Hispanos envejecen entre dos mundos, una cultura y varios retos en Texas

Así envejecen aquí los hispanos

PRIMERA DE DOS PARTES

Poco cambió para Guadalupe Tobías cuando emigró al sur de Texas hace más de cuatro décadas y decidió arraigarse en una de las regiones más pobres de Estados Unidos, donde ha vivido la mayoría de sus 75 años de edad.

guadalupe tobias
[En la foto aparece Guadalupe Tobías con su hija Cristela]

De joven, ella formó parte de miles de jornaleros mexicanos que cruzaban a Estados Unidos a trabajar en “la labor”, recogían cosechas en el Valle del Río Grande y se regresaban a sus pueblos al término de la temporada hasta el próximo ciclo agrícola.

Un día resolvió venir a residir a San Juan, un poblado en el condado de Hidalgo, donde ya vivía su madre. Llegó con sus hijos mayores y se adaptó fácilmente al lugar. “Aquí seguí hablando español como todo el mundo, consumiendo comida mexicana y trabajando en el campo”, dice.


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Recuerda que en esos días lejanos solía llevar sobre sus hombros grandes botes cargados de frutas en las faenas agrícolas diarias, trabajaba agachada para injertar naranjos o pizcar cebolla, melón o pepinos y caminaba grandes distancias en busca de alimentos que les proporcionaba el programa social WIC para sus hijos aún pequeños.

A más de 40 años de su arribo a este país, se siente afortunada. “Me siento bien, soy muy feliz con mis 12 hijos y no tengo ninguna preocupación”, revela, a pesar de padecer diabetes que la obliga a inyectarse una dosis de insulina diaria, tener un marcapasos en su corazón y sufrir una lesión en la columna vertebral.

Guadalupe estudió hasta el tercer año de primaria. Nunca gozó de beneficios médicos durante su juventud. Ahora, cuenta con servicios de Medicare, Medicaid y subsiste con un ingreso de 698 dólares mensuales del seguro social.

Hace unos años, vendió su casa y ahora sus hijas se turnan para hospedarla en sus hogares uno o dos meses cada una. “De esa forma, convivo directamente con mis 36 nietos y 15 biznietos”, señala, quien confiesa su afición a los antojitos mexicanos y las telenovelas.

Sin ocultar su entusiasmo, dice que espera con ansias el próximo mes de julio, porque “nos reuniremos todos para la Quinceañera de mi nieta menor y vendrán mis hijas que viven en Chicago, Washington y Carolina del Norte”.

Pese a desventajas, viven más

Guadalupe es una de los millones de hispanos que envejecen en Estados Unidos y que a pesar de su desventaja económica, educativa y de salud, se prevé que tenga una vida más larga que los blancos y afroamericanos, según numerosas investigaciones.

Las cifras oficiales son contundentes. Los hispanos que cumplen 65 años viven hasta los 85 años en promedio, tienen la más alta expectativa de vida con tres años más que cualquier otro grupo de población. En comparación con los anglosajones que viven 78.8 y los afroamericanos 74.7 años. Y de todos ellos, las mujeres latinas que cumplieron 65 años en 2010, podrían vivir hasta la edad de 89 años, según datos del seguro social y del Centro Nacional de Estadísticas de Salud (NCHS, por sus siglas del inglés).

A esa discrepancia entre condiciones desfavorables y una mayor expectativa de vida de los latinos, se le llamó la “paradoja hispana” en un reporte publicado hace 27 años por el doctor Kyriakos Markides, director de la división de Ciencias Socio-médicas y profesor de estudios sobre el envejecimiento de la División Médica de la Universidad de Texas en Galveston.

“La inmigración de hispanos físicamente selectivos y varios factores culturales podrían responder al misterio de esa mayor expectativa de vida de los hispanos”, dice Markides, sobre la aún controversial paradoja hispana.

Considera que los inmigrantes llegan a Estados Unidos con más salud física y hábitos saludables en su dieta, además no fuman o fuman poco y realizan trabajos muy demandantes corporalmente durante años; sin embargo, a medida que permanecen en este país adquieren hábitos menos saludables que les ocasionan obesidad y diabetes.

