Escribíamos ayer que en materia de avance de la ley de reforma migratoria en el Congreso, quien tiene "la sartén por el mango" y controla si habrá debate y votación es John Boehner, el presidente de la Cámara de Representantes y congresista republicano de Ohio.
Y aclarábamos que Boehner ya había dicho que no. Que al menos éste año no habrá reforma. El año próximo, quién sabe.
Pese a la reticencia del liderazgo tradicional republicano a confrontar a los activistas del movimiento radical Tea Party, opuestos a la reforma, no falta quienes siguen intentando convencerlo. Si no es por manipulaciones políticas, en reuniones tras los bastidores, en cenas de cabilderos, tratan mediante el diálogo y el pedido personal. Algo que lleva a la emoción.
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Así lo hicieron estas dos jovencitas cuando acudieron a John Boehner - vestido de buzo y gorra de béisbol - interrumpiendo su desayuno esta semana, para hablar con él y rogarle. Y filmarlo.
Como se verá, Boehner, no del todo despierto, está en un restaurante - Pete´s Diner, en la colina del Capitolio, donde siempre desayuna - esperando su primer alimento cuando le preguntan "¿no le importa que le digamos algo mientras ustede espera su comida?"
"Por supuesto", dice Boehner.
La joven se presenta y da la mano al legislador. No tan segura de que es él, dice "¿usted es Boehner, no?", y él dice que sí, pero llega su comida y se enfoca en ésta.
"¿Cómo se sentiría si a la edad de diez años le quitan el padre?"
¿Cómo se sentiría si le separaran de sus hijos?
"¿Cómo se sentiría si debiera decir a sus hijos de 10 años que nunca volverá a casa?"
- Eso no sería bueno - contesta el poderoso Boehner.
- Exacto. Y eso es lo que me pasa a mí - continúa la activista. Su padre fue detenido por las autoridades migratorias y está a punto de ser deportado.
Boehner dice que la comprende y explica que está tratando de "get these things done" - hacer esas cosas, pero que no es fácil. Mientras, desmenuza su pan y agrega los mendrugos a su plato de comida. Sin embargo, no está molesto y escucha. Agrega que "dije claramente el día después de las elecciones que es el momento de hacerlo".
- De modo que podemos contar con su voto, ¿verdad? - apremia la activista.
Su compañera toma la palabra y cuenta su propia historia de peligro de inmigración, deportaciones, cambios, injusticias, de cuando tenía 12 años. También a ella la pueden separar de su padre.
"Muchos niños pierden los años de vivir con sus padres y familias. Usted dijo que es un padre. Imagínese perderse los juegos deportivos de sus hijos", dice.
El hombre la mira con simpatía y curiosidad, sigue preparando su desayuno. "I understand", murmulla, comprendo, y finaliza:
- I agree with you -, estoy de acuerdo contigo. Y las dos se retiran y el video llega a su fin.
Son niñas: Carmen Lima, nacida en Toluca, México, tiene 13 años. A los ocho llegó a San Diego, California. Jennifer Martínez tiene 16, informa NBCLatino. Hablan perfecto inglés.
La reunión fue improvisada, pero las niñas forman parte de un grupo organizado por el Movimiento por una Reforma Migratoria Justa que las trajo a Washington para una campaña de proselitismo esta semana.
Lima y Martínez, dice Noticias Univisión, "integran un grupo de 200 niños que viajaron desde Arizona para pedir la reforma migratoria. Arribaron este miércoles y el jueves recorrerán los pasillos del Congreso para hablar con congresistas".
"No teníamos idea de si Boehner iba a estar allí o no", dijo a USNews Donna de la Cruz, portavoz de FAIR. "Sabíamos de leer perfiles de Boehner que concurre a ese restaurante cuando está en Washington. Las chicas asumieron el riesgo, fueron ahí y pocos minutos después, él llegó".
En junio, el Senado aprobó por 68 votos contra 32 la propuesta de reforma migratoria, que desde entonces está atorada en la Cámara de Representantes.
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