Crisis del presupuesto: republicanos condicionan su voto a que se cancele Obamacare

Crisis del presupuesto: republicanos condicionan su voto a que se cancele Obamacare

Parecía que esta vez, el conflicto fraticida dentro del partido Republicano entre los radicales del Tea Party y el liderazgo histórico del partido de Lincoln, iba a hacer eclosión

El tema era: hasta dónde llegará el partido en su hostilidad contra la figura del presidente Barack Obama y en su voluntad de negarle logros, en este caso, la puesta en práctica de la reforma de salud a partir del mes próximo.

La ley, que llaman Obamacare, fue aprobada en 2010 y es la más importante revisión del seguro de salud desde la creación de Medicare y Medicaid en 1965. Se propone ampliar la cobertura médica a casi toda la población y regular los precios para reducir gastos.

Específicamente, los del Tea Party demandan aprovechar dos oportunidades para negar los fondos necesarios para la puesta en práctica de Obamacare, al que se oponen a muerte.

La primera, el trámite de incrementar el máximo de la deuda del gobierno para que éste pueda pagar sus obligaciones contractuales. Si no se aprueba, el gobierno no paga sus deudas y las instituciones bancarias rebajan su cualificación crediticia.

La segunda, la aprobación del presupuesto nacional ahora que termina el año fiscal.

Si no se aprueba, el gobierno federal deberá paulatinamente cerrar sus puertas, porque se quedará sin dinero: para emitir pasaportes, para pagar a sus empleados, para mantener los parques nacionales, para mantener los museos federales, para gastos de educación y ayuda social.

Parecía entonces que esta vez la razón volvería a las mentes de los políticos incluyendo al congresista John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes, y se evitaría otro choque, otra crisis, un daño a la economía aún en recuperación.

Pero como ya ha sucedido tantas, tantas veces, se evitó el conflicto y el liderazgo - supuesto liderazgo - aceptó las premisas del grupo del Tea Party. Ahora, el liderazgo congresista republicano cambió de idea y se lanza de lleno y con todo para “defund Obamacare”.

Como si eso fuese posible.

Los republicanos tienen mayoría en la Cámara Baja, que es donde están los radicales, en su mayoría elegidos en el gran vuelco de 2010 y reafirmados en 2012. No se duda que tienen los votos necesarios para votar - como ya lo hicieron 40 veces - contra Obamacare.

Mandarán entonces al Senado para que éste lo apruebe su resolución, pero sabiendo perfectamente que en el Senado hay una mayoría demócrata cómoda y que en suma su propuesta será rechazada. Ahí, en el Senado, incluso uno de los más ardientes enemigos de Obamacare, Ted Cruz, concedió este miércoles que no es posible impedir su puesta en práctica.

Pero aunque fuese teóricamente aceptada en el Senado, llegaría luego al despacho de Obama, quien como ya lo ha anunciado día tras día, no la firmará y devolverá la moción al Congreso para su enmienda.

Entonces, más por conveniencia política que por convicción, Boehner lleva al país a una crisis.

Pero, ¿no piensan que si fracasaron 40 veces, fracasarán también ahora?

Esta vez, dicen, es distinto. Esta vez, los republicanos tienen la sartén por el mango, porque, si eso sucediera, si su resolución contra Obamacare no prosperara, tampoco se aprobaría el presupuesto nacional, ni se pagarían las deudas de Estados Unidos, y el gobierno federal debería cerrar sus puertas o claudicar, y la culpa de todo ello recaería sobre la cabeza de quienes impulsan el odiado Obamacare, del no menos odiado Obama.

Faltan en este momento 12 días para el 30 de septiembre y la posibilidad de que este país, el más próspero de la historia humana, incurra en una moratoria de pagos, en default, es otra vez real.

Esto sucedió una vez, en 1995. En aquel entonces, la Cámara Baja , con mayoría republicana y su entonces presidente Newt Gingrich fueron acusados por el público de un cierre de gobierno similar, cuando insistían en masivos recortes en la educación y los servicios sociales.

Otra vez parece que la colisión es inminente: Obama declaró que no cederá a condiciones en el caso del aumento del tope de la deuda nacional. Ya no teme la reelección; los comicios parciales de noviembre de 2014 aún están lejos, y el público está cansado de tanta hostilidad.

Y en el GOP - el partido republicano - parece haber un callejón sin salida: tanto como Boehner es incapaz de negarse a las exigencias del grupo del Tea Party en el Congreso, esos mismos congresistas son incapaces de resistir la presión popular en sus distritos, en donde todo voto que no sea contra Obamacare causará que el año próximo puedan perder sus curules. Están prisioneros unos de otros, se queman las naves mutuamente y se acercan al precipicio, esta vez sin frenos.

Es un público, de ambos lados, que parecería no darse cuenta de la consecuencia de los actos de los políticos y que empuja por más confrontación. Como si estuviésemos en plena campaña electoral.
Una nueva encuesta del Washington Post y ABC arroja que un increíble 43 por ciento del público no quiere ceder, aunque se cierre el gobierno.

“Qué cree que es mejor” - dice la pregunta en el sondeo del Washington Post y ABC, “que el Congreso suba el límite de la deuda para que el gobierno pueda seguir pagando sus deudas y obligaciones o que el Congreso no suba el límite de la deuda y deje que el gobierno entre en default (moratoria) or no pagar sus deudas y obligaciones?”

División casi exacta.

Así, llegamos a la última declaración de Boehner quien dijo este míercoles que impulsará una moción de ley para privar Obamacare de financiamiento o bien, cerrar el gobierno.

Y por primera vez y a las apuradas, los republicanos en la Cámara baja presentaron una moción de ley que, según ellos, reemplazará Obamacare, bajando impuestos a la vez.

Ya estuvimos en estas crisis, al borde del precipicio. Solo que en aquel entonces, los frenos funcionaban.

Continuará.

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