Benedicto XVI: Visión clara y polémica

Benedicto XVI: Visión clara y polémica
VATICAN CITY, VATICAN - OCTOBER 16: Pope Benedict XVI attends a screening of a movie about his predecessor, Pope John Paul II, at the Paul VI Hall during the 30th anniversary of the John Paul II 's election as a pontiff, October 16, 2008, in Vatican City. (Photo by Franco Origlia/Getty Images)
VATICAN CITY, VATICAN - OCTOBER 16: Pope Benedict XVI attends a screening of a movie about his predecessor, Pope John Paul II, at the Paul VI Hall during the 30th anniversary of the John Paul II 's election as a pontiff, October 16, 2008, in Vatican City. (Photo by Franco Origlia/Getty Images)

Redacción / ContraPunto

Reseña del primer Papa que renuncia voluntariamente a sus funciones desde 1298.

CIUDAD DEL VATICANO - Siendo Prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, previo a ser ordenado Papa en 2005, Benedicto XVI se caracterizó como un acérrimo defensor de la ortodoxia de la Iglesia, aunque algunos le reclaman que por su cuestión de teólogo, no fue tolerante ni abierto con los cuestionamientos hacia la Iglesia Católica durante su pontificado.

Pese a su apariencia de rígido y celoso defensor de la Iglesia, el Papa que anunció su renuncia a partir del 28 de febrero por motivos de salud es en realidad una persona compleja, un incisivo pensador cuyas reservas por la cultura contemporánea y su amor por Mozart y Beethoven no lo apartaron de su principal preocupación en la vida: la persecución de la verdad.


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Si bien, fue notablemente diferente a su predecesor polaco Juan Pablo II en términos de personalidad, Joseph Ratzinger ofreció continuidad a una Iglesia huérfana de uno de sus más carismáticos y longevos líderes.

Al mismo tiempo, los eventos actuales desviaron con frecuencia el foco de atención de lo teológico. Y es que el papa tuvo que pasar una gran parte de su pontificado lidiando con los escándalos: primero por las acusaciones de abusos sexuales por parte de sacerdotes contra niños y jóvenes y después por una serie de denuncias en toda Europa sobre abusos a alumnos en escuelas católicas.

En ese sentido, el connotado teólogo español Juan José Tamayo catalogó a Benedicto XVI como “el gran Inquisidor de la fe cristiana” y declaró al importante rotativo “El País” que el Sumo Pontífice no ha sabido dar respuesta a los más de 1.200 millones de católicos que buscaban respuesta a cuestiones como la libertad de expresión y cátedra, limitado a su vez el pensamiento crítico de la iglesia.

La última renuncia voluntaria por parte de un Papa se remonta a 1298, cuando Celestino V claudicó al pontificado, apenas 5 meses después de ser electo sin la necesidad de un Cónclave.

“A este Papa le eligieron en la Edad de Hierro del Vaticano, en la Edad Media. Fue designado para luchar contra la corrupción y el autoritarismo de la época, pero se vio abrumado por el peso de la labor y lo dejó”, dice Tamayo sobre Celestino V.

Tamayo cuestiona además la tibieza con la que Benedicto XVI trató el tema de la pederastia, el cual fue el tema más espinoso durante su periodo como Papa. Para el teólogo español, el Papa no aplicó las sanciones acordes al derecho canónico y sin colaborar con los tribunales civiles.

Sus tendencias conservadoras también le convirtieron en objetivo de la ira de ciudadanos no católicos que se sintieron ofendidos por sus comentarios difamatorios, como en 2006, cuando se refirió en un discurso al islam como una religión "malvada e inhumana". El papa insistió en que los comentarios fueron sacados de contexto, pero las reacciones no se hicieron esperar.

Y en los últimos meses de su mandato, el mundo estuvo en ocasiones más concentrado en el escándalo conocido como "Vatileaks", en el que el ex mayordomo del papa filtró información interna confidencial a los medios italianos, incluyendo la imagen de un papa débil manipulado por las intrigas vaticanas, que en sus doctrinas teológicas.

Además, su conservadurismo en cuestiones eclesiásticas y sexuales dividió con frecuencia tanto a católicos como a no católicos. Pero ni sus críticos más duros pueden evitar valorar sus cualidades como una persona que sabe escuchar.

"No es un papa introvertido que mira al pasado", dijo de él Hans Küng, un teólogo disidente y fiero opositor de sus ideas, tras una inesperada reunión de ambos en 2005.

Nacido el 16 de abril de 1927, un Sábado Santo, en Marktl am Inn, una pequeña ciudad de Baviera, en el sur de Alemania, Joseph Alois Ratzinger era el tercero y más joven hijo de Joseph Ratzinger, un funcionario de la policía, y su mujer María.

Pese a que su padre rechazaba el nazismo, Ratzinger fue obligado a unirse a las Juventudes Hitlerianas como alumno del seminario y durante la guerra fue reclutado para prestar sus servicios en una batería antiaérea.

Su breve carrera militar se puso en el camino de su deseo de unirse a la jerarquía de la Iglesia, que aparentemente emergió en una edad muy temprana.

Según su hermano mayor, Georg, también sacerdote, Joseph tenía sólo cinco años cuando anunció por primera vez su intención de convertirse en cardenal. Después de la guerra, estudió filosofía y teología en la Universidad de Múnich y fue ordenado sacerdote el 29 de junio de 1951.

En 1953, se doctoró en teología con una tesis sobre San Agustín y se convirtió en profesor de la Universidad de Freising en 1958 y en la de Bonn un año después.

Sólo tenía 30 años cuando formó parte como asesor en el Concilio Vaticano Segundo entre 1962 y 1965 y acababa de cumplir 50 cuando fue consagrado arzobispo de Múnich y Freising el 28 de mayo de 1977.
Menos de un mes después fue proclamado cardenal por el papa Pablo VI.
En 1981, Juan Pablo II lo nombró prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, un puesto que le convirtió en el líder "protector de la fe" y que desempeñó durante casi un cuarto de siglo.

Como decano del Colegio Cardenalicio, presidió el funeral de su predecesor y también el cónclave que llevó a su elección en abril de 2005.

Fue durante el periodo de transición papal cuando Ratzinger emergió como favorito para el pontificado, impresionando a sus cardenales compañeros al predicar contra los peligros del secularismo y la "dictadura del relativismo", la idea de que todos los criterios de juicio son relativos en función de los individuos y las situaciones en que se ven envueltos.

El octavo alemán en convertirse en papa en los 2.000 años de historia de la Iglesia, y sólo el segundo papa no italiano en casi 500 años, Ratzinger eligió el nombre de Benedicto en honor de San Benedicto, el fundador del ascetismo europeo.

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