Por: Roberto Quintanar
La imagen hizo que los torrentes de sangre subieran su temperatura al punto de ebullición. José Jiménez, quien hasta ayer fuera futbolista del equipo argentino Bella Vista, perdió los cabales.
Como un psicópata, el jugador tomó por el cuello a un perro que había entrado a la cancha durante el partido entre su equipo y el San Juan para después arrojarlo al alambrado, so pretexto de sacar al animal. Su acción generó un repudio total inmediato, tanto de jugadores rivales como del público, que con voz unánime reprobó la acción.
El árbitro, al ver esta acción contraria al espíritu del fair play, expulsó a Jiménez, quien salió custodiado del campo ante el veredicto de una grada molesta. Y su equipo lo cortó un día después. Aunque el motivo que le dieron fue la falta de dinero, el que se haya dado después del acto carente de sensibilidad y razón deja claro que el despido se debió a su maltrecha imagen.
Encerrado en su casa, el futbolista se dice destrozado. "No salgo de casa ni tengo ganas de hacer nada", dijo a un diario argentino. "Siento una gran vergüenza. Mi hijo de tres años me preguntó por qué ahorcaba a un perrito en la televisión".
Aunque José sigue trabajando en una cooperativa, su carrera como futbolista podría haber llegado a su fin. Difícilmente un club dará otra oportunidad a quien demostró no tener sensibilidad con la naturaleza.
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