Espionaje contra Alemania y Francia podría desencadenar crisis global

¿Indignación real o fingen? Alemania y Francia buscan castigar a EE.UU.
French President Francois Hollande, left, speaks with Germany's Chancellor Angela Merkel during a meeting with G20 leaders which addresses business and labour issues on the sidelines of the G-20 summit in St. Petersburg, Russia on Friday, Sept. 6, 2013. World leaders are also discussing Syria's civil war at the summit but look no closer to agreeing on international military intervention to stop it. (AP Photo/Tatyana Zenkovich, Pool)
French President Francois Hollande, left, speaks with Germany's Chancellor Angela Merkel during a meeting with G20 leaders which addresses business and labour issues on the sidelines of the G-20 summit in St. Petersburg, Russia on Friday, Sept. 6, 2013. World leaders are also discussing Syria's civil war at the summit but look no closer to agreeing on international military intervention to stop it. (AP Photo/Tatyana Zenkovich, Pool)

La bola de nieve echada a rodar por Edward Snowden sigue creciendo, acelerando y amenazando con arrasar en su camino las relaciones entre Estados Unidos y varios de sus aliados.

Cuando se trataba de Brasil - documentos publicados por el exilado experto que trabajó para la CIA señalaron que EE.UU. interceptó comunicaciones y espió hasta a la presidenta Dilma Rousseff - el daño fue secundario. Después de todo, Washington no considera a Brasil como verdadera potencia y puede reservarse la acusación de que Rousseff tiene un pasado de guerrillera e izquierdista.

Y eso que las iniciales afirmaciones del Presidente Obama y de la misma NSA - la Agencia de Seguridad Nacional responsable por la intercepción de las comunicaciones - de que el espionaje estadounidense simplemente actuaba contra el terrorismo, resultaron infundadas.


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Pero en las últimas semanas, la información iniciada por Snowden y continuada por periodistas de investigación en los principales medios del mundo, como el Guardian londinense y el Le Monde parisino, dan a conocer más detalles del espionaje masivo.

No solamente contra terroristas, sino contra empresas potencialmente competidoras. Contra ciudadanos de a pie en otro país, por lo que pudiesen decir en sus conversaciones telefónicas o en sus correos electrónicos. Y luego, contra los dirigentes de esos países, los mismos con los que el presidente se sienta en sesiones de deliberación, discusión y planificación global.

Por eso, saber que el teléfono celular privado de Angela Merkel, jefa de gobierno de Alemania, estaba intervenido por las autoridades estadounidenses parece haber sido la gota que rebasó el vaso.

Merkel anunció que llamó al presidente Obama para presentar una protesta al más alto nivel, y su cancillería convocó al embajador de Estados Unidos para demandar explicaciones. Medidas similares tomó Francois Hollande, el presidente de Francia.

Ahora, en la próxima reunión de los jefes de Estado de la Unión Europea aparece un nuevo tema en la agenda: qué hacer contra el espionaje de Estados Unidos. Como durante la Guerra Fría, solo que al revés. Y aunque esta organización no puede imponer a sus miembros medidas de seguridad al respecto, sí puede denotar su preocupación y condenar en público la acción norteamericana, con malos resultados para este país.

Las reacciones pueden ir más allá. En estos momentos están culminando tras muchos meses de negociación los debates sobre la regulación de Swift, el sistema internacional para el movimiento de dinero en la red mundial, y que tiene su sede en Bélgica. Una demanda de acción por parte de Alemania y Francia podría llevar a serias limitaciones - por la necesidad de seguridad - en la capacidad de movimiento de capitales estadounidenses. Por de pronto, el Parlamento Europeo, que no tiene poder ejecutivo sobre los países participantes, pidió a las naciones europeas cancelar el acuerdo de Swift.

Por añadidura, esa y otras medidas pueden atentar contra las ganancias de empresas estadounidenses de alcance internacional como Facebook y Google. Ambas confesaron haber entregado material sobre sus usuarios a las agencias de inteligencia nacionales y hasta abierto sus bases de datos para lo que éstas necesiten. Europa puede reaccionar limitando el alcance de las redes.

El escándalo que parece no tener fin y el daño que le está causando a los intereses estadounidenses en el mundo puede explicar la insistencia de Washington en capturar a Snowden - antes de que sea tarde - aún al riesgo de poner en peligro su relación con Rusia, que le dio asilo político por un año, hace unos meses.

Y también replantea la pregunta de quién es el responsable por ordenar el espionaje contra otros jefes de estado y también, de permitir que Snowden se hiciera con tanta información y la llevara al extranjero.

Pero en última instancia, la línea de defensa de Estados Unidos parece ser que es cierto, ha espiado (Obama prometió a Merkel que "EE.UU. no espía ni espiará", pero dejó abierto el "espió") a países aliados, pero todos hacen los mismo.

En ese sentido, las acusaciones de los jefes de gobierno como Merkel, Rouseff u Hollande, serían menos indignación real y más una protesta para consumo interno.

Anteriormente, Associated Press publicó lo siguiente:

BERLIN (AP) — El Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania convocó el jueves al embajador de Estados Unidos a raíz de las afirmaciones de que el servicio de inteligencia estadounidense podría haber espiado el teléfono móvil de la canciller Angela Merkel.

Por su parte, un legislador de alto rango, Wolfgang Bosbach, se manifestó preocupado de la declaración de la Casa Blanca de que no vigila ni vigilará las comunicaciones de Merkel, una respuesta que no se refirió a lo que podría haber ocurrido en el pasado.

El ministro de Defensa, Thomas de Maiziere, agregó que Europa no puede simplemente volver a la normalidad habitual en los vínculos transatlánticos ante la cadena de informaciones de que Estados Unidos espía a sus aliados.

El gobierno de Merkel informó que ella se quejó el miércoles con el presidente estadounidense Barack Obama después de que le informaran que tal vez fue espiado el teléfono celular que utiliza.

El gobierno no abundó en detalles, pero la revista noticiosa alemana Der Spiegel, que ha publicado materiales de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, filtrados por su ex analista Edward Snowden, dijo que su pesquisa suscitó la reacción.

El Ministerio de Relaciones Exteriores indicó que el embajador estadounidense John B. Emerson tiene previsto reunirse con el ministro alemán del Exterior, Guido Westerwelle, quien "explicará la posición del gobierno alemán".

La embajada norteamericana dijo que no haría comentarios.

De Maiziere declaró a la televisión ARD que, de confirmarse, el supuesto espionaje sería un aspecto "realmente malo".

"Los estadounidenses son y siguen siendo nuestros mejores amigos, pero este proceder no está bien en lo absoluto", apuntó.

"Durante años me he hecho a la idea de que mi teléfono celular era monitoreado, pero no que pudieran ser los estadounidenses", dijo De Maizire, quien fue jefe de gabinete y ministro del Interior de Merkel.

"Simplemente no podemos volver a la normalidad habitual", respondió de Maiziere a la pregunta sobre las posibles consecuencias en las relaciones entre Estados Unidos y Alemania y entre Washington y Europa. "También hay acusaciones en Francia".

Esta semana, París exigió explicaciones ante una versión periodística de que Estados Unidos vigiló millones de registros telefónicos franceses y también convocó al embajador estadounidense para que explicara el asunto.

Los gobernantes de los 28 países de la Unión Europea tenían previsto reunirse el jueves en Bruselas para una cumbre que tenían programada desde hace tiempo.

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El corresponsal David Rising de The Associated Press contribuyó con este despacho.

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