Historias de discriminación en el Béisbol de Grandes Ligas

Historias de discriminación en las Grandes Ligas

Cuando se insulta o se agrede a un negro en Estados Unidos, estalla la agitación. El caso más reciente en el deporte fue el del coach Joe Mondragón, quien se expresó mal de unos jugadores negros.

Una vez el narrador Howard Cosell sufrió meses de duras censuras, después que mientras describía un juego de fútbol americano dijo…: “Esos negritos corren como monos”.

Jackie Robinson, más que nadie en la historia de las Grandes Ligas, sufrió duros ataques solo por ser negro, y atreverse a ser el primero de su raza en jugar por esas alturas en el Siglo XX.

Cuando en 1947 Jackie se inauguraba con los Dodgers, el mánager de los Phillies, Ben Chapman, hizo una de las campañas más crueles en su contra. Pretendía regresar el ambiente de los puros blancos.

Pero antes de Jackie hubo también incidentes históricos de insultos raciales, como el de Jake Powell en julio de 1938, uno de sus cinco años como outfielder de los Yankees. Estaban de visita en el Comiskey Park de Chicago, y antes del juego de esa tarde el narrador Bob Elson entrevistaba en vivo y por radio a Powell. Le preguntó…:

“¿Qué haces durante el invierno?”.

Era la época cuando los bigleaguers trabajaban cuando no había temporada para poder sobrevivir. La respuesta…:

“Soy policía en Dayton, Ohio, y mantengo mi brazo en forma tirando piedras contra las cabezas de los negros”.

En seguida cortaron la entrevista. Pero ya el mal estaba hecho. Al día siguiente los diarios de la comunidad negra en todo Estados Unidos pidieron la expulsión de Powell del beisbol; en Nueva York gritaban por las calles que boicotearían a los Yankees, y que no tomarían más la cerveza que fabricaba el propietario del equipo, el coronel Jacob Ruppert.

El comisionado, Kennesaw Mountain Landis, conocido como muy racista, suspendió a Powell, pero solo por 10 días, con esta explicación…: “Fue una frase no intencional, producto de un descuido”. El presidente de los Yankees, Ed Barrow, mostró su enojo al recalcar …: “Ha sido un desafortunado error que no debe cometerse nunca más”.

Mientras los periódicos de los negros se ocupaban del caso, los manejados por blancos nunca publicaron ni una letra. Pero después que reapareció Powell en Washington, donde le tiraron botellas y otros objetos mientras lo abucheaban, las publicaciones de los blancos dijeron que “la agresión sufrida por Jake fue peor que cuanto él hizo”.

Al regresar los Yankees a Nueva York, Jake, por iniciativa propia, fue a Harlen, el barrio de los negros, y recorrió durante una tarde con su noche, uno por uno, todos los bares del área. Se presentaba a toda voz diciendo…: “Soy Jake Powell”. Y en seguida daba explicaciones, presentaba excusas y brindaba cerveza a todos los presentes.

Jake jugó también para los Senadores, y terminó su carrera de 13 temporadas con los Phillies en 1945, con promedio al bate de 271.

Tres años más tarde, el cuatro de noviembre de 1948, en Washington D.C., fue arrestado por firmar cheques sin fondos. Mientras lo tenían en la estación de policía, pudo tomar el revólver de un agente, y se disparó un tiro en el pecho, antes de caer, se dio otro en la cabeza. Tan espectacular muerte terminó una corta vida de apenas 40 años.

Jake Powell fue un bigleaguer modesto, lejos del estrellato, pero durante su carrera protagonizó otras muchas anécdotas.

Una tarde, Jake le protestaba un tercer strike cantado al umpire Bill Klem, a quien después elevaron al Hall de la Fama. De pronto, frustrado por la situación, Powell tiró el bate tan alto como pudo. Todo lo que hizo Klem fue acercársele, y casi al oído le dijo con voz apacible…:

“Joven amigo, si ese bate desciende a tierra alguna vez… usted está fuera de juego”.

Por supuesto, el bate descendió, por lo que Jake no esperó la orden de su expulsión, sino que se fué al dugout con la cabeza baja.

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