No hay acuerdo y Estados Unidos se acerca a la cesación de pagos

No hay acuerdo y Estados Unidos se acerca a la cesación de pagos
WASHINGTON, DC - OCTOBER 15: House Speaker John Boehner (R-OH) (L) and House Majority Whip Kevin McCarthy (R-CA) walk to a Republican caucus meeting at the U.S. Capitol, October 15, 2013 in Washington, DC. With the government shutdown going into the fifttenth day and the deadline for raising the debt ceiling fast approaching, Democrats and Republicans are working to come to an agreement soon on passing a budget. (Photo by Mark Wilson/Getty Images)
WASHINGTON, DC - OCTOBER 15: House Speaker John Boehner (R-OH) (L) and House Majority Whip Kevin McCarthy (R-CA) walk to a Republican caucus meeting at the U.S. Capitol, October 15, 2013 in Washington, DC. With the government shutdown going into the fifttenth day and the deadline for raising the debt ceiling fast approaching, Democrats and Republicans are working to come to an agreement soon on passing a budget. (Photo by Mark Wilson/Getty Images)

Dos semanas después de que venciera la autorización de gastos presupuestales, y faltando solo dos días para que el Estados Unidos se vea ante la posibilidad de cesación de pagos, el acuerdo al que habían llegado de manera preliminar republicanos y demócratas en el Senado para las actividades del gobierno federal y aumentar el tope de la deuda fue abandonado por el momento.

Los republicanos en el Senado inicialmente se negaron a continuar las conversaciones para que sus contrapartes en la Cámara de Representantes pudieran avanzar una contrapropuesta similar. Sin embargo, ante el fracaso de esas tratativas, los líderes partidistas en el Senado - Harry Reid y Mitch McConnell - volvieron a reunirse y reanudaron su negociación.

Por su parte, los republicanos en la Cámara Baja cesaron en sus intentos de llevar a votación una propuesta partidista que hubiera logrado el mismo objetivo pero a condición de efectuar cambios en la Ley de Cuidado Médico de Bajo Costo o Obamacare. Tanto el Senado como la Casa Blanca indicaron que esa propuesta no sería aprobada.

Al parecer, la medida no contaba con mayoría dentro de la bancada republicana, en donde intransigentes del movimiento Tea Party y moderados chocaban abiertamente por primera vez.

Las partes no pudieron indicar cuál serían sus próximos pasos ni anunciaron futuras reuniones para la negociación.

Los temores de una situación caótica en el mercado financiera como consecuencia de la parálisis política se acentuaron esta tarde, después de que la agencia crediticia internacional Filch puso a Estados Unidos bajo la etiqueta de "calificación negativa en estudio", ya que, dijo en un comunicado, "la confrontación política y la reducción en la flexibilidad financiera podría incrementar el riesgo de un cese de pagos por parte de Estados Unidos".

Simultáneamente, el departamento federal del Tesoro anunció que le quedaban 35,000 millones de dólares, tanto para financiar actividades como para devolver préstamos, y a menos que el Congreso aprobara la autorización de fondos, se quedaría sin "medidas extraordinarias" ya puestas en práctica y que le permiten pagar lo adeudado.

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El acuerdo al que se había llegado ayer lunes se hizo entre Harry Reid, líder de la mayoría demócrata y Mitch McConnell, de la minoría republicana. Debió hacerse en el Senado porque las negociaciones directas entre el Presidente Obama y sus asesores y el Presidente de la Cámara de Representantes John Boehner estaban estancadas.

La situación actual pone, más que nunca al presidente de la Cámara baja John Boehner en el centro de la atención pública. Este congresista de Ohio deberá decidir si sigue acatando las demandas del grupo instransigente de congresistas republicanos que responde al movimiento Tea Party - entre 60 y 80 del los 224 republicanos - como hasta ahora, o si para que sea aprobada una propuesta, participe a los 200 demócratas. Boehner necesitará incumplir su promesa de que cualquier resolución presentada a votación en el pleno debe contar previamente con la mayoría republicana, una medida destinada a preservar la unidad del partido, para él un objetivo crucial.

En todo caso, como señala la agencia Reuters en un análisis de esta tarde, Boehner necesitará el apoyo de los demócratas - que suman 200 de los 435 miembros - para aprobar el plan. Si efectivamente, da la espalda a los poderosos elementos intransigentes, éstos ya han prometido tratar de derrocarlo de su puesto, por lo que, según la fuente "es una de las decisiones más difíciles de sus 30 años en la política".

Sin embargo, se calcula que cualquier decisión que lleva a reabrir el gobierno y prevenir el "default" tiene la mayoría asegurada. Incluso al comienzo de la crisis, 18 republicanos se declararon en favor de esta solución, los cuales unidos a los demócratas ya hacían una mayoría.

Hasta donde se sabía, en el acuerdo no hay mención de anulación, suspensión o enmienda a la Ley de Cuidado Médico de Bajo Costo o Obamacare, lo cual era el motivo declarado de que los republicanos iniciaron la crisis. Sin embargo y con el objetivo de impedir "la humillación" del partido Republicano los demócratas aceptaron los siguientes cambios en esta ley, según el Washington Post.