“Mientras envejecen aquí, tienen más problemas de salud y discapacidad, pero al mismo tiempo sus hijos en la mediana edad actualmente son más educados que sus padres, aunque son más obesos y diabéticos que sus padres”, señala.

Así que ahora “se trata de un panorama mixto”, opina Markides, quien ha investigado el fenómeno desde 1976 y sostiene que en ocasiones “los datos fríos no pueden probar algunas cosas en temas como éste”.

Se refiere a los factores sociales y culturales. “Vemos que la gente hispana que vive en barrios densamente mexicanos se benefician más en general, aunque sean pobres, ya que están inmersos en su comida, lenguaje, el valor de la familia, su iglesia, la comunicación, contar con un propósito en la vida y el sentido de comunidad que los identifica”, agrega.

En Texas, los altos índices de pobreza están directamente relacionados a los hispanos. Entre los grupos de ancianos, alcanza un 12.7% de los mayores de 65 años de edad que viven debajo del nivel de pobreza, de acuerdo a datos del Departamento de Envejecimiento y Servicios de Discapacidad de Texas (DADS, por sus siglas del inglés).

Sus cifras establecen que las disparidades de ingreso entre los ancianos de grupos minoritarios y anglos en el estado siguen existiendo. Los índices de pobreza entre ancianos afroamericanos e hispanos es 2.5 veces mayor que en los anglos.
En los últimos 10 años, el número de ancianos que viven en niveles de pobreza en la región central de Texas aumentó en un 42%, según cifras del Censo de los Estados Unidos.

Incluso, algunos investigadores sugieren que elementos relativos a la pobreza de los hispanos pudieran contribuir a su larga expectativa de vida. Por ejemplo, la carencia de vehículo, los hace caminar más; sin dinero suficiente, consumen menos alcohol, fuman menos, viven en grandes grupos familiares y se ajustan a una dieta de frijol y arroz, vegetales frescos y menos carne roja.

Salud, remedios tradicionales y cultura

Esa pobreza la conoce bien Herminia Becerra. Por eso decidió emigrar de un rancho en Tamaulipas a la fronteriza ciudad de Brownsville cuando era joven. Ella dice que vino a Estados Unidos a buscar una oportunidad. Ahora, a punto de cumplir 84 años de edad, asegura que su crianza temprana en México le ayuda a mantener su buena salud y su mente ágil mientras envejece en este país.

“El Medicare me notificó esta semana que sólo gasté 117 dólares en atención médica durante todo el 2012”, se ufana. “Nunca voy con el doctor porque no me enfermo ni siquiera en invierno, a pesar de que me gusta andar descalza en el frío”, añade.

Para ella, el secreto de su salud está en que mantiene las costumbres de sus primeros años en México. “La verdad es que nos criamos comiendo chile, masa, nopales y gallina cocinada en caldos, con arroz, quelites, verdolagas y atole, además siempre utilizo remedios para curarme a través de la bisbirinda, la yerbabuena, la sábila y el estafiate, la miel de colmena, orégano con ajo y así desde pequeña no me enfermaba”, describe.

A Herminia la llaman en esa región fronteriza “la reina de las politiqueras”, a raíz de que en tiempos de campañas políticas trabaja como promotora del voto entre los hispanos y hace proselitismo a favor de candidatos a cambio de una supuesta remuneración económica.

Sigue activa físicamente, es muy conocida y criticada por su despliegue de propaganda política, pero ella afirma que sólo es pasión por ayudar a la gente hispana. “Recibo más de cien llamadas telefónicas al día de personas que me piden ayuda”, indica.

Viuda desde 1984, con seis hijos, ahora vive de la pensión de 798 dólares mensuales que dejó su esposo. “Ambos trabajamos mucho en el campo, sembramos y pizcamos desde algodón, maíz, frijol, chile en el Valle del Río Bravo hasta duraznos y uvas en California, Ohio y Oregón”, recuerda.

Sin embargo, no se puede contar la misma historia para la mayoría de los hispanos en Texas, donde su crecimiento demográfico a un ritmo de 5 o seis veces más rápido que el resto de grupos étnicos, representará un reto futuro para el estado en materia de

Retos del “boom” hispano

Como en el resto de Estados Unidos, los ancianos hispanos en Texas también viven más años que los anglosajones y afroamericanos, pero con mayores enfermedades crónicas y padecimientos en sus años finales de vida. También carecen de suficiente seguridad médica, cobertura de pensiones y de ahorros para su vejez.

