco. De ellos, dijo el martes Bill Bratton, comisionado de policía de la ciudad, 72 son policías de la ciudad. Ocho son bomberos. El resto pertenecían a otras agencias policiales.

Por años, dicen las actas de acusación en sus 205 cargos, explica el Christian Science Monitor, los 102 fingieron dolencias que no existían. Conspiraron para describir heridas que no lo eran y peor, sufrimientos mentales que eran inventados.

Le costaron al Seguro Social alrededor de 400 millones de dólares. Cobraban un promedio de 50,000 dólares por año por dolencias imaginadas.

La mitad de los acusados gozaron por muchos años de beneficios por dolencias mentales relacionadas con 9/11 que no existían, dice la fiscalía.

Y el descubrimiento de los hechos, si son corroborados en corte, podría echar por tierra con esa imagen de honor y sacrificio.

Demandaron, dice el gobierno, compensación millonaria por sufrir PTSD: el trastorno de estrés post-traumático. O porque el cuerpo ya no les daba, porque eran inválidos. Un sufrimiento que ameritaba compensación porque les cercenaba el futuro, porque ya no podrían trabajar.

"Un hombre sonríe... en una moto acuática Sea-Doo. Otro mira la cámara detrás de los controles de su helicóptero. Un instructor de artes marciales posa con los brazos cruzados. Ahí están, montando motocicletas, acarreando carga en un barco pesquero, haciendo tiro al blanco para comparecer en NYPD Blues, saltando en una cancha, corriendo medio maratones, jugando al golf, dando entrevistas a la TV mientras venden canoli en el festival San Genaro de Manhattan".

Otros de los acusados comenzaron sus supuestas fechorías mucho antes del atentado, hasta dos décadas atrás, dice CNN. Pero las autoridades dicen que aquello se terminó:

"Perseguiremos cada uno de los centavos que estos poco honrosos ladrones robaron fraudulentamente, para que los verdaderos héroes bomberos, policías, enfermeros y civiles que sí arriesgaron sus vidas el 11 de septiembre de 2001 y en la actualidad sufren por ello, puedan recibir la atención que tanto necesitan", dijo James T. Hayes, agente especial de Investigaciones Seguridad Interna en Nueva York, una división del Servicio de Inmigración y Aduanas.

Los acusados niegan los cargos, especialmente quienes son supuestamente los cabecillas de esa operación: Raymond Lavallee, de 83 años, abogado, exagente de la FBI, exfiscal de condado; Thomas Hale, de 89, un consultor y experto del Seguro Social; John Minerva, de 61, un miembro del sindicato de detectives; Joseph Esposito, de 64, un agente de policía jubilado.

Los acusados, dijo el fiscal Cyrus Vance, "tenían instrucciones para decirle a la Agencia de Seguridad Social que no tenían ya las habilidades básicas para la vida, como cocinar para sí mismos, vestirse, pagar sus cuentas, socializar".

y también, como agrega la BBC: "Muchos de los acusados fueron instruidos para decir que tenían miedo a los aviones y estar en el interior de edificios altos", explicó el asistente del fiscal, Chrisopher Santora.

Los acusados salieron libertad tras pagar una fianza de entre 250,000 y 1 millón de dólares.

La investigación, enfatizó el fiscal, "está en sus comienzos" y podría abarcar más personas y más acusaciones. Según el Christian Science Monitor, podrían llegar a 1,000 personas. La conspiración para delinquir habría comenzado en 1988.

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