Una hora y media después que se conociera que el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio se convirtió en el primer papa latino, en el papa Francisco , la presidenta de ese país, Cristina Fernández de Kirchner, no había emitido reacción alguna.
Hace apenas unos minutos en su cuenta de Twitter publicó:
A su Santidad Francisco I twitter.com/CFKArgentina/s…
— Cristina Kirchner (@CFKArgentina) March 13, 2013
Aquí la carta de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández:
Su Santidad Francisco I:
En mi nombre, en el del Gobierno Argentino y en representación del pueblo de nuestro país, quiero saludarlo y expresarle mis felicitaciones con ocasión de haber resultado elegido como nuevo Romano Pontífice de la Iglesia Universal.
Es nuestro deseo que tenga, al asumir la conducción y guía de la Iglesia, una fructífera tarea pastoral desempeñando tan grandes responsabilidades en pos de la justicia, la igualdad, la fraternidad y de la paz de la humanidad.
Le hago llegar a su Santidad, mi consideración y respeto
Bergoglio como miembro de la Conferencia Episcopal Argentina tuvo en reiteradas ocasiones desencuentros con la presidenta Kirchner y también con su fallecido esposo y expresidente de esa nación.
Entre el 2003 y el 2007, el presidente Néstor Kirchner mantuvo enfrentamientos con Bergoglio por el tema del matrimonio homosexual y los medios de prensa argentinos confirmaban que entre el gobierno y el Arzobismo de Buenos Aires había una evidente "relación conflictiva".
El punto máximo del enfrentamiento fue cuando Bergoglio se convirtió en la cara opositora del casamiento gay y se opuso rotundamente a ésto, indicó el periódico Clarín.
El periodista argentino, Sergio Rubín, publicó en su artículo "Kirchner y Bergoglio, separados por cuestiones de fondo” que Kirchner siempre sintió que la Iglesia era prácticamente el único factor de poder que le ponía límites a su gestión.
Pero centrar el problema de la relación Gobierno-Iglesia a un encuentro Kirchner-Bergoglio suena a un reduccionismo. En todo caso, la falta de concreción de la reunión es un emergente de un vínculo difícil por recelos mutuos que tienen que ver con cuestiones de fondo.
Kirchner siente que el grueso de los obispos "con Bergoglio a la cabeza son un factor muy fuerte de cuestionamiento" a su gestión. La Casa Rosada se quejó muchas veces de que la Iglesia nunca le reconoció todo lo que hizo el presidente por sacar al país de una de las peores crisis de su historia, indicó Rubín en el periódico Clarín.