Y si los hispanos representan el 38% de la población actual de Texas, en menos de 7 años más se augura que el estado vivirá un “boom” demográfico en el que los latinos serán mayoría sobre los blancos, según pronósticos demográficos.

“Por el crecimiento de la población, la inmigración y la geografía del estado, podríamos esperar una nueva tormenta en un futuro próximo”, advierte Jacqueline Angel, investigadora en el Centro de Investigación sobre Población y profesora de asuntos públicos y sociología en la escuela Lyndon B. Johnson de la Universidad de Texas en Austin.

Aparte, la experta en envejecimiento y salud de los hispanos, considera que el asunto de la falta de cobertura de servicios de salud en los hispanos será un gran reto para Texas.

“Muchos ancianos mexicano-americanos son desproporcionadamente pobres y están en desventaja cuando los costos de los servicios de salud están aumentando, por eso serán necesarias nuevas alternativas y políticas para abordar ese asunto, sobre todo a lo largo de la frontera de Texas con México, donde hay condados en los que la mitad de la población vive en la pobreza”, señala.

Uno de los mayores retos será la cobertura de Medicare, la cual tendrá que afrontarse con nuevas políticas sobre beneficios y servicios para responder a las demandas crecientes de los hispanos mayores más desvalidos económicamente, enfatiza.

En muchos casos, los adultos mayores hispanos reciben cuidado dentro de sus familias, ya sea por tradición cultural o porque no pueden pagar los costos de asilos de ancianos establecidos. También es frecuente que no cuenten con suficiente cobertura para atención médica o prescripciones, expone.

“Otros retos a enfrentar serán los casos de los inmigrantes hispanos, cuya salud se evapora con el tiempo que permanecen en Estados Unidos y el gran número de latinos con coberturas insuficientes de salud”, menciona.

Angel advierte que hay que poner atención a la generación de “baby boomers” hispanos que están envejeciendo y representan el 10% de la población actual.

Al hecho de que los hispanos serán el sector de la población de ancianos mayores de 85 años de edad con más rápido crecimiento y sumarán 8 millones en el 2050, de acuerdo a cifras del Censo de Estados Unidos, se añaden ciertas tendencias en el aspecto de salud.

Los latinos tienen una alta incidencia de diabetes –dos veces más que los blancos no hispanos-, más un riesgo considerable de contraer Alzheimer, que podría convertirse en una prioridad de salud futura, ya que alcanzaría al 50% de los ancianos mayores de 85 años de edad para el 2050, según un reporte de la Alianza Nacional para la Salud Hispana (NAHH, del inglés).

Por otro lado, un reporte sobre datos y cifras sobre el cáncer entre Hispanos en 2009-2011, señala que los latinos en Estados Unidos son menos propensos que los anglos a desarrollar cualquier tipo de cáncer.

Las proyecciones señalan que la población hispana mayor de 65 años se triplicará de 6% al 18% en el 2050, más que cualquier grupo racial en Estados Unidos, según estimaciones de los Centros para el control y Prevención de enfermedades (CDC, del inglés).

Ante esa realidad, la población latina todavía está “en negación” y no están preparados sobre los beneficios a largo plazo del cuidado a su salud implicados en su larga tasa de longevidad, afirma Fernando Torres-Gil, director del Centro de investigación de políticas sobre el envejecimiento de la Universidad de California Los Angeles (UCLA).

Una posibilidad de alivio para los ancianos latinos se perfila con la aprobación de la nueva ley de salud u “Obamacare” que en 2014 podrá ofrecer algunos beneficios a los afiliados a Medicare, como descuentos sustanciales en medicamentos, servicios médicos y vacunas.

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Yolanda González Gómez escribió esta nota informativa como parte de la Beca para periodistas sobre envejecimiento de la Fundación Metlife, un proyecto de la Sociedad de Gerontología de América (URL: http://www.geron.org) y New America Media (URL: http://www.newamericamedia.org)

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