"Se requerirán garantías adicionales para asegurar que las personas que reciben subsidios federales para comprar un seguro de salud bajo la ley tengan el derecho a recibirlos". Por su parte los demócratas pedían retrasar la aplicación del impuesto "belly button" que subiría en 63 por año el costo del seguro de salud el próximo año.

"Según el acuerdo emergente, el impuesto se retrasaría hasta 2015, ahorrando dinero a los sindicatos y a los grandes empleadores".

Detalles adicionales en el plan del Senado determina que las partes celebrarán rondas de negociaciones a partir de la fecha para prevenir una serie de recortes programados para enero. Estos recortes son la segunda parte de la reducción de gastos determinada en 2011 y 2012 en lo que se llamó el "sequester". Los recortes de gastos acordados en aquel entonces eran tan severos, tan rechazados por todas las partes, que servían como como elemento disuasorio: entrarían en efecto solo si no se llegaba a un acuerdo. Pero no hubo acuerdo y los recortes ya se sienten en numerosos servicios sociales.

La diferencia esta vez es que la segunda ronda de los recortes afecta principalmente al Pentágono - gastos militares - algo a lo que los republicanos están totalmente opuestos.

El aumento del tope de la deuda federal ha sido hasta el año pasado un trámite administrativo y no politizado del Congreso, que lo hizo 42 veces desde 1980. Con el advenimiento de un fuerte contingente del Tea Party al poder legislativo, éste se convirtió en otra arma de influencia para lograr sus objetivos.

Una señal de cuán avanzadas están las negociaciones sobre la próxima etapa es que, lejos de concentrarse en el intento del Tea Party de atacar Obamacare, está tratando de la propuesta presupuestaria de Obama, que incluye recortes a los servicios sociales de Medicare y Seguridad Social a cambio de aumento en impuestos a las personas más pudientes, a lo largo de los próximos 10 años.

El cierre de gobierno ha causado la suspensión - por ahora sin pago - de alrededor de un millón de empleados de gobierno y la clausura paulatina de servicios para quienes no tienen recursos: madres de bajos recursos, educación especial, jubilados, veteranos de guerra sin suficientes ingresos. En general, la población pobre. En este momento son pocos los adalides de éstos en nuestro poder legislativo.

En cambio, abundan quienes suenan las campanas de alarma si es que cesan los pagos a las agencias financieras internacionales. El buen nombre de Estados Unidos está en peligro, lo mismo que su cualificación crediticia y el costo de futuros préstamos. A la fuerza, si bien los daños de esta crisis adicional serán inicialmente asestados a la comunidad financiera, ésta transladará el costo a los consumidores, aquí y en todo el mundo si la crisis se expande.

Y sí, todo se reduce a una confrontación política, ideológica, titánica, histórica. Se centra en la división del partido Republicano después de su debacle electoral de hace un año. Se debe al intento de su liderazgo de prevenir la crisis interna, por lo que está dispuesto a ceder ante el sector más combativo.

El plan elaborado por los republicanos en la Cámara de Representantes en contrapartida a un proyecto bipartito negociado durante los últimos días por demócratas y republicanos en el Senado, encontró fuerte oposición y el presidente de la Cámara, Joh Boehner, dijo que por el momento no sería llevado a votación, a causa de las diferencias internas.

Según información del New York Times, Boehner y su aliado Darrell Issa, congresista de California que impulsaba la propuesta, carecían de suficientes votos republicanos para que la contrapropuesta se aprobara.

Al igual que la propuesta que estaba por llevarse a votación en el Senado, el plan alternativo contemplaba la reapertura de las agencias del gobierno y la extensión del tope de la deuda de Estados Unidos hasta principios del año 2014, pero a diferencia de aquel, incluía, una vez más, modificaciones sustanciales a la Ley de Cuidado Médico de Bajo Costo o Obamacare.

Tres veces en las últimas dos semanas la Cámara votó - todos los republicanos a favor, todos los demócratas en contra - por condicionar un avance en la aprobación presupuestaria a la cancelación, después suspensión y después enmienda a Obamacare. Tres veces, ésto fue rechazado por el Senado.

La presente propuesta llevó a una declaración de la Casa Blanca de que el Presidente Obama la vetaría y de Harry Reid, líder del Senado, de que la reprobaría.

A todo esto, el ala intransigente del partido Republicano - que controla las acciones del presidente de la Cámara Baja, pero que posee solo entre 50 y 80 miembros de los 213 y que es representado en el Senado por Ted Cruz y Mike Lee, incrementó sus esfuerzos por impedir un acuerdo. La publicación republicana National Review anunció una "revuelta de los conservadores de la Cámara Baja", y enfatizó que sigue la presión sobre los congresistas por parte de las bases conservadoras para no cejar y lograr la anulación de Obamacare, lo que creen posible si insisten.

Al respecto, enfatizan que cualquier propuesta debe contar con el visto bueno de la Cámara de Representantes y que no dejarán de insistir en su objetivo principal. Y desdeñaron la "supuesta" concesión contenida en la propuesta elaborada en el Senado, según la cual se revisarían los ingresos de quienes solicitan cobertura médica de bajo costo para asegurarse de que no se cometa fraude.

La propuesta que no prosperó en la Cámara Baja incluía deprivar de beneficios médicos bajo Obamacare a funcionarios electos del gobierno federal y postergar por dos años el impuesto a fabricantes de enseres médicos, que originalmente financiaría en gran medida la nueva ley.

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