Doctores se rebelan contra altos precios de medicinas contra el cáncer

Doctores se rebelan contra precios astronómicos de medicinas contra el cáncer

En los últimos años, los avances en la investigación del cáncer, su comprensión y tratamiento han sido espectaculares. La ciencia médica, en la actualidad, es capaz de llevar a la cura de un paciente de cáncer o prolongar su vida de manera casi indefinida. Para algunos, la lucha contra el cáncer es una victoria.

Pero solo para algunos, los más afortunados.

El costo de las medicinas capaces de salvar la vida de un enfermo de cáncer superan fácilmente los 100,000 dólares por año.

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Eso deja a quienes no pueden pagar tales sumas aunque su vida dependa de ello, porque carecen de los fondos o porque sus seguros médicos si los tienen solamente pagan una fracción de los costos o ninguno, fuera del ciclo de la curación y supervivencia.

En un caso de muchísimos, el seguro médico de una mujer le cobra 1,600 dólares por mes para solo completar el costo.

Es por eso, cuenta el New York Times, este jueves, que “más de 100 influyentes especialistas de cáncer de todo el mundo tomaron la poco usual medida de aliarse con la esperanza de convencer algunas compañías farmacéuticas a bajar los precios”.

Los peritos afirmaron en un comentario publicado en línea en la revista médica Blood (Sangre), de la Sociedad Estadounidense de Hematología, que los precios son astronómicos, insostenibles, “y quizás incluso inmorales”, al compararlo con subir los precios de los alimentos después de un desastre natural.

(Sigue la información después de la encuesta)

Un ejemplo brindado por los médicos es Gleevec, una medicina para la leucemia mieloide crónica, fabricado por el laboratorio Novartis, y que es “enormemente rentable”.

Novartis, dice el Times, se defiende diciendo que son pocos quienes pagan el precio completo y que éste responde a los altos costos de investigación y “al valor que el medicamento tiene para los pacientes”.

Desde que ingresó al mercado en 2001, el precio de Gleevec subió de 30,000 dólares al año a unos 90,000. Otras drogas son aún más caras.

El año pasado, médicos del Centro Sloan-Kettering de Cáncer en Nueva York se negaron a recetar Zaltrap, un nuevo medicamento contra el cáncer de colon hecho por Sanofi porque su precio era el doble que otro sin ser mejor, y lo publicaron en el mismo New York Times el 14 de octubre en un artículo de opinión.

Lidera la protesta, dice el Times, el Dr. Hagop Kantarjian, jefe del departamento de Leucemia en el Centro Médico de Cáncer Anderson, en Houston, Texas.

Novartis vende 4,700 millones de dólares de Gleevec y según una de las fuentes del diario, sus ganancias son de 3,000 millones. Otras medicinas atacadas en el reporte son Iclusig, de Ariad Pharmaceuticals, Bosulif, de Pfizer, Sprycel de Bristol-Myers Squibb y Synribo de Teva.

Son tan caras que pocos de los 1.2 a 1.5 millones de enfermos de ese específico cáncer las toman y al punto que los médicos prefieren operar con transplante de médula ósea que recetarlas, por su alto precio acumulado. Son tan caras que al parece algunos pacientes no las toman. Y son el doble de caras en EE.UU. que en otros países, en donde los gobiernos sí que presionan, exitosamente, a las farmacéuticas.

Por ejemplo, agreguemos aquí, este mismo mes de abril en la India, la Suprema Corte de Justicia rechazó el intento de Novartis de patentar una nueva versión de Gleevec, para asegurar que la patente venza en 2015 y que los pobres puedan acceder a versiones genéricas y más baratas de estos remedios que salvan la vida.

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