Benedicto XVI vuelve a tocar el piano

La sede de Pedro está vacía. En 17 días se supo más de Benedicto XVI que en sus ocho años de pontificado. Más allá de las intrigas que rodean a la iglesia, de los escándalos de los curas pederastas, de las supuestas malversaciones de fondos, las que quedaron grabadas fueron las últimas palabras: "Soy un peregrino en la última etapa de su perigrinaje".

Benedicto XVI, en un hecho histórico, renunció a ser papa para pasar a ser papa emérito, que significa respeto y que significa también cierta inmunidad, y llevarse con él a la tumba hasta las más retorcidas versiones de corrupción de la iglesia católica.

Benedicto quiere rezar, quiere pedir por los retos difíciles que enfrentará su sucesor en la banca del Vaticano. La tarea no es fácil.

Este jueves, que ya casi termina para el papa, se retirará temprano a descansar a su aposento. Benedicto XVI no leyó mucho en este primer día de su permanente retiro, se dedicó a ver televisión, especialmente a ver lo que se dijo de él, en su histórico día de despedida. También recorrió la residencia.

Su secretario personal, monseñor Georg Gaenswein, dio un reporte al vaticano, y aseguró que "durmió bien, celebró la misa como lo hace habitualmente y desayunó", según la agencia AP.

A partir de ahora, no se sabrá mucho, no habrá mucho de qué hablar de este refugio en la casa veraniega del vaticano, donde se produce uno de los mejores vinos blancos de la región.

Benedicto XVI permanecerá mucho tiempo en su biblioteca de mas de dos mil libros, dará pequeñas o largas caminatas por los amplios jardines de la residencia y tocará el piano, éste última una vieja fascinación, que fue imposible ejecutar en sus ocho años como máximo jefe católico.

¿Muchos se preguntan y se seguirán preguntando qué puede motivar más allá del peso de la edad y el cansancio del trabajo, la renuncia de un papa, hecho que no ocurría hace siete siglos?

Para los creyentes, fervientes o no, la respuesta puede estar en la oración, para los ateos en la especulación.

En el periódico italiano La Repubblica, el periodista Francisco Merlo, dijo que el papa se iba a La Dolce Vita y que no podía ver mejor imagen que esa de Benedicto XVI siendo transportado en un helicóptero blanco al lugar donde podrá cerrar sus ojos para siempre y ser testigo de lo que él mismo predice: "la última etapa de su peregrinaje".

Benedicto está tranquilo. Benedicto a vuelto a tocar el piano.