Finalmente, y al cabo de más de 24 horas de tensas expectativas, el Departamento del Sheriff del condado de San Bernardino confirmó que efectivamente, los restos calcinados recuperados en la cabaña quemada pertenecen al expolicía y homicida fugitivo, Christopher Dorner.
Según el sitio de internet del Los Angeles Times, la identificación del cuerpo calcinado fue posible durante la autopsia a partir de los expedientes dentales del occiso.
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El anuncio significa que la cacería tras el cuadruple asesino Dorner, entre cuyas víctimas había dos agentes de policía, llegaba a su dramático fin. Christopher Dorner murió al final de un sitio de varias horas en una cabaña en la región de Big Bear en la tarde del martes.
Durante la confrontación, Dorner se había negado a salir de la cabaña, a la que entró fuertemente pertrechado, incluso después de que las autoridades lanzaron granadas de gases lacrimógenos, por lo que pasaron a utilizar bombas de gas caliente llamadas CS y altamente inflamable, que no hicieron salir a Dorner, pero sí incendiaron la estructura. Después de eso pasaron a derribar las paredes una por una utilizando un vehículo pesado y blindado. Al demoler la última pared, los agentes - y la prensa estacionada a poca distancia - escucharon un disparo, que podría ser el que puso fin a la vida de Dorner, a manos propias.
Una justificación del uso de la bomba de gas caliente fue que Dorner seguía disparando sobre los agentes y la noche estaba cayendo, subiendo las posibilidades de su huida o de más víctimas entre los sitiadores.
Anoche, la misma entidad había ofrecido una rueda de prensa en la tarde de ayer declarando que aún no podía confirmarlo.
"No puedo confirmar que se trate del cuerpo de Dorner, pero su comportamiento parece indicarlo", indicó anoche el teniente John MacMahon del Departamento de Sheriff de San Bernardino.
Por otra parte, el miércoles en la tarde se realizaron los funerales del policía, Jeremiah MacKey, quien murió en la balacera con el presunto asesino, que se cree que se encontraba en el interior de la cabaña que quedó consumida por las llamas.
MacKey, de 35 años, dejó huérfano a dos niños pequeños. "Los oficiales del Departamento de Sheriff de San Bernardino son los verdaderos héroes. Estoy orgulloso de ser parte de este departamento", agregó.
La búsqueda de Dorner aparentemente concluyó este martes en la tarde cuando salió del escondite, se robó dos autos, se atrincheró en una cabaña vacante en la montaña y montó una resistencia final en una intensa balacera en la que murió MacKey e hirió a otro antes de que el lugar fuese envuelto en llamas.
Hace apenas cinco años Dornen era un ambicioso y joven agente en el Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) y acusó a su supervisora de agredir a golpes a un enfermo mental, lo que le valió una reprimenda y posteriormente la expulsión
Dorner esperó varios años. Se hizo de numerosas armas de fuego. Incrementó su entrenamiento. Y en agosto pasado publicó en Facebook lo que la prensa llamó su "manifiesto", en donde da a concer su historia y prometió venganza sangrienta, entre otras cosas, de la que él ya sabía que no saldría con vida.
Finalmente, la semana pasada asesinó a sangre fría a la hija de un capitán retirado de la policía que había obrado como su propio abogado, conjuntamente con el prometido de la mujer, un exitoso entrenador deportivo.
Al día siguiente volvió a atacar, atentando contra la vida de policías y asesinando a uno de ellos. Finalmente, en el tiroteo en el día de hoy - el último de su vida - Dorner mató a otro agente de la ley.
Si bien los datos aún parecen indicar un escenario caótico, se indica que luego de varios días de intensa búsqueda en las montañas del área de Big Bear en el condado de San Bernardino, 50 millas al este de Los Angeles, Dorner salió del escondite donde se habría ocultado y procuró un vehículo para huir, quizás para cumplir su inicial cometido de escapar a México.
