En una alocución pronunciada en la Casa Blanca frente a periodistas hace pocos minutos, el Presidente de Estados Unidos Barack Obama llamó a los republicanos en la Cámara de Representantes a no cerrar el gobierno federal y aprobar la resolución de continuidad presupuestaria sin condiciones.
El mandatario hizo el dramático llamamiento a menos de siete horas de que venza la autoridad del gobierno para efectuar pagos sin aprobación del Congreso, y en momentos en que la facción del movimiento Tea Party dentro del partido Republicano ha logrado que esta agrupación, que cuenta con mayoría en la cámara baja, se oponga a la aprobación, a menos que Obama cancele, postergue o reduzca la aplicación de la ley de reforma de salud.
Obama pasó breve revista al hecho que el gobierno federal es el mayor empleador del país con más de seis millones de trabajadores, de los cuales alrededor de un millón pasarán a suspensión sin pago de ingresos a partir de la medianoche del día de hoy lunes 30 de septiembre. Alrededor de dos millones más deberán trabajar aunque no se les dé pago, por estar en ocupaciones consideradas críticas para el funcionamiento del país.
Respecto a quienes se quedarán sin ingresos, Obama acotó que se trata de "nuestros vecinos y amigos", y definió este momento como diferente a los previos cierres - o amagues de cierre - del gobierno. Cinco años atrás el país estaba sumido en una crisis gravísima, y logró salir de ella, agregando millones de puestos laborales y reduciendo rápidamente los déficits presupuestarios. Frente a ello, dijo, no permitir el funcionamiento del gobierno es "lo máximo de la irresponsabilidad", y "no tiene por qué suceder", dijo, repitiendo esta última frase.
El presidente se dijo opuesto a que en la Cámara de Representantes se estén planteando "demandas externas y controversiales", que se rinden a preceptos ideológicos extremos y que tratan de conseguir logros como la limitación del acceso a conctraceptivos y la ampliación de la cobertura médica a la población. El grupo que tiene prisionero al país, acotó, "hizo promesas imposible a los extremistas". Sin embargo, la ley de cuidado mésico - Affordable Care Act - que inicia este martes una nueva etapa, es imparable, dijo. Los presupuestos ya existen. No van a lograr detener que la nueva etapa se ponga en marcha. Además, la reforma ya ha rendido logros para la gente, tales como permitir a los hijos quedarse bajo el cuidado de salud de los padres hasta los 26 años, a los ancianos comprar medicamentos a precios más bajos y a los enfermos que las empresas aseguradoras no les quiten la membresía porque superaron un límite de gasto médico.
"Siempre he estado dispuesto al compromiso", recalcó Obama, "al punto de recibir críticas de mi propio partido". Agregó que sigue queriendo trabajar con todos para mejorar la ley de salud. Pero, enfatizó, no está dispuesto a que una facción de un partido en una cámara del Congreso, en una rama del gobierno (legislativa) cierre el gobierno porque quieren así revertir los resultados de las elecciones.
Obama acusó a esa "facción" - refiriéndose sin decirlo a la del movimiento Tea Party dentro del partido Republicano - de haber tratado de secuestrar al gobierno porque no les gusta una ley. Por eso están fabricando una nueva crisis, agregó. Por eso están jugando con el buen crédito de Estados Unidos.
Por otra parte, los republicanos en la Cámara baja, liderados por el presidente de la misma, el congresista de Ohio John Boehner, no parecían dispuestos a renunciar a su oportunidad - según ellos "histórica" - de obligar al presidente a cancelar, postergar o enmendar la ley de salud que llaman Obamacare.
Por el contrario, anunció Boehner, la próxima versión agregará a la aprobación del plan de gastos la postergación en un año de la obligación indiidual de adquirir cobertura médica, así como el subsidio federal a la cobertura médica de los mismos miembros del Congreso y el resto del personal legislativo.
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