Dennis Rodman y la diplomacia del deporte

Dennis Rodman quiere el Nobel de la Paz

En 2011, cuando el exjugador de la NBA y figura excéntrica como pocas entre los famosos estadounidenses Dennis Rodman visitó Corea del Norte por primera vez con el equipo de los Globe Trotters, muchos lo vieron como una extensión de sus travesuras. Cuando se publicaron detalles de su reunión con el líder dictatorial de ese país, Kim Jong Un, parecía que para ambos era una jugada propagandística para agrandar sus ya extendidos egos. Cuando volvió a Corea por segunda vez, Rodman ya estaba anunciando que lo suyo era una apertura diplomática, que estaba haciendo historia. Y Corea anunciaba que a través del excampeón con los Chicago Bulls la imagen de ese país empobrecido y oprimido por su propia elite se redimía y rectificaba ante el mundo.

Cundió la risa, más que nada. Una caricatura mostró a Kim Jong hablando con un compungido asesor luego de la partida de Rodman, diciéndole: "¿Cómo? ¿Que no era Obama?"

En la ocasión, se supo, Rodman trajo a Kim dos cajas de Vodka Rodman, sí, porque ya tiene su propia destilería, o etiqueta, además de haber escrito un libro para niños, además de, hace unos años, haberse casado con sí mismo absurdamente vestido de novia y claro, en público.

En el interín, Rodman no perdió la ocasión de enriquecerse con la visita, y filmó un comercial de pistachos con un símil de su amigo Kim.

Ahora, con la tercera visita, con los anuncios de planes para juegos de exhibición en enero de 2014 para los ricachones norcoreanos y miembros de su propia "nomenclatura", ya no es chiste. Y mucho menos que Rodman piense que lo que hace le valdrá un Premio Nobel de la Paz.

En la misma semana en que el dictador de 30 años ejecutó a su propio tío porque le hacía sombra a su control absoluto, Rodman insistió que para mejorar las relaciones entre ambos países, es el Presidente Obama el que tiene que "levantar el tubo" para hablar con Kim Jong.

No es así como funciona la diplomacia del deporte, dice Patrick Cha en un blog de comentario en CNN. No es así.

Cha es fundador de NetBenefitUSA, una organización sin fines de lucro dedicada, dice, a proyectos deportivos de significado social.

La diplomacia del deporte, enumera Cha, consiste en pequeños pasos preliminares, sin el involucramiento de las entidades gubernamentales, pero con pleno conocimiento y planeamiento de ambos gobiernos. Aquí es diferente: el evento deportivo es precedido por reuniones del deportista con el gobernante y no viceversa. Sirve a una sola nación, es decir, no es un elemento de acercamiento sino de continuación de las mismas políticas.

El autor enumera la reciente visita del presidente Obama a Birmania, donde hubo un proceso de democratización. Meses antes, el departamento de Estado acogió una delegación de jóvenes birmanos para una semana de actividades de básquetbol que incluyó un encuentro con jugadores de los Washington Wizards de la NBA y una reunión con un directivo de los Bobcats de Charlotte que es nativo de Birmania.

Una unidad dentro de la secretaría de Estado, SportsUnited, ha traido a EE.UU. a 1,400 ateltas de 65 países desde 2001 como parte de esfuerzos diplomáticos. Desde 2005 ha enviado a 250 atletas estadounidenses a 60 países como embajadores de buena voluntad. El mismo autor participó en un viaje similar a Turquía.

"El tipo de buena voluntad generado en el nivel micro por estas visitas puede avanzar el proceso a nivel de gobiernos, especialmente porque no se trata solamente de deportes sino de hacer que los visitantes aprendan qué es la sociedad estadounidense".

Y claro, el mejor y más exitoso ejemplo es la diplomacia del ping-pong, que abrió las puertas a relaciones entre Estados Unidos y China en los años 70. Pero, dice Cha, esa fue una excepción, no una regla.

"La diplomacia deportiva eficiente sucede detrás de los titulares, hecha por quienes creen que el deporte es una forma especial de interacción internacional", dice el autor.

A la luz de lo que escribe el experto, lo hecho por Rodman parece, a primera vista, más estridente aún, más ajeno a la realidad y más absurdo. Pero esos calificativos también definen a Corea del Norte. Quizás, entonces, quizás para algo sirva...

Recordemos que a Rodman le llamaban "el gusano" en la NBA, no despectivamente, sino por su capacidad de saltar, retorcerse, y atajar el rebote. No por nada.

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