Desde hace nueve días, 14 indocumentados mantienen una huelga de hambre frente al hospital Northwestern Memorial, en Chicago.
Están respaldados por grupos de decenas de activistas.
El motivo de la protesta iniciada el 29 de julio es conmovedor.
Piden que se les permita acceso a trasplantes de órganos, para salvarles la vida, como lo reproduce FoxNews Latino y otras publicaciones.
Se trata de inmigrantes mexicanos que viven en el área y necesitan un trasplante de riñón o de hígado.
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Pero por no ser ciudadanos estadounidenses, se les niega toda ayuda de salud federal.
En consecuencia, no tienen con qué pagar por esas operaciones, que cuestan entre 100,000 y 200,000 dólares.
Aparentemente, es una cuestión política, relativa a las negociaciones por la reforma migratoria.
Sin embargo, el problema es más complejo: existe un terrible desbalance, ya que los indocumentados contribuyen con el 20 por ciento de los órganos que se trasplantan.
Pero son menos del 1 por ciento de los que reciben los trasplantes.
Según los organizadores, seguirán manifestándose frente al hospital hasta que el director general, Dean Harrison, les conceda una entrevista e incluya en la lista de trasplantes.
“Voy a diálisis tres veces por semana”, dijo Blanca Gómez, “y seguiré en la huelga de hambre hasta entrar a la lista”.
Los pacientes beben agua y Gatorade, una bebida con carbohidratos y sodio.
Se trata de un dilema moral y ético, dijo a la publicación el Dr. David Ansell del Centro Mëdico Rush University, “el registro nacional de trasplantes clasifica a la gente según el grado de necesidad del transplante, pero hay un grupo de personas que está excluido… son los que no tienen seguro médico”.
A principios de semana, informó la agencia EFE, los huelguistas fueron desalojados por personal de seguridad del hospital, mas retornaron.
Uno de los organizadores, el pastor anglicano José Landaverde, de la Misión Nuestra Señora de Guadalupe, mencionó la muerte de "la niña Jade Hércules, que no fue tratada" - en el hospital Northwestern - "por carecer de papeles y a cuyo padre le dijeron que se la llevara de regreso a Guatemala".