Terminó en el salón general Libertador Simón Bolívar la ceremonia del inicio de las exequias y capilla ardiente con el cuerpo del presidente de Venezuela Hugo Chávez, con la presencia de tres presidentes - de la Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, de Bolivia Evo Morales y de la República Oriental del Uruguay José Mujica, así como familiares cercanos del presidente, la cúpula militar, la totalidad de su gobierno y decenas de miles de simpatizantes que esperan en las afueras del edificio para rendir en los próximos tres días sus respetos a quien fue su líder en la última década.
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El rojo chavista, el símbolo de los seguidores del fallecido Hugo Chávez, se vistió de negro este 6 de marzo. Murió el hombre polémico, que descuidó su salud, como afirman quienes lo conocían bien, hasta los límites que el cáncer acabó con su vida. Se fue el hombre obsesionado con los términos "revolución", "socialismo", "imperialismo". La Venezuela de Chávez le llora. la Caracas chavista está de luto. El cuerpo fue transladado del Hospital Militar a la Academia Militar.
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Con las notas del himno nacional venezolano, el que entonaba Chávez a toda voz, el ataúd marrón, cubierto con la bandera nacional inició el último recorrido en manos del pueblo.
Se recorrerán las prinicipales avenidas del centro y oeste de la ciudad para llegar a la Academia Miliatar. Un sacerdote, a la salida del hospital, oró por el "eterno descanso" de Chávez, cumpliendo esa voluntad de "aferrarse a Cristo" de un hombre que pasó de practicar al ateísmo a encontrar en la fe cristiana el último peldaño para no dejar ir la vida.
Al frente del ataúd iba la madre de Chávez, Elena Frías de Chávez. Vestía de negro, sollozaba y se secaba constantemente las lágrimas.
Las principales cadenas de televisión, de casi todos los rincones del mundo, se desplazaron hasta Caracas, para recoger los instantes de los tres días de velorio, que inician a partir de este viernes y de los siete días de duelo nacional, que ya comenzaron desde hoy.
Entre la noche de este martes y las primeras horas de la madrugada de este miércoles llegaron a Caracas los amigos incondicionales de Chávez, los que compartían su ideología, los que sentían que Venezuela, era la nueva Cuba de América Latina.
Cristina Fernández, de Argentina, Evo Morales, de Bolivia, y José Mujica, de Uruguay, fueron los primeros mandatarios en arribar a suelo venezolano. Los tres -tanto en Cuba, donde Chávez enfrentó la mayor parte de su tratamiento para el cáncer, como en Venezuela, donde se encerró en la última jornada de agonía- sabían cada detalle de la gravedad de Hugo Chávez.
"Expresamos nuestro profundo sentimiento de condolencia al pueblo venezolano, al gobierno, a la familia, a las Fuerzas Armadas. Vengo a acompañar a Venezuela en estos momentos tan difíciles que estamos viviendo, no solo este país sino el pueblo boliviano y por eso nuestra obligación de acompañarlos para darnos fuerzas y energías", dijo el presidente Morales a su arribo y según recogió la agencia AP.
El general Wilmer Barrientos, jefe del Comando Estratégico Operacional, dijo en televisión nacional de ese país que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana está acuertalada y que se han tomado todas las medidas para que no existan problemas durante el traslado de los restos del fallecido mandatario.
A las 10 de la mañana, hora local de Caracas, se realizará un despliegue especial para custodiar el traslado desde el Hospital Militar Dr. Carlos Arvelo hasta la Academia Militar, donde será velado y se le rendirán los primeros homenajes.
Barrientos añadió que junto con el traslado se hará una marcha del pueblo que apoyó al presidente Chávez y que seguirá haciéndolo por la causa chavista.
La Academia Militar, donde permanecerá capilla ardiente, era identificada por Chávez como "La Casa de los Sueños Azules".
Ayer antes del anuncio del fallecimiento de Chávez, el vicepresidente Nicolás Maduro, aseguró que la enfermedad había sido resultado de una "guerra psicológica y sucia" y que ellos manejaban la posibilidad de que le fue inoculado el cáncer y era la razón que lo mantuvo en un estado delicado de salud que acabó con la vida del socialista a la temprana edad de 58 años de edad.
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